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Secuestrada por el Alfa

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Annotation

Marshall Daren es la hija de un poderoso alfa enfermo de poder, quien por solidificar una alianza estará dispuesto a dar como regalo a su propia hija. Marshall es una bailarina que sueña con estudiar en una prestigiosa academia, pero su padre tiene planas diferentes para ella, matrimonio por conveniencia, pero Mar no sabe que ese matrimonio desencadenara las peores y las mejores cosas de su vida. Pues hay un ser que la espera para convertirla en la encarnaciones de la venganza hacia su padre.

1

Suspiro hondo y fuerte, con la única intención de que mi familia me escuche hacerlo y me dejen ir. Estoy aburrida, jugueteo con mi cabello e intento no dormirme mientras todos aquí hablan y gritan de vez en cuando. Soy la hija más pequeña de la familia Daren, soy la única mujer dentro del grupo de los cinco hijos que conforman el legado de Isabella y Dennis Daren. Y no entiendo por qué debería de quedarme a escuchar, como es que el consejo de la manada idea un plan para desbancar del poder a los Woman, su apellido es raro, pero si son como su apellido, entonces deben de ser tan fuertes y capaces como una mujer. Son los eternos enemigos de mi manada, papá es el alfa, él controla todo por aquí y bueno, tenemos una manada muy buena. Pero desde hace un año, papá y los Woman ha empezado un conflicto demasiado aburrido para mí. Uno en el cual las dos manadas buscan apoderarse de un territorio vecino, el de la manada de los Doll. Es una manada bastante pequeña, quizás tiene menos de cien integrantes, pero su territorio es más grande que el nuestro y de los Woman. Es por eso que todos aquí quieren ir detrás de ellos. Eso si, ese territorio es rico en minerales, un negocio para todos, pero nadie ha podido ganar.

Parte de la naturaleza de un lobo es andar en manadas y siempre deambular por los bosques buscando alimentos y demás. Pero nosotros somos de muchísimas generaciones que se han asentado, desde hace varias generaciones, hemos dejado de huir. Los bichos raros ya dejaron de huir para establecerse en un lugar que sea solo de ellos y de nadie más y es ahí donde empiezan los problemas. Cada manada es antigua, los Daren somos una manada de más de catorce generaciones, la cual ha construido una fortuna familiar sólida. Lo suficiente como para tener una cuenta de banco con varios ceros, nadie puede llamarnos pobre gracias a los esfuerzos de mis tatarabuelos o al primer Daren que decidió formar una manada aquí. Eventualmente, todos nos cansamos de andar de un sitio a otro, es cansado ir solo ocultándote de la sociedad y del instinto animal que guardas en tus entrañas. Todo problema o malestar se alivia más rápido cuando hay alguien más. Así que el primer Daren decidió formar una manada con la cual deambular seguro, pues al fin podría ser quien era con personas que fueran igual que él, un licántropo. De esta forma fue como esta manada surgió y por siempre los Daren fueron los cabecillas aún y cuando había más esperando por desbancar al creador, pues esto también funciona como democracia. Es complicado, pero es más complicado no tener una manada que te respalde.

—¿Por qué no simplemente le pedimos a los Doll que cedan?— me sorprende mi propia voz, ¿he hablado o lo he pensado? Bueno, creo que sí lo dije y lo sé porque hay muchos aquí que me miran como si estuviera loca o con algo de comida en los dientes.— ¿Qué?

—Hermana, mejor no opines— ladeo la cabeza a punto de empezar una batalla oral contra el idiota de mi hermano mayor. Steven es mi hermano mayor, en él recae casi toda la responsabilidad de la manada en el momento en el que mi padre decida abandonar el puesto. Steven será el sucesor de Dennis Daren y alfa de la manada Humo.

—¿Qué diablos te pasa, idiota?— pregunto claramente ofendida y de mal humor.— ¿Por qué crees que no debería de opinar? ¿No crees que los pensamientos machistas ya están en desuso, hermano?

