Llora por favor, te lo suplico.
- Genre: Romance
- Author: Brenda Salazar
- Chapters: 67
- Status: Completed
- Age Rating: 18+
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- ⭐ 7.5
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Annotation
Lucas, un hombre criado para gobernar y pasar por sobre los demás. No conoce lo que es un beso, una caricia ni mucho menos una palabra afectuosa. Sus fríos padres lo guiaron para ser uno de los más grandes lideres de la mafia de su país. Por una casualidad, conoce a la única persona capaz de darle un poco de calidez a su fría y tétrica existencia. Ella, debe ser "adaptada"; para vivir una vida a su lado, por lo que constantemente la hace pasar por circunstancias muy difíciles para muchas personas. Pero que ella, con una gran sonrisa, siempre hace hasta lo imposible por él, lo cuál. Lo hace desarrollar un terror a la soledad y la frialdad a la que estaba acostumbrado antes de conocerla. Derivando en muchas malas decisiones que no solo terminarán alejándola de él. Sino también, desarrollar un temor, horror, desagrado y, hasta asco por él. ¿Será capaz Lucas de volver a recoger los pedazos de su delicado corazón hecho trizas?
Preludio
—Ugh, ha, ha. —¡Ximena! ¡Regresa! ¡No hagamos esto más difícil! Una chica de complexión delgada se escondía bajo unas escaleras obscuras a mitad de la noche, mientras un hombre de cabello negro la buscaba junto a otros hombres. “Mi nombre es: Ximena Ramírez. Ese hombre, es… mi esposo. En el pasado, era el hombre que más amé en mi vida y por el cual habría dado absolutamente todo de mí.¡Je! Bueno, lo di. Dejé a mi familia, amigos, dinero… dignidad… Ya no me queda nada… Ahora estoy corriendo por mi vida y ocultándome. Ni siquiera sé porque, ya no tengo nada ni a nadie desde hace mucho tiempo. Él se aseguró de eso incluso sin yo darme cuenta. Soy una estúpida. ¿Por qué correr ahora? ¿Por qué querer escapar? Porque… no se me permite ni siquiera morir. La primera vez, fue veneno: sufrí encerrada en una habitación solamente recibiendo comida y agua por diez meses. Hasta que le supliqué a mi esposo mientras me estaba tomando en ese momento, que por lo menos me permitiera tomar el sol. La segunda: Me corté las venas, fue doloroso, y, cuando lentamente perdía la razón creyendo que por fin había logrado mi libertad. Lloré de alegría con cierto alivio, sin embargo, desperté cuatro días después, atada a una cama de hospital. No fui liberada, hasta que traté de cortar mi lengua mordiéndola: Volví a la habitación, sin embargo, ahora con una advertencia. Si volvía a intentarlo: Mis padres morirían conmigo… Ellos no merecían eso, su hija estúpida y desobediente, se casó con un hombre terrible que creyó podría cambiar con su ayuda. Ellos se opusieron terminantemente, no obstante, ella incluso amenazó con su propia vida si no la dejaban hacerlo. Con temor de perder a su hija, la más pequeña de la familia, aceptaron con todo el dolor de su corazón. Sus tres hermanos mayores, no reconciliados, buscaron desesperadamente la manera de alejarla de él, todo el mundo sabía la clase de bestia inhumana que era ése hombre. Todos, menos ella... O tal vez sí. Creyó soberbiamente que ella sería capaz de hacerlo cambiar. Pero la realidad la golpeó de lleno cuando descubrió el asesinato de su tercer hermano mucho tiempo después… ¿Qué esperaba? ¿Amor? ¿Atención? ¿Una familia? Ese hombre no conoce ninguna de esas cosas. Siempre es frío e indiferente, rígido y seco. Nadie puede estar a su alrededor sin sentirse estresado e incómodo. Obstinadamente, hice oídos sordos a ello y traté de ser la esposa perfecta, cariñosa, comprensiva, amable y complaciente en todo lo que fuera que me pidiera. El sueño duró. Solo solo un año... Pero... ¿Cómo es que llegamos a esto...?
