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Atado a ti por siempre

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Annotation

Matthew Carpenter es un exitoso empresario que perdió a su esposa Allison, una agente encubierta de la CIA, que murió por salvarle la vida a Matt. Para salvar la reputación de su empresa, su padre lo obliga a casarse con Emily, su ex novia de la universidad. Matt acepta el matrimonio por conveniencia, pero su corazón sigue atado a Allison por siempre. Matt no cree que Allison haya muerto y contrata a un investigador privado para averiguar la verdad ya que le habían mentido en varias ocasiones. Matt y Emily viajan a Miami para celebrar su boda, pero allí Matt se topa con el hermano adoptivo de Allison, que también era su compañero de trabajo en la CIA. Matt lo sigue hasta su casa, donde encuentra al investigador que había contratado atado en una silla. Matt lo libera, pero la familia de Allison se da cuenta de su presencia. ¿Qué secreto oculta el pasado de Allison? ¿Qué hará Matt cuando se enfrente a una revelación que cambiará su vida para siempre? ¿Qué hará Emily para conservar a Matt a su lado? Descúbrelo en “Atado a ti por sempre”, la apasionante continuación de “Mi jefe”.

CAPÍTULO 1: Nuevo compromiso.

La mirada de todos estaba puesta sobre mí…solo espero que esta sea la decisión correcta. —me casaré con ella…con una condición. —frunzo mi ceño al verlos abrazarse y festejar el hecho de que estén obligándonos a casar…Allison…ahora estoy sintiendo lo mismo que tú al haberte presionado a casar conmigo, espero que puedas perdonar todo lo que te hice…mi corazón será siempre tuyo, estaré atado a ti por siempre…

-¿Cuál es esa condición, hijo? —preguntó mi padre con esa mirada de “Matthew si la cagas te mato”

-Ella firmará el contrato para que así yo pueda quedarme con la empresa, pero antes se le harán unos cambios, cómo esa absurda idea de los hijos, no los habrá, ella será parte de la empresa en el puesto que quiera y nos mudaremos de casa hasta que el contrato termine. —mencioné mientras me acercaba a Emily. —no esperes una relación más allá de una amistad, es tu decisión si quieres continuar con esto.

-Estoy dispuesta a lo que sea porque ayudarte es lo más importante para mí. —dijo sonriendo y tomándome de las manos. —además será divertido.

-De acuerdo, entonces nos casaremos cuando tú quieras. —me separé cuando los padres de Emily se acercaron a abrazarme y felicitarme por la boda. —me disculpan, pero tengo algunos asuntos que arreglar, pero papá deberías llevarlos al restaurante Per se, celebrar y eso, corre por mi cuenta.

-No te preocupes hijo, te salvas hoy, pero está noche no, será una cena con varios invitados para anunciar su compromiso. —aunque mi papá casi me asesina con la mirada aceptó y salieron todos de la casa. Suspire caminando a las escaleras, pero la voz de Alexa hizo que me detuviera. 

-¿Estás seguro de esto? No creo que debas hacerlo…a papá se le pasará en unos días que las cosas se calmen. —me gire mirándola, levantando una ceja.

-Alexa…no te metas, si quieres ayudar a Emily con la boda hazlo y si no me da igual, pero ya basta de que te creas con el derecho de opinar en mi vida o de que creas que tienes que cuidarme, por si no te has dado cuenta yo soy el mayor aquí…sé lo que hago, no necesito que me cuides, ahora vete. —no le di tiempo de responder ya que subí a mi oficina, al entrar tomé el teléfono haciendo una llamada para que me trajeran un auto nuevo mientras sacaba todos los pasaportes de Allison, los guarde dentro de la bolsa interna de mi saco y me senté en la silla frunciendo mi ceño al colgar el teléfono.

Revise la hora en el reloj sobre mi escritorio ansioso, maldita sea ya casi son las dos de la tarde y aun no llega el auto, tendría que estar con el sujeto que va a investigar todo sobre Allison…o mejor dicho Anahí. Me levanté rápidamente unos minutos después al escuchar el timbre, al salir mire a un señor el cual me entregó las llaves del auto, le di las gracias firmando un papel y subí al auto conduciendo rumbo hacia la cafetería cerca de Central Park en la que habíamos quedado de vernos, solo espero que no se vaya por culpa de mi impuntualidad. Quince minutos después ya me encontraba frente a la cafetería, me estacione y baje del auto entrando casi corriendo al lugar, busque con la mirada al señor Coleman, al encontrarlo me acerque a él estrechando su mano.

-Mucho gusto señor Coleman, lamento la demora. —me senté frente a él sacando los pasaportes de Allison dejándolos frente a él. —necesito que averigüe todo sobre ella al parecer su nombre es Anahí Smith, una agente de la CIA…murió hace unos días o eso es lo que me dijeron, solo quiero saber que era de su vida.

-Señor Carpenter meterse en los asuntos de la CIA no es algo que se deba de hacer, puede ser peligroso para ambos. —dijo tomando los pasaportes haciendo una mueca al abrirlos. — ¿Está seguro de que ella murió?

-Me entregaron sus cenizas…pero pienso que solo me mintieron por todo lo que sucedió entre nosotros…intente buscar algo sobre ella, pero no encontré nada…por favor, necesito que me ayude, es mi última esperanza. —pase mis manos por mi rostro frustrado y apoye mis brazos en la mesa mirándolo.

-De acuerdo…lo ayudaré, pero tendrá que ponerse en forma por si las cosas se complican dudo mucho que no intente hacer algo para evitar que investigue. —asiento despacio al escucharlo. —además de que esto no saldrá nada barato.