—Marshall— me reprende mi madre en voz alta y severa, parpadeo, sorprendida por el regaño de mi madre. Está de su lado.

—¿Qué pasa con todos ustedes? Es decir, quieren apoderarse de un territorio que no es de ustedes y por un pedazo de tierra intentan competir con los Woman, ¿saben que significa eso? Significa que nadie aquí piensa como un hombre civilizado, piensan como unos neandertales, porque animales... somos animales, pero unos que si pueden tener el uso de la razón. —Me pongo de pie y pongo las manos sobre la mesa con rudeza.— ¿Por qué no podemos ir con los Doll a pedirles que se unan a nosotros? ¿Por qué quieren dañar a gente inocente? ¿No creen que eso es... malvado? Ellos necesitan protección, nosotros se la podemos dar, podemos ayudarlos y obtener su territorio con una unión, no con una guerra.

—Por lo visto, amor, no sabes nada. No entiendes nada— la voz ronca de mi padre me interrumpe y me juzga.— Las cosas no son tan fáciles, eres demasiado pequeña par entender algo como esto.— La forma en la que me minimizan la mayoría de las veces no solo me ofende, sino que me pone rabiosa. Si no fueran mi familia, quizás ya hubiera pensado en arrancarles la cabeza a cada uno de ellos.

—¿Pequeña, padre? ¿Soy pequeña por diferir en sus ideas locas y malvadas?— escupo enfadada y a punto de explotar contra todo aquel que intente ponerse en mi camino.

—Eres pequeña porque no entiendes que no todo se da hablando, el diálogo a veces no es la primera opción, hija.— Trago saliva, me estoy sintiendo asqueada, pero ellos no deben de saberlo ni notarlo.

Mi familia a veces se ciega en lo que quieren, solo buscan poder y el poder que ellos necesitan tener es a base de sufrimiento, dolor y sangre.

—¿Por qué Marshall está aquí?— suspiro varias veces antes de poder decir algo de lo que pueda arrepentirme. Nick, mi otro hermano, me mira como si quisiera ayudarme, pero eso no le resta importancia a lo que acaba de decir.

—¿Por qué son tan idiotas aquí?— los consejeros me miran sorprendidos, sí, ellos también son unos idiotas. —Estoy aquí, hermanito, porque me obligan, no porque tenga interés de ser como ustedes, gracias al cielo tengo cerebro.— Empujo la silla fuera de mi camino y salgo de la habitación dando pasos ruidosos y seguros, que les den.

—Marsh— escucho que gritan, pero no detengo mis pasos, camino segura de mí y salgo de mi casa.

Además, nadie me llama "Marsh" me llaman Mar, soy Marshall Daren y soy diferente a los demás integrantes de mi familia y de mi manada. No entiendo como nadie se opone a las ideas alocadas del alfa. Absurdamente, nadie alza la voz diciendo que esas no son las formas de llegar a lo que desean, solo yo. La pequeña Mar busca la paz.

El aire fresco de la tarde me pega en la cara y que bien se siente, me siento libre. Comúnmente, las charlas con la consejería son un poco más tranquilas, pero últimamente todos estamos muy tensos. Ellos quieren ir por algo que simplemente a mí no me interesa, padre suele ser muy aferrado y mis hermanos son unos hombres muy machistas que por supuesto lo apoyan.

Camino hacia la salida, necesito un auto. Bajo a la zona del estacionamiento, busco las llaves de alguno de los autos y camionetas que están estacionadas. Tomo la llave y con el control a distancia le quito el seguro a las puertas, corro hacia la camioneta. Subo a ella y la enciendo, mi hermano Bill sí que tiene buenos gustos en cuanto vehículos, lástima que tenga el mismo rostro que Steven, Bill y él son mellizos. Una lástima para Bill, al menos él no es tan... Steven, él es distinto, es mejor persona. El motor ruge y estoy lista para avanzar a toda marcha, quiero huir de esta casa y de esos pensamientos tan poco civilizados.

