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Mi vecino es un hombre lobo

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Annotation

Eva se muda con su padre y su hermano mayor a una nueva ciudad. Eva conoce a Kessler, su vecino molesto, que es un chico extraño y misterioso. Eva sabe que hay lobos en el bosque, pero lo que no sabía es que su vecino, Kessler, era uno de ellos. Kessler y Eva no se llevan bien, pero con el tiempo y las peleas, comienzan a sentir una atracción incontrolable que no pueden contener. Kessler sabe que Eva es su pareja, y a pesar de no querer aceptarlo al principio, lo hace. Kessler se obsesiona con Eva como nunca lo hizo con nadie y no quiere separarse de ella en ningún momento.

Chapter 1

—¡Eva, baja ya por favor! —el grito de Lucas me saca de mis pensamientos mientras le doy una última mirada a mi casa. Mi padre es alguacil y ha sido transferido a Telluride, un pueblo en Colorado. Un pueblo del cual no conozco nada y no conozco a nadie. Me siento tan mal, siento que extrañaré a mis amigas, a mis compañeros de clases. Toda mi vida viviendo aquí y ahora me voy. Espero volver un día. Tomé mis maletas y bajé las escaleras, no tengo idea de que pasará con esta casa, no sé si la venderán o que, pero me hará mucha falta.

Salí de la casa, papá y Lucas esperaban dentro del auto. Lucas lo tomó con calma, demasiado bien, quisiera ser cómo él y que las cosas casi no me afecten. O bueno, fingir que no lo hacen. Metí las maletas en la cajuela y me monté en los asientos traseros. Soy la menor de la familia, tengo dieciséis años. Lucas tiene diecisiete, mi hermano mayor. Papá se divorció de mamá hace muchos años y mi madre se casó con otro hombre. Viven algo lejos.

—¿Estas bien, Eva? —me pregunta papá mientras arranca el coche.

—Si, bien —mentí para no preocuparlo. Papá sabe lo que significa vivir aquí, sabe que es mi lugar preferido, sabe que mis amigas están aquí, mis abuelos, todo. Pero tenía que hacerme a la idea de que no estaré más aquí por un tiempo. —¿Crees que tu transferencia sea por muchos años? —quise saber.

—La verdad no lo sé, cariño, además en Telluride pasan cosas extrañas últimamente. Tengo que averiguar qué clase de persona o animal hace ese tipo de cosas.

—¿Que cosas? —inquirí.

—Han habido desapariciones en el bosque. Por eso tu no te puedes separar de tu hermano cuando vayan a clases, se van juntos y vienen juntos, ¿ok?

—No creo que la señorita quiera andar con su hermano mayor. Le da vergüenza —me molesta Lucas.

—A él es a quien le da vergüenza, papá, no le gusta que lo vea besuquearse con sus novias.

—¿Novias? Me haces ver como si tuviera muchas.

—¿Y no es así? —me apoya papá.

—Para nada. Soy hombre de una sola mujer —dijo Lucas orgulloso.

Rodé los ojos y busqué mis audífonos, será un viaje muy largo y necesito distraerme con algo para no sentir náuseas.

Mis ojos iban cerrados, casi iba durmiéndome cuando escucho un estruendo y luego un frenazo. Abrí los ojos de golpe y me quité los audífonos. Nos habíamos detenido.

—¿Que pasa? —me introduje de nuevo en la realidad. No se cuánto tiempo había pasado pero sentía que era mucho.

—Creo que la llanta explotó —me explico papá—Lucas, vamos a cambiarla. Ya estamos llegando —se bajó. Lucas se quitó el cinturón y también se bajó del coche. Dejé los audífonos a un lado y me bajé también. En cuanto mi cuerpo salió afuera sentí un viento frío recorrer mi cuerpo, me abracé a mi misma y miré a mis alrededores: había bosque nada más, algo de niebla, un silencio horrible y más adelante un cartel que decía Bienvenidos a Telluride. Si, Justo estábamos llegando.

Papá empezó a sacar la llanta y junto con Lucas empezaron a cambiarla. No me sentí sola en ese momento, a parte de Lucas y mi padre sentí que había alguien más allí. Me dio escalofríos, me dio algo de miedo. A lo lejos, entre las ramas de los árboles, podía ver la luna llena asomándose. Era amarilla, grande y hermosa. Me quedé embobada por tal espectác*l*.

—Miren la luna —señalé—Que hermosa.

—Fotografíala —me dice papá. Busqué la cámara en mi bolso y le saqué varías fotos al paisaje. Que bonito se ve. —Está cayendo la noche y no es bueno estar aquí afuera —murmura.

—¿Por qué? —le pregunta Lucas. Yo estaba distraída revisando las fotos que había tomado, hasta que me percate de algo en una: había una sombra entre los árboles, allí Justo frente a mi. Miré de la cámara al bosque, en ese mismo lugar. Solo veía algo oscuro y grande. Como una silueta. Pasé mi vista a la cámara de nuevo y cambiando la iluminación di con esa cosa.

Parecía un animal, un lobo quizás. Aunque no estaba muy segura.

—Listo.

La llanta ya había sido cambiada.

—Vamonos —Lucas me tomó del brazo y me llevó dentro del coche.

