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Señor Y Señora Pólvora

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Annotation

El líder de una poderosa mafia de Boston queda fascinado por una hermosa chica metida de lleno en el negocio de la prostitución, por lo que se convierten rápidamente en amantes; lo que ninguno se espera es que el pasado de él, y el negocio de ella, podrían causarles más problemas de los que aspiran, sumado a varios conflictos territoriales y deudas sin resolver, logrando de esta forma que, lo que creían que sería un romance clandestino lleno de glamour y pasión, se convertiría en un caótico baño de sangre del que ambos serian protagonistas, impregnado con esencia a tabaco y pólvora.

01 - "La Reina De LA Noche"

Boston, ciudad manchada por el pecado y la avaricia, donde el dinero y el poder eran ley, la justicia y la moral eran chistes, y las cuentas pendientes se pagaban con sangre y pólvora. Muchas cosas se decían de aquella ciudad, de la gente que habitaba en ella, desde los hechos más monótonos, hasta los actos más monstruosos imaginables, el porqué el gobierno no hacía nada era un completo misterio, aunque muchos tenían sus teorías, alegando que toda esa ola de sangre y dinero, era conveniente para la política del país.

Era una fría noche de abril, las luces de los autos revelaban una suave llovizna no muy fuerte, pero que igual empapaba las calles de aquella ciudad consumida por la oscuridad, y la cual era el escenario de toda clase de actos delictivos de la más baja categoría.

Él caminaba de un lado a otro en aquella solitaria calle, jugueteaba con el cigarrillo en su boca mientras ocultaba sus manos en su chaqueta, estaba algo impaciente, no tenía nada mejor que hacer, ¿porqué esperaba tan inquieto aquel auto azabache?, sencillo, debía cerrar un negocio, uno sumamente importante, al menos para él sí lo era, ya que marcaba una alianza definitiva que mejoraría completamente la venta y distribución de sus productos, era la alianza perfecta, y eso le estaba preocupando, ya que en éste negocio, nada salia 100% a la perfección.

Un par de autos negros llegaron repentinamente, la suave lluvia hizo que la fría calle quedara más solitaria de lo habitual, solo había un grupo de hombres parados frente a un almacén de forma sospechosa, dichos hombres se acercaron a los autos que llegaban, de éstos, se bajó un hombre rubio vestido con ropa beige y esbozando una larga y divertida sonrisa.

— ¿Cómo te fue? — preguntó el de cabello negro sacándose el cigarrillo de la boca.

— ¡Muchachos, traigan le al jefe la mejor champaña!, ¡hay que celebrar que somos los dueños absolutos de Boston! — carcajeó alegremente palmeando los hombros del sujeto de cabello negro — ¡Lo logramos Cole, Freddy accedió a la alianza! — todos los presentes empezaron a chocar palmas y a hacer gestos de felicidad, el de cabello negro sonrió de lado suspirando con alivio, el trabajo de meses finalmente rendía frutos significativos para él.

— En ese caso no tenemos tiempo que perder — dijo volteando a ver a sus hombres — Muchachos comiencen a empaquetar las cosas, daremos el primer viaje a Nueva York mañana temprano.

— ¡Wow wow Cole, cálmate! — dijo el de cabello rubio tomandolo de los hombros y viendolo con atención — Jaj, amigo, llevamos meses trabajando sin descanso, Freddy finalmente accedió a la alianza, ¡es menos trabajo por hacer y más dinero para gastar!

— Más territorio implica más droga que empaquetar, Spencer. Más dinero que gastar en transporte y en la tajada para la policía, la ventaja es que ahora no debemos pelear territorio como antes.

— Ay Cole — rodó sus ojos con fastidio tomándolo de los hombros y susurrandole sutilmente — Amigo, el negocio está más que estable, las cuentas con Freddy son claras, ¡todo está bien! — lo miró con atención — Compadre, ¡tomemos la noche libre!, nos lo tenemos merecido... dime, ¿hace cuanto que no sales con una chica? — Cole rodó sus ojos con molestia — Anda tigre, déjanos respirar, te prometo que mañana temprano obligo a éstos lacayos a empacar droga como unos mal nacidos — Cole se quedó un rato pensativo viendo con atención a su amigo — Yo pago ésta noche — dijo sonriendole con picardia a su amigo, quien suspiró con pesadez y luego de sacudír un poco su cabeza, exclamó:

— Maldita sea, ¡está bien!