Para justo en frente de la casa de mi mejor amiga, toco el claxon varias veces antes de que Kim se asome por la ventana. Me asomo por la ventana y la saludo, ella sonríe y rápido desaparece, tres minutos después está cerrando la puerta de su casa y dirigiéndose hacia donde estoy.

—¡Hola!— chilla en cuanto me ve— ¿necesitas algo?

—Que subas a la camioneta, vayamos a Mistery— ella frunce el ceño, no vamos muy seguido a ese antro, pero cuando lo hacemos nos perdemos en alcohol. —¿Qué opinas? Vamos, vamos.

—Claro que quiero ir, tonta, dame cinco minutos, debo de ir por mi bolso y listo— no somos como las demás chicas, a nosotras no nos importa si estamos con unos jeans viejos y una camiseta enorme.

Kim y yo somos bastante flojas, nos gusta ser simplemente nosotras sea cual sea el lugar. Alguna vez nos hemos visto en un restaurante de lujo en ropa deportiva y sudadas justo después del ejercicio. Y es que a veces no nos importa nuestra apariencia, al diablo con el estereotipo de "una mujer debe de estar bonita y limpia". La ropa es simplemente un adorno, yo no necesito adornos y ahora mismo solo soy una chica que quiere ir a un antro a bailar y a beber, no a un desfile de modas.

Intento llegar hasta la ventana del copiloto lo más que puedo antes de darle una respuesta audible a mi mejor amiga —Ve, apresúrate, esta es la camioneta de Bill, no quiero que sepan que la tomé —Bill no tendrá problema, porque él ni siquiera está en la ciudad.

Pero mi padre o Steven si pueden enfadarse, en especial por lo que acaba de pasar. Ellos dos no toleran mis arranques, odian y detestan que la pequeña Mar les lleve la contraria enfrente de otras personas que no sean estrictamente la familia. Al parecer ellos quieren mantener la fachada de ser indestructibles, serios y respetados. Para mi son unos payasos, unos tercos y unos inhumanos.

Aparece la silueta de mi amiga saliendo de casa—Listo— dice Kim en cuanto entra a la camioneta con sus cosas, trae un par de zapatos de tacón en las manos y un perfume. —Algo me dice que no debería de ir tan desarreglada.

—¿No ves como vengo yo? Al diablo, no voy a buscar un hombre o a una mujer...— no soy bisexual ni lesbiana, pero admito que a veces soy pretendida por mujeres y me gusta.— Solo quiero olvidarme de que mi familia esta completamente loca, son insensatos.

—Papá dijo que van a luchar por el territorio norte, no sé como sentirme respecto a eso.— Suspiro, veo que no solo yo soy la afectada por las malas decisiones del alfa, o sea mi padre. —Creo que estamos en una época en la que eso ya no debería de ser así.

—Los Woman no son tan inocentes, ¿sabes? No los odio, ni siquiera los conozco, no hay rostros, solo su apellido flotando por los aires. Pero ellos son los culpables de todo esto, alimentan la ambición de mi familia y de ellos mismos, ¿no cree que todo sería distinto si ellos no intentaran apoderarse de todo?

—El mundo es así, Mar, así son todos, todos nos movemos por el dinero, por el poder, no debería de ser objeto de sorpresa una actitud tan normal. —Kim se abrocha el cinturón y ahora sí, arranco.

Salgo del territorio casi derrapando, me incorporo a la carretera y busco mentalmente una ruta por la que pueda llegar a nuestro destino, que básicamente es el Mistery. Enciendo el reproductor de música y con una mano busco alguna canción en mi móvil. Mis gustos son variados, así que busco alguna playlist en aleatorio, aparece una canción de Icona Pop y Charlie XCX, llamada I Love It, subo el volumen de forma descontrolada, me gusta mucho esta canción y sé que a Kim también, podemos decir que es nuestra canción de amigas.

