Entre el amor y la venganza

Me despierto sobresaltada al escuchar gritos y un fuerte sonido, mi reacción natural había sido bajarme de la cama y tratar de esconderme, mi corazón comenzó a latir muy fuerte cuando una mano tomo mi brazo quise gritar pero esa persona tapo mi boca.

— Debes hacer silencio Alaya— Subí la mirada era mi padre, el miraba fijamente a la puerta que estaba cerrada.

El quito su mano de mi boca.

— ¿Que está sucediendo?— Le pregunté muy asustada casi templando del pánico.

El se agachó para quedar a mi altura y así poder verme a los ojos.

— Hay personas malas en casa Alaya, personas que no van a dudar en hacerte daño así que tienes que hacerme caso papá va a cuidarte mi amor

— Pero yo no he sido mala — Susurre mientras mi ojos se llenaban de lágrimas— ¿Por qué me quieren hacer daño papá?

— Nos quieren hacer daño a todos mi amor — ¿A todos? Mi mente se fue hasta mi hermano ¿Dónde estaba el? ¿Y mamá? — Así que necesito que este momento seas una niña fuerte ¿Lo serás?

Asentí.

Iba a preguntar por Alan pero un grito desgarrador me hizo callar.

¡Era el!

¡Era mi hermano el que gritaba así! Esos hombres malos le estaban haciendo algo malo a mi hermano, mi corazón latía a más no poder.

Mi padre se levantó y caminamos hacia la puerta.

— ¿A dónde iremos?— Pregunté.

— Debemos salir de aquí, pronto querrán venir por ti— Salimos de mi habitación y caminamos hasta un lugar que no conocía de casa— Quédate aquí Alaya no salgas no importa lo que escuches, se buena niña ¿si?— Nuevamente asentí.— Yo vendré por ti mi amor te lo prometo.

Papá me dejó sentada en una especie de closet muy pequeño y dejo solo un poco abierto para que yo pudiese respirar.

Me miró antes de irse, se que sus ojos me querían transmitir algo pero no sabía que.

— Axel has llegado — La voz de un hombre resonó en la casa — Te esperaba más tarde

— ¿Que es esto?— La voz de mi padre se escuchó, a diferencia de la de aquel señor la de mi padre no sonaba tan seguro de si mismo

Mis manos templaban al pensar que le estaban haciendo daño a mi hermano.

Un golpe fuerte se escucho y luego una risa ¿Que estaba sucediendo?

— Papá — Le llamo mi hermano, escuché un golpe y luego otro y otro y otro y luego perdí la cuenta pero el llanto de mi hermano y sus gritos era lo que mis oídos podían escuchar.

Tape mis oídos pero aún así el sonido se filtraba aunque no tan fuerte.

Por favor que pare.

Diosito que pare por favor, por favor, por favor, mi familia es buena.

Pasos se escucharon así que tape mi boca.

— ¿Que sabes tu de mi negocio?— Pregunto algún hombre

— Nada Sr Martinez se lo prometo

— ¿Porque estabas en la finca y porque luego estaba la policía?

— No lo sé señor pero le prometo que yo no... — Otro golpe y luego un disparo, el grito de mi hermano no se hizo esperar, escuché otro disparo más y el silencio inundo el espacio.

— Es momento de irnos, aquí no pasó nada

¿Que había pasado?

Todo se había terminado?

Nos dejarían ir?

— ¿Sr y que hacemos ahora?

— dejen los cuerpo ahi— ¿Cuerpos?

— Dos pájaros de un solo tiro— Un risa resonó.

Escuché como arrastraban algo y movían de lugar.

¿Que hacen?

Oído como se iban y yo sola quedé ahí esperando que mi papá viniera por mi, el me lo dijo, el dijo que vendría así que le creo, confío en el.

No sé cuánto tiempo paso pero los pasos regresaron está vez eran más y me llene una vez más de pánico, comencé a llorar de nuevo trataba de no hacer ruido tapando mi boca, cuando las puertas de aquel pequeño lugar en dónde me encontraba se abrieron grite aterrada y cerré los ojos, sabía que ese no era mi papá conocía muy bien sus pasos.

¡Ellos van hacerme daño a mi también!

— Por favor no me lastimen — Chille llena de miedo mientras mi mano templaban

— No, no yo no te haré daño— Abrí los ojos y note que era un hombre con uniforme de policía, lo abrace sintiéndome segura por primera vez pero aquel sentimiento desapareció bastante rápido al ver a mi papá y a mi hermano en el suelo lleno de sangre, grite — No veas eso Alaya — pidió el hombre.