— ¡Sii, jajaja! — exclamó Spencer palmeando con algo de fuerza el hombro ajeno y caminando hacía los demás sujetos — ¡Vámonos a Queen's señores, yo invito! — todos los presentes gritaron de alegría mientras comenzaban a caminar hacía sus autos, Cole los miraba con atención dando otra calada a su cigarrillo, no le emocionaba en absoluto ir a lugares de ese estilo, pero llevaba meses concentrado únicamente en trabajo, y quizás sí necesitaba un respiro como dijo Spencer.

-

Las débiles luces rojas y magenta eran la única fuente de luz en aquel oscuro club, donde se lograban oír voces masculinas gritando por doquier, acompañados por sutiles y sexys sonidos femeninos que daban al lugar un aura picara y sin vergüenza, y era eso precisamente lo que caracterizaba a aquel problematico club, donde los hombres iban a apaciguar su lujuria con bellas mujeres que estaban dispuestas a hacer cualquier cosa por un precio razonable, y donde los mafiosos y criminales se reunían para perderse un poco entre la multitud, o quizás para hacer negocios en un sitio no tan llamativo.

— ¡Spencer, amigo mío! — habló un sujeto que atendía la barra — Vaya, veo que viniste con todos los muchachos.

— ¡Estamos celebrado Piddie, danos una ronda de Whisky para empezar la fiesta!

— ¡Whisky en camino, Spence! — avanzaba por el mostrador, hasta que cruzó miradas con unos ojos azules más fríos que la noche misma, el sujeto tragó en seco mirando con atención al chico de cabello negro — J-Jefe Okami — mencionó con voz algo temblorosa, el de cabello negro arqueó una ceja con seriedad.

— El jefe viene a divertirse, Piddie, sírvele algo fuerte — dijo Spencer palmeando el hombro de Cole para que éste bajara un poco la guardia, el pelirrojo de la barra se calmó un poco también avanzando hacía el estante donde tenían los licores — Quita la cara de mafioso cinco minutos, Cole. Así no vas a conseguír a una chica que quiera sentarse en tus piernas — bromeó golpeando suavemente su brazo con su codo, Cole suspiró pesadamente apoyándose sobre el mostrador, miraba a todos divertírse sintiendo un amargo sabor de incomodidad en su ser, a pesar de prácticamente vivir en lugares así, no se adaptaba a éste tipo de cosas, ver hombres maltratar y denigrar mujeres solo porque ello les excita, y ver mujeres drogarse y vender su cuerpo de forma cínica y sin vergüenza, por más tiempo que pasaba allí, aún no sentía que nadaba de forma orgánica entre aquellas aguas, a pesar de ser considerado un "tiburón blanco" en aquel sitio, él se sentía como un pez fuera del agua.

De momentos sintió su corbata apretar su cuello de forma algo brusca, quizás era la consciencia diciendole "no seas hipócrita", se soltó la corbata y un par de botones de su camisa, a la vez que el sujeto de la barra dejaba frente a él un vaso con licor, lo tomó entre sus dedos y lo bebió de un solo golpe, saboreaba el toque un tanto amargo y fuerte del Whisky quemándole la garganta, hace meses ese sabor le desagradaba totalmente, ahora lo amaba, sobre todo la sensación brusca en su garganta.

— ¡Damas y caballeros! — habló un hombre por un parlante llamando la atención de todos los presentes — ¡Permitan me presentarles a una de nuestras estrellas!, la cual está a punto de dar su acto, pero les advierto, pueden correr el riesgo de enamorarse — varias risas resonaron en el área — ¡Les presento, a la maravillosa Selena! — exclamó apartándose del escenario a la par que las luces en el lugar se apagaban, la única luz presente, era la del escenario, la cual estaba cubriendo a una chica que acababa de subir a la tarima.