—¡Me gusta está canción!— confirma mi mejor amiga, las dos cantamos y bailamos en nuestros asientos, yo sin despegar la mirada de la carretera.

Empieza mi parte favorita de la canción y la canto a todo pulmón, pero mi canto se ve interrumpido gracias a que un idiota se ha atravesado en mi camino sin precaución. Es una camioneta negra, parecida a la que ahora mismo tengo, está avanza adelante de mí, así que acelero hasta donde esta va. Me emparejo a su lado para decirles lo que merecen.

—¡Ten más cuidado idiota!— grito enfadada.

—Marshall— se queja a mi lado Kim, quien toma el volante porque he dejado de sujetarlo.— No somos tan inmortarles, Mar.

—¿A caso son sordos?— grito en contra de los vidrios polarizados de la camioneta enemiga. —Cobardes de m**rd*, no les haría nada mal unas clases de manejo y vialidad.

—¡Mar! Vamos a estrellarnos con alguien, deja de despotricar, regresa la vista a la carretera — Kim grita a lado mío, aturdiendome los oídos. —Mar.

—¡Ya!— regreso las manos al volante y la atención a la carretera —el mundo está lleno de idiotas.

—¡Hey, Medusa!— escucho que dicen fuera de la camioneta, miro por la ventana, ahora hay rostro de quien casi me pega por no saber ni siquiera conducir. —¡Relájate!— es un chico, tiene el cabello café y ligeramente ondulado, además de una bella sonrisa deslumbrante.

—¿Relajarme?— grito— casi me hacen estrellarme con otro auto, deberían de aprender a conducir, animales.

—Y tú deberías de aprender a cerrar la boca, porque tus gritos lastiman mis pobres oídos.— Abro la boca totalmente ofendida, ¿qué le pasa a ese insolente?— Buena suerte, Medusa.— La camioneta contraria arranca a mayor velocidad que en la que yo voy, en menos de un minuto nos ha dejado atrás.

—¡Maldita sea! ¡La gente está loca!— le doy un golpe al volante, esta m**rd* me sobrepasa, la gente está cada vez peor.— ¿Por qué no simplemente se disculparon por su error? ¡Me llamó Medusa!— Grito indignada, definitivamente ese tipo no es un caballero.

—Mar, tú...

—¿Medusa, en serio?— la interrumpo si más. —Increíble... ese idiota...

—¡Mar!— grita Kim, pero su grito me hace callar y ponerle atención. —Cierra la boca por un segundo, por favor y pon tu atención en la carretera que me estoy empezando a asustar.— Hasta mi mejor amiga me ha gritado, sin ánimos de discutir por ello, regreso la mirada al camino.—¿Recuerdas que somos lobos?—a pesar de que lo somos, no podemos disfrutar de la inmortalidad. Sanamos, pero nos toma mucho tiempo para hacerlo. No tanto como los humanos, pero tampoco tan rápido como los Prístino.

— Deberías de dejar el miedo atrás, somos casi inmortales. Yo voy por la vida sin preocuparme por ello, por eso es que soy tan feliz.— Comento indignada, debería de relajarse. Al fin hemos salido de la zona boscosa, un par de kilómetros más estaremos entrando en la zona urbana.

—¿Entonces porque has sido tan dramática ahora mismo? Vienes enojada porque apuesto que de nuevo tu padre te hizo enojar. Sabes Mar, no debería de buscar problemas. O sea, no es que esté de lado de nadie, pero a veces es mejor quedarse dentro de la raya de la paz. —Kim sabe perfectamente que llevarme la contraria hará que me sienta ofendida, además de que casi es un peligro discutir conmigo, pero aun así lo hace sin ningún miedo, por eso es que ella es mi mejor amiga.