Al enterarse de la muerte de su hermano, le pidió permiso a su marido para ir a casa de sus padres. Pero lo que obtuvo, fue un arranque de ira de parte de él. Al principio que no sabía nada, solo se asustó debido a que a él no le gustaba que saliera. Debido a su trabajo muchos buscaban fervientemente momentos de debilidad para aprovecharse de él. O, mejor dicho, deshacerse de él. Ximena siempre se mantuvo al margen, pero trataba de ser un apoyo incondicional para él. No obstante, él siempre era frío y distante. Cosa que poco a poco, decepción tras decepción, fue enfriando lo que en un principio era un corazón en llamas. Y lo que lo destrozó sin piedad, fue la triste muerte de su hermano mayor. Lucas nunca se había quejado debido al rechazo de su familia. Nunca visitaron a sus padres, pero no había evitado que los llamara. Hasta cierto momento. De una manera u otra, le era imposible llamarlos, ya fuera el trabajo que le imponía o las salidas constantes a distintos lugares, ella era tan feliz de pasar tiempo con él. Que se olvidó de absolutamente todo, creyó que, aunque no sabía expresarse, la amaba y trataba de compensarla de otras maneras. Siempre que tenían s*x*, él era cariñoso, delicado y hasta tierno. Su primera vez fue tan mágica y tierna, que su amor por él rompió cualquier duda que hubiera quedado en ella, debido a las constantes advertencias de su familia. Su cuerpo perfecto, su negro casi azulado cabello, ojos negros impenetrables y agudos. Su expresión que siempre parecía inquebrantable, en esos momentos se veía hambrienta y llena de deseo que la hacía sentir la mejor mujer del mundo entero. Para ella, no había nadie más que él en el mundo. Sin embargo, una noche mientras le llevaba un refrigerio a la oficina… —Señor, la familia Ramírez interpuso una demanda esta mañana. Exigen el divorcio de la señora Ximena y, acusarlo formalmente del homicidio de Emiliano. CRASH! La charola, con todos los platos y vasos se rompió a los pies de Ximena. Su rostro pálido lleno de incredulidad, terror y dolor, fue lo primero que observó Lucas al abrir la puerta. Ximena al verlo no pudo articular palabra, sólo abrió los labios pálidos y secos una y otra vez como un pez fuera del agua. Lucas dio un paso hacia adelante y, ella por reflejo dio uno hacia atrás. El pasillo quedó en envuelto en un silencio sepulcral. Ximena mucho tiempo después por fin habló con una voz tan baja como la de un mosquito pero que era claramente audible en el silencioso pasillo. No podía ver con claridad el rostro de Lucas debido a que él estaba a contra luz. Pero casi podía sentir esa fría e indiferente mirada recorrer su cuerpo como si fuera una mísera basura. Se estremeció y cubrió su rostro, hasta ése momento se dio cuenta de que su rostro estaba completamente empapado en lágrimas. Tenía un terrible nudo en la garganta que le impedía hablar, y los recuerdos de sus viajes y momentos juntos inundaron su mente. —T… Tú… Mientras más trataba de procesarlo, su cuerpo y consciencia se desvanecían de a poco. Resistiendo hasta lo más que pudo, escuchó la voz de Lucas: —No pueden obligarnos a divorciarnos si tú no lo quieres… Su voz fría le provocó un pinchazo doloroso en el pecho, nunca, cuando necesitó consuelo jamás lo tuvo por parte de él... Lloraba sola, y salía fresca para mostrarle una sonrisa. No estaba su madre para abrazarla y darle palmaditas en la espalda. Ni sus hermanos amenazando buscar venganza por ella, aunque se tratara de algo insignificante. Su hermano... —Mi… Mi hermano, eso es mentira ¿Verdad? Al abrir los ojos recostada en la cama, el rostro de Lucas fue lo primero que observó. Y esas fueron sus primeras palabras para él. Por primera vez en todo ese tiempo le sostuvo la mirada esperando respuesta, aunque no podía verlo claramente, sabía que no mostraría una sola grieta. Era frío, indiferente y cuando se trataba de trabajo, podía ordenar que asesinaran a alguien como si se tratara de ir a recoger flores. E incluso él mismo era capaz de torturar y asesinar a alguien con paz y tranquilidad como si solamente se tratara de ir de paseo. Ella la primera vez tembló y lloró por días. Lucas estuvo muy molesto por semanas. Tuvo que adaptarse. Al final. Hubo ocasiones en las que el salía de la habitación con las manos y rostro empapados en sangre y ella misma con un pañuelo húmedo lo limpiaba con dedicación y dulzura. Sin darse cuenta, se puso de pie y se acercó a él mirándolo fijamente buscando cualquier indicio de algo. Al final en shock y, como si algo en su cabeza se hubiera roto. Se cubrió la cabeza y cayó de rodillas con los ojos desorbitados y jadeando. Perdió cualquier consciencia y todo se quedó obscuro… *************** —Huf, huf… Señor… No… No podemos encontrarla. —Traigan aparatos de visión térmica, si ella no aparece, todos ustedes morirán aquí. Su mirada firme y casi diabólica más su aura insoportable, estremeció a los presentes. Todos tragaron y casi querían gritarle a Ximena suplicando para que apareciera. El más molesto de todos era Lucas, ella era una excelente mujer, ¿Cómo diablos había pasado eso? Se mordió el labio furioso mientras recordaba su mirada suplicante y su demacrado rostro. Ya no quedaba un rastro de la hermosa sonrisa que una vez le dedicó, ni del calor y amor que desbordaba su mirada. Ahora solo veía miedo, desesperación y dolor. Si se hubiera tratado de cualquier otra mujer, la habría desechado al instante, no se molestaría por ella e incluso él mismo la habría echado desde mucho antes. Sin embargo, a diferencia de otras con miradas sin un solo atisbo de emoción. Llenas de gemidos y cumplidos falsos. Ella se lo dio todo sin condiciones y él lo notó. Debido a su crianza y su cantidad de tiempo en soledad, era un completo inútil para expresar amor. Pero siempre se lo dio todo a manos llenas. Amaba verla sonreír, sentir su amor y preocupación, tocarla, besarla, la veía como un ser frágil y hermoso que llegó para aliviar su interminable dolor, desesperación y soledad. Pero no supo en qué momento todo se desmoronó.
Estupidez
Sabía que esa desesperante obsesión solo la haría quebrarse más. Pero estaba completamente dispuesto a aferrarse a ella así se desmoronara en sus manos. Era suya, en cuerpo y alma era suya. Nadie, sin importar quién fuera se la arrebataría, y ella, jamás podría librarse de él sin importar que. —Traigan a su hermano mayor, si no está aquí en dos horas. Él también morirá… Ximena se atragantó llena de rabia e impotencia. Apretó los puños y dientes mientras se ponía en silencio de pie y salía de su escondite. No dudaba de que lo hiciera porque estaba furioso, y su familia no tenía ninguna cuenta que pagarle a esa serpiente tan grande en la que ella misma se había envuelto. Al verla, Lucas asintió satisfecho, estaba por acercarse a verificar que estuviera bien, sin embargo, antes de que pudiera tocar su hombro ella levantó la mirada que había estado fija en el suelo y lo miró con un odio inconmensurable. No articuló p