Las voces y los silbidos de los hombres no se hicieron esperar, todos reaccionaron de inmediato a causa de la belleza y sensualidad de aquella mujer, cuyos atributos podía cautivar a cualquier hombre, piél blanca y liza como la nieve, pechos medianos y de tamaño similar al de un par de cocos, glúteos firmes y de buen tamaño, abdómen de diosa, piernas gruesas y tonificadas, y un rostro que parecía diseñado por ángeles; todo acompañado de una larga cabellera rubia ondulada que cubría un poco sus pechos. Vestía lo que parecía ser un uniforme de colegiala, solo que la falda era sumamente corta, la blusa le dejaba expuesto el abdomen y los pechos, y unos tacones negros le ayudaban a verse más alta.

Todos los hombres la miraban maravillados, la forma en que desfilaba en el escenario lenta y despreocupadamente, con ambas manos fijas sobre sus anchas caderas, y con aquella sonrisa provocativa que invitaba al pecado, solo lograba que todos los hombres presentes perdieran la cabeza, ninguno le quitaba los ojos de encima, incluído de igual manera, un sujeto de cabello negro que la observaba embobado desde la barra juntos con sus compañeros.

— Wow — susurró encantado mientras mantenía sus ojos azules clavados sobre los ojos de ella, un par de Jades preciosos, fueron ellos quienes llamaron la atención de Cole, y fueron ellos los causantes de que se generara en él, un loco deseo por aquella misteriosa chica rubia.

— Vaya jefe, creo que alguien quedó enamorado — bromeó Spencer golpeando el hombro de Cole con su codo.

— Nunca la había visto por aquí.

— Tampoco es como que pases mucho tiempo aquí Cole — dijo alzando sus hombros de forma incrédula — Si quieres puedo hablar con Regi para que te deje estar un rato con ella.

— No no, no hace falta — dijo bajando la mirada y dando otro trago a su bebida — No soy de hacer esas cosas, lo sabes.

— ¿De acostarte con una prostituta?, ay por favor Cole — rodó sus ojos con cinismo — Éstas chicas están trabajando, necesitan dinero, ¡al contratar sus servícios les estás haciendo un favor! — se levantó de su asiento y empezó a caminar hacía la tarima — Iré a hablar con Regi.

— ¡Spencer espera!

— ¡No no Cole, trabajas mucho, mereces un descanso viejo! — dijo mientras le daba la espalda y caminaba rumbo a la tarima donde estaba la chica bailando todavía, Cole suspiró pesadamente dando otro trago a su bebida, comenzaba a sentirse sutilmente ligero a causa del alcohol, pero no era nada que no pudiera soportar.

Fijó nuevamente su mirada en aquella joven, cuyos movimientos lascivos y sin verguenzas enloquecían a la multitud que la devoraba con la vista, un rubor inundó las mejillas de Cole, no sabía si era por el alcohol o por el increíble espectác*l* que "Selena" le estaba dando a sus fans.

— ¡Regi amigo mío! — exclamó el sujeto caminando hacía un hombre delgado que contaba alegremente un fajo de billetes, el hombre volteó a ver a su amigo y soltó una suave carcajada mientras iba a abrazarle.

— ¡Spence, compadre! — Exclamó abrazando al recién llegado — Hace siglos no veía tu trasero blanco por aquí. ¿Vienes por unas chicas?, tengo dos latinas que estoy seguro de que te harán pasar un rato increíble.

— Eso suena muy tentador, pero no vengo por algo para mí — explicó rodeando el cuello ajeno con su brazo y señalando sutilmente a la rubia que danzaba revelando su cuerpo en la tarima — ¿Cuanto por esa muñequita? — el sujeto soltó una risa un tanto incrédula mientras se cruzaba de brazos y negaba con la cabeza.

— Jajaj, ah no, no lo creo Spence, Selena no está en venta, lo siento.