Kim no me ve como la hija de Denis Daren, ella me ve como... yo, simplemente soy Mar y ya, cuando estoy con ella, simplemente soy yo, no la hija del alfa. Kim es una chica guapa de cabello rojo cereza, por supuesto que usa un tinte de caja, que por cierto, yo le aplico una vez al mes. Tiene un bronceado espectacular, uniforme y muy lindo, un naranja tostado que no conseguirás nunca en una cama de bronceado. Kim pasa mucho tiempo en la playa, si algún día tienes un día libre y quieres salir con ella, siempre será en la playa. Le gusta estar bajo el sol y el olor del mar, le gusta la sal y sentirse arenosa.

Tiene un carácter parecido al mío, pero en menos cantidad o al menos eso pienso. Es graciosa y de repente es muy enojona, pero al final es mi única mejor amiga. Usa collares muy al estilo playero, perlas y pequeñas piedras que la hacen parecer una mujer hippie. Pero al final del día tiene un mejor clóset que cualquier mujer en la manada. Sus labios son finos, por lo que muchas veces la he visto revisando las reseñas de varios cirujanos plásticos de la ciudad. Ella quiere unos labios como los míos, ella misma me lo ha dicho antes, pero yo pienso que sus labios son hermosos, no necesita un aumento. Al final es su decisión, pero personalmente, si lo hace, sus labios parecerán unas donas.Es una chica pequeña, mide 160 centímetros, por esa razón siempre usa tenis con plataforma y botas que tengan una suela ancha que puedan sumarle al menos dos centímetros de altura más. Pero al final, cuando anda en casa, está en pijama y descalza, cuando está en casa puedes ver a la pequeña duende ir por todos lados.

Su altura no le molesta, de hecho le gusta ser pequeña, pero tampoco niega que desearía estar un poco más alta, tal y como yo. Estoy entre el metro sesenta y el metro ochenta, para ser más exactos mido un metro con setenta y cinco. Esa altura se la debo directamente a la genética heredada por parte de mi padre. Él y mis hermanos, aparte de ser unos machos cavernícolas y groseros, son muy altos. Mamá es la pequeña, pero en general todos somos muy altos, algo robustos y muy guapos.Kim y yo somos mejores amigas desde hace mucho tiempo, nos hemos encontrado en un mundo tan extraño. Las dos somos extrovertidas, pero una más que la otra y no se debe de ser inteligente para saber quien es quien en esta amistad. Juntas somos una bomba que está a punto de explotar en risas, llanto, gritos, bromas y mucho escándalo. Nos complementamos tan bien, que yo sin ella moriría.

—No estoy enojada con nadie... cambiaría la palabra "enojada" por "frustrada". Además, mira— señalo mi sonrisa— Mi felicidad es cierta, verdadera, Kim. Mira, estoy en mi mejor momento, tengo 22 años, estoy soltera, no tengo problemas amorosos de ningún tipo. Nada ni nadie me quita el sueño por las noches, — esto último tiene algo de mentira, pues si existe alguien que me quita el sueño.– No hay nada que pueda perturbarme. Estoy en un momento en el que paso mirándome al espejo, masturbándome y amando a mi cuerpo y a mi cabello, yo estoy bien.— Explico sonriente, mi vida va muy bien, lo único que necesito es ir a la universidad y estaría completando mi primer nivel de metas.— Pero la frustración que mi madre me provoca, de repente me arrasa y no la puedo contener.— Respiro hondo pensando lo difícil que me resulta en ocasiones. — Y ahora entiendo que hay cosas que no puedo manejar, por eso es que la vida me sonríe, deberías de probarlo, ve a terapia, sabes bien que todos necesitamos ser escuchados de vez en cuando.

—Tú me escuchas —responde sin más, la miro, tengo un complejo maternal, por eso es que la intento proteger. —Gracias por eso.