-Hecho…haré lo que sea necesario y por el dinero no se preocupe, tendrá la mitad mañana y el resto cuando termine el trabajo. —cuando se puso de pie hice lo mismo mirándolo confundido.

-Me pondré en contacto con usted en cuanto tenga algo, solo recuerdo que esto puede tardar un poco así que sea paciente. —estrecho mi mano y salió del lugar… ¿Ser paciente? No puedo serlo…pero no me quedará de otra.

Cuando salí del lugar subí a mi auto conduciendo de regreso a mi casa, al llegar subí a mi habitación quitando mi ropa dejándola en el cesto, me acerqué a mi armario sacando mi playera blanca, un pans gris y mis tenis. Me vestí rápidamente para después alistar una maleta, en cuanto termine salí de la casa subiendo al auto y conduciendo hacia el gimnasio de box de un amigo, estoy seguro de que él me puede ayudar.

Hice una mueca al estar frente al lugar, no soy fanático de estas cosas, pero creo que será lo mejor, baje del auto entrando al gimnasio acercándome a la recepcionista y preguntando por Félix.

-Dígale que Matt quiere hablar con él. —ella lo llamó y me pidió que pasará a su oficina. —Gracias. —caminé hacia dónde me indicó y al entrar sonreí levemente. —hola Félix, necesito un enorme favor.

-Hola Matt, claro, ¿en qué necesitas mi ayuda? —me senté frente en la silla frente a su escritorio y apoyé mis brazos mirándolo.

-Necesito que me entrenes, ya sea defensa personal, box o lo que sea que me ayude a defender, estoy a punto de meterme en algunas cosas que es mejor que no sepas. —confió en él, lo conozco casi de toda la vida, pero no quiero ponerlo en riesgo.

-Uhm... eso no suena muy bueno, pero te enseñaré todo lo que se, aunque tomará algo de tiempo, te ves bastante debilucho. —me dijo burlándose de mí y rodé mis ojos. — ¿Qué días quieres venir a entrenar y cuántas horas?

-No importa, ¿podemos empezar ahora? —asiente levantándose y camino detrás de él. —vendré por las noches o incluso si quieres puede ser mi casa, eso me da igual y lo máximo que pueda entrar está bien.

-Vaya... te tomarás esto muy en serio, ¿cierto? —dijo mientras entrabamos a los vestidores. —toma ese casillero, primero haremos calentamiento y por ahora harás una hora, conforme avances irán aumentando las horas, sin reproches Matt.

-Está bien, pero eso sí, no quiero terminar cómo una bola de asteroides cómo tú. —sonreí dejando la maleta en el casillero, ambos salimos entrando a una habitación con algunos costales, peras y ese tipo de cosas.

-Para empezar ni siquiera consumo esas porquerías y además no estoy tan musculoso. —me indicó que me parara frente a un espejo y lo mire levantando una ceja. —primero vas a calentar, empezarás trotando en tu lugar por cinco minutos, descansarás entre cuarenta segundos a un minuto, posteriormente harás dos series de quince sentadillas, solo con descansos de veinte segundos, tu espalda debe de estar recta cuando bajes, por último, saltarás la cuerda por cinco minutos después descanso de un minuto y luego el entrenamiento, ¿entendido?

-Sí... entendido a la perfección. —comencé a hacer lo que indicó, espero no morir en el intento.

-Bien, prepararé todo para el entrenamiento y cuida la postura. —asentí sin dejar de trotar, respire hondo mirándome en el espejo e hice una mueca, espero que esto me ayude a estar un poco más distraído y no pensar tanto en Allison, aunque lo que menos quiero es olvidarla. Mi respiración estaba agitada, mi cuerpo comenzó a sudar, en definitiva, no tengo condición para esto y eso que *p*n*s es el calentamiento. Al terminar de calentar camine hacia Félix. — ¿Ahora qué haremos? —pregunté extendiendo mis manos frente a él cuando me lo pidió.

-Te enseñaré algunos golpes básicos, después de eso los vas a practicar en el costal, recuerda cuidar la postura para no tener lesiones. —asentí mirando cómo enredaba las vendas en mis manos. —primero vamos con el Jap es un golpe con la mano izquierda. —me colocó los guantes para después pararse frente al costal. —extiendes el codo rápidamente de forma paralela al suelo y se retrae a su posición inicial, al mismo tiempo que golpeas tu cadera debe girar ligeramente, esto ayuda a tener más fuerza en el golpe. —asiento mirando cómo lo hace. —harás seis golpes con tu mano derecha, luego el Jap por veinte minutos.

CAPÍTULO 2: Nuevo compromiso II.

Me enseñó cada uno de los golpes y después de un poco más de una hora ya me encontraba en las duchas agotado, mi cuerpo dolía demasiado pero el agua fría me relajo un poco. Terminé minutos después y salí del lugar escuchando la risa de Félix al topármelo en el estacionamiento, en estos momentos lo odio tanto, subo a mi auto conduciendo hacia mi casa, solo quiero llegar a dormir toda la maldita tarde. Llegué lo más rápido que puede, dejando las llaves del auto en el mueble de mi habitación en cuanto entre, me acosté en la cama cerrando mis ojos soltando un quejido por el dolor en mis brazos.

Desperté al escuchar el sonido del teléfono resonar en la habitación, estire mi mano tomándolo y conteste sin abrir mis ojos, aunque la molesta voz de mi padre me hizo abrirlos. —hijo tienes media hora para llegar, serán casi las ocho de la noche y la cena será en media hora. —por su tono de voz supuse que estaba furioso. —no me hagas ir por ti, no quiero que te comportes cómo un adolescent

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