— Compadre, no te negaré que la perra es linda, pero no es para mí ¿de acuerdo? relájate — sutilmente le ayudó a voltearse hacía el lugar donde estaba sentado el sujeto de cabello negro — El jefe vino conmigo, y se va a quedar sin sangre en las articulaciones por culpa de tu rubiecita.

El sujeto miró asombrado a Cole mientras se quedaba un rato pensativo, suspiró pesadamente mirando la hora en su reloj.

— Dame cinco minutos — comentó apartándose de Spencer y caminando hacía los vestidores, con una notoria expresión de seriedad y algo de preocupación, tal gesto no le dió importancia a Spencer, éste solo sacudió su chaqueta mientras sonreía victorioso y regresaba con Cole a darle las buenas nuevas.

— ¡Felicidades amigo, tienes una cita! — exclamó con diversión mientras llegaba con Cole y se sentaba junto a él, éste le miró con algo de molestia y las mejillas muy rojas, quizás por el alcohol, o por la s*xy danza de la rubia.

— ¿Porqué no la pides para ti y me dejas en paz? no quiero citas hoy, Spence — respondió de mala gana dando otro sorbo a su trago.

— Soy más de morenas y latinas, las rubias no son mi tipo — comentó apoyando su codo en el mostrador — Vamos Cole, necesitas un descanso, ¡anímate!, mueres por besarle el cuello a esa rubia, lo sabes.

— Cierra la boca — respondió de golpe mirandolo de reojo. Ambos guardaron silencio de repente al oír como la multitud enloquecía, todo a causa de que la rubia se quitó la falda y la blusa quedando unicamente en ropa interiór, aunque ésta cubría muy poco de lo que necesitaba ocultar.

Movía sus caderas con suavidad al ritmo de una lenta y muy sensual canción, examinaba con sus ojos verdes a la multitud que la deseaba, cruzando mirada con unos ojos azules que la detallaban maravillados, por más que éste intentase negar su deseo por ella. Se inclinó cuidadosamente dejando ver por encima el par de cocos que brincaban cada que ella hacía el más mínimo movimiento, la multitud gritaba enloquecida, ella era la reina de la noche, nadie en el lugar lo podía negar.

Agudos silbidos resonador por aquel estrecho local, las luces se apagaron y todos los presentes quedaron agitados, querían seguir viendo a aquella encantadora rubía, la cual casi corriendo bajó de la tarima y se escabulló por un pasillo que le llevaba a los vestidores.

— ¡Bien, ya terminó el show, hora de tu cita! — exclamó Spencer tomando a Cole de los hombros y empujándole rumbo al lugar donde estaban las "habitaciones especiales", varios hombres hacían fila ahí, un alto chico pelirrojo era quien cuidaba la puerta de que aquellos sujetos entraran a la fuerza y se propasaran con las bailarinas — ¿Qué tal, Félix? el jefe viene a una cita con esa preciosa rubia que causó sensación en el escenario.

— ¿Qué? — preguntó el pelirrojo algo asombrado — ¿con Selena?

— ¿Qué tiene, crees que el jefe es poca cosa para esa chiquilla?

— Para con eso, Spencer — comentó Cole apartando las manos ajenas de encima suyo, sacudió un poco su traje sintiendo su cabeza dar vueltas a causa del exceso de alcohol en su sistema.

— N-No es eso, jefe Okami — dijo el pelirrojo algo nervioso — Es solo que... tenía entendido que Selena no estaba en venta y-

— Pero para el jefe sí lo está, Félix — respondió el sujeto nuevamente — Si el jefe quiere a una chica, la va a tener, si el jefe quisiera contigo, tendrías que bajarte el pantalón sin dudarlo amigo mío, lo que el jefe quiera es ley.

— ¡Cierra ya la boca, Spencer! — reclamó Cole mareado ya de las palabras de su acompañante, no había que negar que él sí se había creado toda una reputación que era digna de temer y respetar, pero no le gustaba sobrepasarse de charlatán, cosa que a diferencia suya, Spencer adoraba hacer.

— Mandaré a que alisten a Selena, jefe — dijo el pelirrojo acercándose hacía una de las camareras para susurrarle unas cosas al oído, la chica asintió rápidamente y fue rumbo al interiór de los vestidores.