—Te amo mucho, Kim— le doy la mano y ella la toma. Somos muy unidas, ella es como mi hermana, solo es un año menor que yo, pero siento la necesidad de guiarla. — Siempre serás mi mejor amiga.

—No quiero llorar, no quiero llorar —repite mientras se echa aire con la mano.—No seas dramática, guapa— le pico el abdomen para que sonría y se olvide de sus supuestas ganas de llorar.

— Estamos a nada de llegar al Mistery.

—Una noche alocada, me gusta la idea. —Las dos sonreímos, sabemos que probablemente acabemos borrachas en una esquina llenas de vómito, pero aun así, no se ha convertido en un hábito. Somos niñas sanas, de vez en cuando hacemos un poco de ejercicio.

—Papá me dijo la última vez que me llevaría a un centro de rehabilitación si volvía a llegar a la casa ebria, no me importa.

—Si eso llegara a pasar, yo te iría a buscar, niña. Llegaría y lo rompería todo con tal de sacarte de ese lugar, ninguna amiga mía entrará a un centro de rehabilitación por tomar dos cervezas —me burlo.

—Es chistoso, porque somos lobos, dos cervezas ni siquiera nos ponen ebrias, las podemos tomar como agua. Papá exagera, lo único que me pone como loca son las drogas— suspiro, Kim no es alcohólica, pero desgraciadamente ha empezado a entrar en el camino de las drogas.

—Kim... ya lo hablamos... por favor, ya no sigas con eso. No soy nadie, lo sabes, pero lo único que veo es que puedes llegar a meterte en un grave problema si sigues con esos hábitos y con esas amistades. —Kim y yo somos mejores amigas, pero no significa que hacemos todo juntas, ella tiene sus amigos y yo tengo los míos. Y desgraciadamente, ella se ha encontrado con unos que no la favorecen en nada.

—Y te escuché, pero Mar, cuando estoy... así... me siento... no puedo explicarlo, me gusta como me siento y se me olvidan muchas cosas. No lo entenderías, pero tampoco quiero decir que las consumas, ese es mi m*ld*t* problema. —Conduzco por una calle estrecha, buscando un lugar para dejar la camioneta de Bill.

—Ojalá pudieras ir a terapia en vez de buscar solucionar tus problemas con esa m**rd*, no soy nadie para decirte nada, pero me preocupo por ti.— Kim ya no responde y eso me basta para entender que ya no quiero hablar sobre eso y tampoco yo. A pesar de que siempre me hace caso, en este asunto, soy un cero a la izquierda.

El atardecer nos envuelve con colores rosas y naranjas que me hacen suspirar de la emoción por ver una atardecer tan hermoso. Pudiera pasar mirando el cielo por horas si eso pudiera darse, me gustaría capturar todos los atardeceres y amaneceres de cada día en una foto.

—Ahí hay un lugar, espero que no le pase nada a la camioneta de mi hermano o este me cuelga. —Susurro mientras me estaciono sobre la calle, me acomodo y listo, estoy estacionada correctamente. —Vayamos en busca de la diversión.

—¡Andando, z*rr*!— le doy un puñetazo en el hombro a mi mejor amiga por llamarme de esa forma. Me causa conflicto que me lo diga, pero es nuestro lenguaje, casi siempre nos hablamos de esa forma y ningna de las dos nos ofendemos. —Quiero perderme en alcohol.

Un detalle de interesante del Mistery es que precisamente es un antro o bar en donde la mayoría de los clientes son lobos, al entrar ahí sabes que la mayoría son licántropos y uno que otro humano perdido en el lugar. Las bebidas estan diseñadas para nosotros para que podamos alcoholizarnos sin necesidad de beber tanto, pues al ser lobos promedios, resistimos el alcohol. Entramos por la puerta trasera, este lugar está lleno de pasajes, no entiendo por qué, pero nos gusta su complejidad y su ambiente. También me gusta su música y por supuesto sus bebidas, hechas con una sola misión, poner en estado alcohólico a todos los lobos que estén en el lugar.