—¿Que te pasa? —quise saber totalmente extrañada. Lucas casi ni me cuidaba.

—No te dejaré sola por ahí.

Rodé los ojos y lo abracé. Después de todo era mi hermano.

El auto arrancó y empezamos a entrar al pueblo. No estaba mal, tenía montañas, un pueblo rodeado de árboles, de bosques, de niebla. Ni siquiera sabía dónde viviríamos. Papá siguió manejando mas y mas hasta llegar a un punto donde casi no habían casas, unas cuantas a kilómetros de la otra nada mas. Se estacionó frente a una casa de dos pisos, color blanca y un jardín mas o menos grande.

—Niños, este será nuestro hogar por algunos años —dijo papá. Cuando dijo años me dio algo de tristeza y nostalgia a la vez porque no quería pasar años aquí. De verdad que no. A nuestro lado estaba otra casa casi igual a la nuestra. Las luces estaban encendidas y parece que tendrían una fiesta muy pronto porque había música alta y movimiento dentro.

Genial, vecinos bulliciosos.

Salimos del auto para buscar nuestras cosas. Tomé mis maletas.

—Que no los moleste el ruido —murmuró papá siendo el primero en encaminarse a la entrada.

—Vaya, vaya. —Lucas se quedó viendo la casa—¿Crees que me saquen a patadas si voy a esa fiesta? —me pregunta.

—¿Por qué lo harían? —lo miré. La verdad ni me interesaba esa fiesta ni quienes vivan allí.

—Porque mucha gente suele ser celosa con gente nueva. —dice Lucas—Y algo me dice que los de este pueblo son muy problemáticos —dicho eso Lucas se encaminó a la casa también. —¡Vamos dentro, Eva!

Justo cuando iba a dar un paso un auto arribó frente a esa casa, a unos metros de mi. Su luz me cegó.

—Que maleducados —murmuré para mi misma. Pero nadie bajaba del coche y no apagaban esa luz. Cerré la cajuela del auto de papá y quise cargar las dos maletas pero no supe en qué momento se habían vuelto tan pesadas que cuando quise caminar me tropecé haciendo que casi cayera de jeta al suelo. Y para mi vergüenza seguro el tipo o tipa del auto estaba allí viendo mi desgracia.

Miré hacia el auto.

—¿Podrías apagar la luz? —le pregunté a quien sea que estuviera allí. —Es un poco incómodo. —volví a mis maletas. Lucas ni siquiera viene a ayudarme. Las luces del auto se apagaron en ese momento—Gracias —murmuré com sarcasmo pero era más para mi misma.

—De nada.

Salté del susto en mi mismo lugar y me llevé una mano al pecho porque había alguien parado Justo frente a mi. Me quedé quieta viendo a ese chico alto, pelo negro mirándome con curiosidad. ¿A que horas se bajó del coche y vino hacia mi? ¡Ni siquiera lo sentí! Qué extraño.

—Me asustaste —le rodé los ojos. No tenía intenciones de charlar con el tipo. Tomé mis maletas y traté de avanzar.

—¿Necesitas ayuda, niña? —me preguntó el hombre. Su voz era tan varonil y mandona. Al menos así lo sentí. Me imagino que será de esos chicos que se creen la gran cosa.

—No, yo puedo sola—respondí.

—Hablo en serio.

Me quedé quieta en mi mismo lugar porque solamente había bajado la mirada un microsegundo y este chico estaba frente a mi, obstruyendo el paso. Miré detrás de mi y luego a él.

—¿Como...? —quise preguntar cómo llegó tan rápido pero seguro que ando en la luna. —Olvídalo. ¿Quien eres? Ya te dije que no necesito tu ayuda, jovencito.

Sonrió de lado y hasta ahora me percato de lo guapo que es. Me dio algo en mi pecho en ese momento, algo que no pude ocultar. Quizás el también notó lo mismo porque de inmediato se puso serio, su mandíbula se apretó.

—Tienes razón. Puedes sola —dicho eso se giró y se dirigió a esa casa vecina.

No entendía que demonios había pasado ni quien era ese chico pero de que era raro lo era. Tomé mis maletas con manos temblorosas y decidí acercarme más a mi casa, sin embargo justo en ese momento se escuchó un aullido de lobo demasiado cerca.

Chapter 2

Avancé hasta la casa y me adentré por fin. La vi: era grande y bastante bonita, la luz era blanca y las paredes también, hacía que el interior de la casa estuviera muy iluminado. Segundos después la música que antes sonaba baja se hizo más alta, mucho más.

Genial, los vecinos ya empezaron su alharaca.

Papá venía bajando las escaleras.

—Dame eso, Eva, las llevaré a tu habitación. ¿Te gusta la casa?

—Pues se ve bien —respondí, dándole las maletas—Pero parece que esta noche nos desvelaremos un poco.

Papá se quedó de pie y puso sus manos en la cintura como pensativo.

—Si, seguro no saben que yo soy el nuevo alguacil de la ciudad. Me daré una vuelta por allí en unas horas, no quiero empezar con mal pie —tomó las maletas y subió las escaleras.

Me mente pensó en el aullido de hace rato, como estamos rodeados de bosque yo supongo qué hay lobitos al igual que otros animales. Con tal de que no ronden mi casa por mi esta bien. Además de eso, ese chico

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