— Te lo agradezco Félix — decía mientras sacaba unos cigarrillos de su bolsillo y colocaba uno en su boca, Spencer le miraba con picardía arqueando una ceja mientras se cruzaba de brazos.

— ¿No que muy digno, jefe?

— Lo hago para que dejes de molestarme, no porque ésto me guste — renegó sacando su encendedor y haciendo lo propio con dicho objeto cancerígeno que sujetaba con su boca.

— Sí claro, estás que babeas por esa chiquilla, ¿porqué no dejas de hacerte el santo conmigo? — murmuró cerca de él mirandole de reojo con atención, el de cabello negro frunció sutilmente el ceño sacándose el cigarrillo de la boca y reteniendo el humo dentro de su boca.

— Como yo quiera actuar o no, es cosa mía — contestó de mala gana dedicándole una mirada filosa a su contrario, quien soltó una sutil risa nasal metiendose ambas manos en los bolsillos y apartándose un poco de él para perderse entre la multitud, Cole le miraba marcharse con poco o nulo interés, Spencer era al que más confianza le daba de sus hombres debido al tiempo que llevaban conociéndose, pero ello no significaba que dejaría que este jugara con él.

-

Pasaba suavemente la brocha sobre su piél rellenando la marca de un reciente golpe, debía lucir lo más hermosa posible, sino no iban a pagarle, y por consiguiente, ella no lograría pagar. Se miraba a través del viejo y maltratado espejo la vulgar belleza que reflejaba, un maquillaje exagerado, labial rojo intenso que incitaba al pecado, delineado negro en sus ojos dignos del súcubo más impuro, ese era el tipo de mujer que querían que fuera, era el tipo de mujer por el que pagarían grandes sumas de dinero.

— Ni todo el rubór del mundo cubrirá ese cachete hinchado que te ha dejado Regi, Selenita — dijo una chica detrás de ella que se colocaba un escote que muy poca carne lograba ocultar.

— Me parece hipócrita que hables de ocultar, Felina — dijo ella con expresión incrédula mientras se veía al espejo colocándose un poco más de lápiz labial — Siendo que llevas días tratando de ponerte ropa que logre tapar tu creciente embarazo.

— ¡No empiecen con sus peleas! — exclamó una chica de piél morena que llegaba a los vestidores, al verla, la chica que se estaba vistiendo inhaló profundamente y se alejó de ellas, se notaba que tenía muchos problemas. La recien llegada miró a la rubia maquillándose con delicadeza parándose detrás de ella y mirandola a través del espejo también.

— ¿Qué tan z*rr* me veo? — preguntó ácidamente la que se maquillaba.

— Lo suficiente — murmuró agachándose junto a ella para verla con algo de pesar — Te llegó un cliente, Sel — detuvo el movimiento que hacía con su mano para sujetar la brocha de rubor, en su lugar, miró a su contraria como si de un espectro se tratase, no creía lo que oía.

— ¡¿Qué?!, ¡¿Kelly de qué estás hablando?! ¡¡Regi me prometió que-

— Es el jefe Okami — un silencio abrupto inundó el lugar, la chica sintió cómo su sangre se enfrió por completo, estaba a nada de desmayarse, la camarera inhaló con pesadez tomándola suavemente de los hombros — Sabes que él no puede hacer nada, Sel. Será solo por ésta ocasión.

— El jefe Okami nunca viene — murmuró ella sintiendo un doloroso nudo en su garganta.

— Pues está afuera esperándote — se reincorporó arreglando el escote de su revelador vestido azúl — Arreglaremos la habitación 11, vístete y vé para allá, cuando estés lista, le diré que vaya a verte — dijo empezando a caminar rumbo a la puerta, se detuvo un momento para voltear a verla nuevamente — Trátalo bien, Selena. Si no quieres acabar en el basurero del callejón, no hagas una de tus estupideces — concluyó cerrando la puerta del lugar, dejando un abrumador silencio detrás suyo.