—¡Mira! Ahí hay un par de mesas!— señala Kim en cuanto nos sumergimos en el lugar, hay muchas personas, el humo del cigarro nos nubla la visión y las luces tintineantes me lastiman.

Ambas caminamos de la mano hacia las mesas libres, pero me intercepta el brazo de lo que parece ser un hombre. El bello perfume que llega a mis fosas nasales se me hace conocido y evocan a mi mente un par de recuerdos, un rostro tierno que casi parece tallado por los mismisimos angeles.

—¡Mar!— gritan sobre la música, es una voz masculina, sonrío al identificar quien es el que osa interrumpir mi andar.

—Edd— susurro aun sabiendo que él no podrá escucharme, jalo a Kim para que no siga caminando, esta se para en seco y ve la escena.— Hola— respondo nerviosa.

—¿Quieren estar con nosotros?— Dios mío, yo iría al fin del mundo con él si fuera posible. —Tenemos varias bebidas y hay más amigos, hola Kim.— Dice todo eso sin retirarme la mirada, sus ojos cafés me hipnotizan, son bellísimos con esos pequeños destellos dorados en ellos.— ¿Qué dices, Mar?

—Si, si, claro que sí —respondo nerviosa, ¿por qué me pone de esta forma?— Kim, vamos con Edd.— Este le sonríe a mi amiga, me toma de la mano y nos empieza a guiar hacia donde está su mesa y sus amigos.

Por detrás, Kim me toma de la mano y me la jala varias veces emocionada por lo que está pasando. Edd es... mi amor platónico desde hace meses, pero a pesar de serlo, yo nunca lo he buscando, pues pienso que todo lo que es para ti, llega a ti sin necesidad de forzarlo. Y saber que ahora mismo me toma de la mano, llevándome con él, no solo me emociona, sino que me hace creer en que esperar a que lleguen las cosas es lo mejor.

—Chicos —dice el chico de mis ojos, Edd, Kim y yo, llegamos a la mesa.— Les presento a Marshall y a Kim— yo sonrió y los saludo con una seña con la mano.

—¡Hola!— grito para que pueda escucharme por sobre la música, la cual está bastante alta, pues el Mistery no es para dialogar, es para bailar, tomar y besar. —Mucho gusto.

—¡Qué tal, Mar!— uno de los chicos se pone de pie y me ofrece su mano, yo la tomo buscando la mirada de Edd quien mira la escena un poco serio. —Tú debes de ser Kim— desvía su atención a mi mejor amiga y yo suspiro agradecida, no quiero ser nunca, la discordia en nuestra amistad.

Kim y el amigo de Ed se marchan, miro como desaparecen entre la multitud. Ed y yo nos quedamo solos, mirandonos algo... nerviosos. Unos chicos nos empujan sin darse cuenta. Ed y yo nos quedamos frente a frente gracias al empujon que nos han dado, ni el ni yo sabemos que hacer. Yo solo aprovecho para verlo mas de cerca, lo que puedo pues las luces del Mistery son demasiado destellantes. Ni puedo ver mucho, solo sus bellos ojos.

Algo sádico y psicópata que ese odio y esa enemistad con una manada que ni siquiera conozco los haya unido más que otra cosa en el mundo. No quiero ser tan dura, pues una cosa siempre lleva a la otra y por ese curso fue que yo conocí a Ed. La enemistad fue más allá las cartas que Paul y mi padre se enviaban constantemente para hablar de los Woman, esa manada que ha cobrado un poco de fama. Fue más allá de solo hablar por el teléfono y ya, si no que también llegó hasta la mesa.Un día papá creyó que era buena idea invitar a la familia Cass para ser más íntimos, dejar atrás las formalidades y conocer al enemigo de tu enemigo y refutar más la idea de que hacerse amigo del enemigo de tu enemigo, es una buena idea. Así que eso sucedió, una noche los Cass entraron por la puerta de mi casa, llenando la habitación con su olor y su presencia.