No sabía cómo el sabía mi nombre pero no me importaba solo lo solté y corrí hasta el cuerpo de mi padre, el intento de tenerme pero por ser pequeña logré escabullirme y me aferre al cuerpo de mi padre que estaba en el suelo rodeado de sangre.

— Despierta papi! — Le pedí mientras lo abrazaba — ¡Despierta ahora!— mire a mi hermano el tenía los ojos abiertos y había mucha sangre en su rostro.—Prometiste volver por mi papá, lo prometiste por favor despierta, despierta— Mire su rostro, sus ojos estaban cerrados.

Papa!

No me dejes por favor te lo ruego, no me dejes...

Oh Dios mío!

Desperté sobresaltada y muy sudada.

Había soñado con eso de nuevo como cada día desde aquel momento.

Suspire al darme cuenta que estaba muy alterada, respiré profundo para calmarme un poco, solo es un sueño Alaya, no! No es un sueño eso es un recuerdo, es una pesadilla, el peor día de mi vida lo revivo una y otra vez y no voy a estar en paz nunca.

Me levanté de la cama dispuesta a dejar eso aún lado, hoy era un día muy importante y debía de centrar toda mi atención en ello.

Me metí a la ducha lista para el gran día que tendría, una vez lista me coloque lo más elegante y formal que había en mi closet, me arregle y salí a comer, compré mi café y fui directamente a la oficina.

Hoy sería mi primer día y quería causar una buena impresión, había investigado al dueño y solo contrataba a personas competentes, hoy habría una fiesta de bienvenida para su hijo Said quien se integraría a la empresa como presidente para relevar a su padre de ese cargo.

Con mi mejor sonrisa me acerqué a mi puesto de trabajo el que me habían indicado el día de aquel, deje todas mi cosas en el escritorio y comencé a ver un poco la agenda de mi nuevo jefe, agradecida que la anterior fuese tan ordenada.

— Buenos días — Me levanté como resorte y le sonreí.

este hombre era imponente.

— Buenos días Sr, un placer conocerle mi nombre es...

— Se quién eres— Me interrumpió, aguante mi impulso de doblar los ojos.

— ¿Quieres que le diga cuando es su agenda el día de hoy?— pregunté — Ya me he puesto al día así que puedo...

— Yo aún no— Nuevamente me interrumpio— Dame 30 min y entra a mi oficina para que me expliques— Tomo el café que estaba en la mesa — Gracias — Le dió un sorbo — Por cierto me gusta que no tenga azúcar.

— Alaya— Mi corazón latía fuertemente y ambos giramos para ver

El miedo me inundo por completo.

No.

No.

No.

El no puede saber cuál es mi nombre!

— Algo más señor?— Ignore por completo a Sarah.

Said me miró y algo confundido se fue a su oficina.

Camine hasta Sarah

—Oye! Porque me ignoraste?— me dijo cuando me vio acercandome a ella.— Acaso interrumpo algo

— Sarah aquí debes llamarme por mi segundo nombre Siena por favor — mi ex compañera de clase frunció el ceño

— no recuerdo que ese sea tu segundo nombre

— Lo es Sarah, por favor que mi primer nombre quede entre nosotras— El terror me inundaba, no podía dejar que esa chica dañará todo mucho antes de que comenzará, ellos iban a salir quién era yo y eso no podía suceder no aún, yo tenía muchas más cosas que hacer antes de que mi identidad fuese descubierta. Ella me miraba de forma extraña— Sarah prometelo — Pedí tome sus manos para crear un pequeño vínculo con ella al menos para que ella lo creyera.

— Pero es que...

— Srta Siena — Me gire con el corazón acelerado era Said, mi jefe, mire de reojo a Sarah

Ella tenía una sonrisa malévola.

M**rd* no!

Acaricie la lápida en dónde estaba escrito el nombre de mi padre y de mi hermano venía a despedirme de ellos no vendría por un tiempo no era conveniente hacerlo, temia que alguien me fuera a ver y todo mi plan comenzará a caerse a pedazos, hoy ya había experimentado esa sensación y no me había gustado para nada, no dejaría que nadie se interpusiera en lo que he preparado.

Toque el lugar en dónde se encontraba el nombre de mi padre

Axel Salazar

Gran esposo

Gran padre

Gran hijo

Luego toque el nombre de mi hermanito solo era un niño de 3 años ¿Cómo alguien tuvo el alma tan fría para torturar y matar a una criatura que no hizo ningún mal.

— Pero regresare y lo haré con muy buenas noticias te lo juro papá, les diré a los tres que al fin logré acabar con el y con su imperio y que al fin se el porque los asesino, se que nada que haga los va a devolver pero necesito que el pague — Aquella pregunta sin respuesta había rondado mi cabeza muchas veces