Todas las chicas en el lugar que allí se arreglaban miraron con algo de preocupación a la rubía, quien se miraba a sí misma en el espejo con terror, apretaba sus puños tratando de contener el llanto, la impotencia de no poder negarse le carcomía, sumado al hecho de que no era cualquier matón drogadicto con el que debía acostarse, era con el dueño y señor del suelo donde caminaba, del colchón sobre el que dormía, hasta del jabón con el que limpiaba su cuerpo luego de trabajar, si hacía algo que a dicho sujeto no le gustase, fácilmente la iba a desaparecer del mapa.

— Ten, lo vas a necesitar — dijo una chica de cabello corto y color azúl que se paraba junto a ella, ofreciéndole un preservativo. Selena alzó la mirada detallando a aquella chica con sus enrojecidos ojos llenos de cólera y frustración, golpeó la muñeca ajena haciendo volar el condón, se levantó de forma brusca de su asiento apartando de mala gana a sus compañeras para irse hasta un clóset que llevaba su nombre, abrió éste rebuscando entre sus vestidos, sus manos temblaban levemente, odiaba tanto ponerse así.

Rebuscó hasta que encontró un traje negro de lentejuelas, el cual en las partes más privadas, tenía una tela semi-transparente que no dejaba nada a la imaginación. Comenzó a desvestirse mientras ya sin poder contener el llanto, dejó escapar un par de lágrimas empapadas en rabia y arrepentimiento, cualquiera diría que ella estaba adaptaba a ésto, pero era todo lo contrario, prefería ser golpeada un millón de veces, a que cerdos que no conocía tomaran su cuerpo de la forma más indeseable y desagradable posible.

-

Saboreaba la nicotina en su paladar sin una sola de desagrado hacía ella, sabía que dicho amor por el tabaco lo mataría, pero era una muerte que aceptaba gustoso, nada le ayudaba más con sus nervios que aquel objeto cancerígeno.

— Selena está lista — pudo oír salir de los gruesos labios de la camarera que salía del pasillo y se acercaba a él casi con miedo. Asintió sacando un par de billetes de su bolsillo y entregándoselos a la mujer, quien los tomó algo apresurada agradeciendo pro debajo y metiéndolos en su escote al mismo tiempo que se marchaba del lugar, no sin antes entregarle en sus manos a él una llave adornada con una etiqueta que recalcaba que estaba destinada para abrír la puerta de la habitación número 11.

Empezó a caminar por aquel largo pasillo, cuya única luz era una débil lámpara rojo neón que era muy poco lo que iluminaba, casi parecía un candelabro de aceite. Sus pisadas toscas casi ni se lograban oír a causa de la escandalosa música y del concierto de gritos que daban las chicas en las demás habitaciones, todo ese ambiente le daba tanto asco.

Colocó la llave en la cerradura abriendo la puerta sin mucha dificultad, entró despacio a la habitación, la cual estaba desordenada e impregnada de un asqueroso aroma a licor y perfume barato. Entró al lugar divisando rápidamente a una rubia sentada en la orilla de la cama con las piernas cruzadas, la poca luz ayudaba a que su presencia fuera igual de misteriosa y s*xy que en el escenario, Cole la detalló de arriba a abajo sin pena alguna, el alcohol le quitaba la timidéz de encima, aunque no había mucho que él no le había visto ya, luego del salvaje espectác*l* que ella dió en el escenario no hace mucho.

— Buenas noches guapo — murmuró ella sutil y sensualmente pasando una de sus manos por sus suaves y pálidas piernas, las cuales ganaron rápidamente la atención de él. "Jefe Okami", eso no dejaba de resonar en la cabeza de ella, no podía negarlo, estaba nerviosa, de todos los amantes obligados que tuvo, éste sin duda es el más importante con el que ha llegado a estar, ello no le alegraba, al contrario, le aterraba.

— Buenas — susurró él con voz ronca, haciendo que a ella se le erizara la piél compeltamente.

Él se quitó su saco y aflojó un poco su corbata, el calor empezaba a matarle, sobre todo después de ver a tan encantadora mujer frente a él.