Ed, sosteniendo dos ramos de flores para las dos únicas mujeres de la casa, nos regaló rosas... demasiado cliché, pero a pesar de ser algo tan típico, ese gesto hizo que, por primera vez en mi vida, alguien del s*x* opuesto me obsequiara flores. Claro, que no fuera ninguno de mis cuatro hermanos, pues en casi todos mis cumpleaños me regalan flores. La simpatía del rubio hizo que mis preguntas sonaran cada vez más ridículas... ¿Hacerse amigo del enemigo de tu enemigo? Suena a que puedes ser traicionado, pero el chico es guapo y llama mi atención, así que puedo callar si con eso significara que pudo seguir viendo a Ed Cass.

Su padre y él llegaron a casa siendo repudiados por mí, pues me considero una pacifista que odia las guerras y las matanzas en las que mi padre de vez en cuando o casi siempre está involucrado.El chico rubio paso por la puerta mostrándose un tanto indiferente... recuerdo que ese día llevaba el cabello despeinado, eso fue lo que más llamó mi atención. A pesar de que estaría en una cena con el gran Dennis, no cuido la apariencia de su cabello, lo cual me hizo empatizar más con él. Eso quería decir que no le importaba seguir las reglas, algo que supuse desde luego que teníamos en común.

Sus ojos cristalinos me cautivaron, pero fueron sus labios rosas y carnosos los que me dejaron babeando y pensando en como se sentirían entre mis dientes... siendo mordidos y saboreados. Su rostro se veía angelical, pero si expresión lo hacía ver distinto... tenía una pequeña chispa de oscuridad que me atrapó, pero que no me hizo temer. Me hizo sentir una confianza inmediata.

Como dije, esas dos fosas azules, mejor conocidos como ojos, me hechizaron. Eran dos ventanas a su interior, pero solo dejaba ver lo que él quiso dejarme ver... y logró dejarme admirar desde afuera algo que me enganchó y aún, para mi desgracia, aún no logro descifrar que es lo que es. Además de esos bellos ojos, su piel sedosa y blanca me hizo sentir que estaba en un lugar lleno de nieve... su cabello casi rubio ridículamente me hizo preguntarme, ¿cómo serían nuestros hijos? Algo muy precipitado, pero eso es lo que Ed logró hacerme sentir con una sola visita, con una sola cena y con una sola sonrisa.

Siempre rondando en mi cabeza, llegando a mí en las noches más oscuras y en las más necesitadas, pero siempre llegando a mí cuando me siento sola, Ed siempre ha sido mi razón de seguir... y no, no es algo romántico, es algo de ese poder de conseguir lo que quieres... quiero tenerlo entre mis piernas y solo así creo que el capricho que tengo por él se extinguirá.

2

—Marshall— la voz grave y ronca de mi hermano me pone de muy mal humor, su voz no es lo que quiero escuhar al despertar, lo que quiero es seguir durmiedo y seguir soñando con Ed... Dios santo, ese hombre me tiene enamorada y lo peor es que el ni siquiera lo sabe. El muy idiota me trata como su maldita hermana o quizás como su prima, pero de todos modos, él parece que no me puede ver con otros ojos que con los ojos de un familiar. —Mar, por favor, levántate antes de que venga mamá y te reviente los oídos con uno de sus poderosos gritos— insiste mi hermano mayor, más bien uno de mis hermanos mayores, ya que Bill es uno de dos gemelos.

Bill es... mi hermano, mi favorito sin lugar a dudas, es amistoso y muy amable con todos. Por eso es que veces pienso que Bill no pertenece a la familia, porque es diferente, es igual a Steven hablando físicamente, pero de actitud y de nobleza definitivamente no son iguales. Eso es lo que los distingue, su actitud es muy distinta, tanto que a vece

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