— ¿Qué edad tienes? — preguntó él sin pelos en la lengua.

— Veinticuatro — dijo ella pasando una mano por su pecho.

— ¿Porqué siento que esos bellos ojos verdes me mienten? — ell bajó levemente la mirada sintiendo sus mejillas arder, debía admitirlo, él era muy atractivo.

— ... Veintiuno — susurró mirando a otro lado, Cole soltó una suave risa nasal tomando un banquillo junto a la cama para sentarse frente a ella, desabotonó un poco su camisa dejando expuesto su pecho, ella lo detalló sutilmente, empezaba a confundirse, parecía que él era el que quería seducirla a ella.

— ¿Qué quieres hacer conmigo, guapo? — susurró mirándole con atención, Cole sacó la caja de cigarrillos de su bolsillo para sacar uno y mostrarle dicho objeto a la chica.

— ¿Fumas? — preguntó inclinando un poco la cabeza, ella arqueó una ceja confundida, tomó uno de los cigarillos y se lo colocó en la boca, manchándolo un poco con su intenso labial rojo.

Cole sacó un encendedor de su bolsillo y lo usó para ayudarla a ella con su cigarrillo, se notaba que ella tenía experiencia fumando. Dió una calada para echar la cabeza hacía atrás dejando escapar el humo, era tan delicada hasta para dejar correr aquel humo cancerígeno por la habitación, el cual por cierto, le añadía un mejor aroma al lugar.

— ¿Cómo te llamas?

— ¿Cómo quieres que me llame?

— Escuché que te dicen Selena, pero no creo que ese sea tu nombre — arqueó una ceja algo intrigada.

— Vaya, ¿y qué le hace pensar eso, jefe Okami? — él alzó una de sus manos y la acercó al pecho de ella, bajando un poco la lencería negra que cubría su piél, revelando un pequeño tatuaje de una luna, que llevaba una letras L en el centro de éste.

— Hasta donde sé, Selena no empieza con "L" — dijo algo pícaro, ella sonrió correspondiendo la picardia de él, limitandose solo a retirar la mano ajena de su pecho.

— Si quieres verlas, no hace falta que tomes de excusa mi nombre.

— Quiero sabes tu nombre. Después del bailecito que diste hace rato, vi lo suficiente de tus pechos, lo que aún no sé, es tu nombre — murmuró con voz ronca acariciando las caderas de ellas — ¿O acaso ese es secreto de estado?

— No acostumbro decirle mi nombre a clientes, política de la empresa — alzó cinicamente sus hombros acercando su mano al cuello de él para acariciarlo un poco — ¿Y cómo debería decirte a ti, "semental"?

— Solo Cole, ya con que mi amigo me ponga en un pedestal tengo suficiente — dijo rodando sus ojos con fastidio.

Ella le sonrió con picardía nuevamente levantándose de la cama para sentarse en el regazo de él, Cole le miró arqueando una ceja.

02 - "El Rey De La Noche"

— ¿Qué pasa, voy muy rápido para ti?

— Algo — murmuró mirandole a de arriba abajo con atención, pero un leve aire de indiferencia, ello le causó a ella algo de incomodidad — No lo tomes a mal, Selena, eres muy hermosa, pero no es mi estilo coger con alguien sin conocerla un poco primero.

— ¿Mh? — sonrió algo curiosa y divertida — ¿Perdona?

— Oye, no acostumbro hacer éstas cosas ¿okey? cualquier cosas que hayas oído de mí, quizás la mitad hayan sido exageraciones de Spencer.

— Mh, Spencer — dijo ella rodando sus ojos con molestia, ésto le generó a él algo de intriga y recelo.

— ¿Lo conoces?

— ¿Que si lo conozco? el imbécil no falta a ninguna de mis presentaciones, y era cliente recurrente cuando aún recibía hombres aquí — murmuró pasando ambas manos por el pecho de él, debía admitir que se le hacía muy atractivo su cliente.

— ¿De qué hablas? — ella bufó algo frustrada.

— ¿En serio pagaste solo para hablar, o harás lo que se supone que h

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