Alphanovel App

Best Romance Novels

Book cover
ExclusiveUpdated

ALFA RONAN

  • 👁 990
  • 9.3
  • 💬 146

Annotation

Abigail Moore nunca imaginó que su regreso a la manada desataría un caos del que no podría escapar. Algo oscuro y peligroso la persigue, y no es solo el enigmático Alfa Ronan, temido por su brutalidad y por el control absoluto que ejerce sobre Sangre Plateada. Lo que nunca esperó es rncontrarse con el mismísimo Alfa Ronan, que parece tener el corazón hecho de hielo. Ronan ha ocultado muchos secretos, pero ni siquiera él está preparado para la conexión feroz que despierta entre ellos, una unión que amenaza con destruir todo a su paso. Mientras sombras desconocidas acechan y enemigos antiguos resurgidos buscan venganza, Abigail debe decidir si enfrentarse a su destino o huir de nuevo. En un mundo donde la traición, el poder y el deseo lo consumen todo, ¿podrá Abigail resistir al Alfa que nunca quiso y a los oscuros secretos que ambos comparten?

Chapter 1

—¡Vamos, Abi!—gritó Clein, mi entrenador personal, con el entusiasmo de un comentarista de lucha libre mientras yo trataba de no parecer una tortuga al borde del colapso. Me esforzaba en dar lo mejor de mí, que en ese momento se traducía en tratar de no quedar aplastada por mi oponente.

Esquivé un par de golpes de Charls, uno de los tantos hombres lobo que iban al gimnasio Rivers, el antro de machos alfa sudorosos en el corazón de la gran ciudad. Había encontrado este lugar hace poco más de dos años, cuando decidí que ya era hora de escapar de la tranquilidad y el aburrimiento de la manada de la que venía. Era pequeña, pacífica, con mucho "luna llena y fogatas", lo que estaba bien hasta que mi ex decidió iluminar aún más mi vida.

La cosa es que Matt, mi ex, y yo llevábamos cinco años de relación, una eternidad en términos de romance lobuno. Sabíamos que nuestra historia tenía fecha de caducidad. Así funciona en nuestro mundo: cuando un lobo encuentra a su pareja destinada, ¡pum!, se acabó todo lo demás. Y esa noche, justo en nuestro aniversario, él encontró a su nueva pareja. No lo culpo. Sabíamos que esto iba a pasar, era cuestión de tiempo. Lo que no esperaba era que Matt, tan caballeroso como un lobo en una tienda de porcelana, empezara a insinuar que podíamos seguir “viendo qué pasa” a espaldas de su nueva Luna. Ah, claro, porque nada dice "madurez emocional" como proponer un romance secreto con la que debería ser tu ex.

Obviamente, dije que no. Mi corazón estaba destrozado, aunque sabía que esto iba a suceder tarde o temprano. Pero lo que realmente me molestaba era su insistencia. Él creía que sería una "aventura", como si fuera parte de un mal guión de telenovela lobuna. Yo, en cambio, tenía claro que no iba a entrar en ese circo.

En fin, los lobos tenemos una regla extraña: no podemos encontrar a nuestra pareja predestinada hasta los 27 años. ¿Por qué esa edad? Ni idea. Tal vez es el equivalente lobuno a la “crisis del cuarto de vida”, pero con menos compra de autos deportivos y más encontrar a la pareja con la que serás compatible... para siempre. ¡Ja! Lo bueno es que dicen que a los 27, al menos, ya puedes empezar a procrear como un lobo alfa en plena forma. Eso si llegas a los 27 sin perder la cabeza antes, claro.

Así que aquí estoy, esquivando a Charls en el gimnasio, sudando como si mi vida dependiera de ello (porque, bueno, a veces literalmente lo hace), con Clein gritando desde el otro lado, y yo intentando mantenerme en pie en esta extraña y caótica vida de lobos.

Era buena, realmente buena luchando. Lo sabía yo, lo sabía Clein, y seguramente hasta Charls, mi oponente en el gimnasio, lo sospechaba cada vez que esquivaba sus golpes. Pero, a pesar de todo, no poseía todas las habilidades que se esperaban de un hombre lobo. Soy algo así como una edición especial, pero con algunas funciones que vienen defectuosas de fábrica.

La historia es algo confusa, pero aquí va: mi madre, Margaret Smith—tuvo una relación hace unos 26 años con un hombre que luego desapareció, dejando solo su apellido como rastro. Según mi madre, fue él quien rellenó los papeles del hospital cuando nací, con toda la formalidad del mundo, para luego desvanecerse en el aire. Nunca llegó a conocerme. Simplemente, firmó los papeles y se fue, dejándome su nombre como un regalo envenenado o, al menos, como un vestigio de alguien que decidió no estar.

Mi hermano pequeño, hijo de mi madre y Richar, es, sin lugar a dudas, una de las mejores cosas que me han pasado. Él es ese tipo de hermano que siempre logra hacerme sonreír, incluso cuando está en su modo de "torbellino inquieto". Pero lo que más valoro es cómo Richar me aceptó desde el primer momento. Cuando empezó su relación con mi madre, en lugar de ver a una hija ajena como un problema o una complicación, me vio como parte del paquete, y lo asumió con todo el cariño de un verdadero padre. No hizo preguntas incómodas ni mostró dudas. Simplemente, me acogió como suya, hace más de veinte años, y no podría estar más agradecida.

Así que aquí estoy, luchando en el gimnasio, intentando ser lo mejor que puedo. Puede que no tenga todas esas habilidades que uno podría esperar, pero al menos tengo una familia que me respalda. Y aunque mi historia tiene sus vacíos y ese hombre misterioso se desvaneció antes de conocerme, aprendí a no dejar que eso defina quién soy o hasta dónde puedo llegar.

Mi familia seguia en la manada, yo fui la que decidió venir a la ciudad y alejarme de todo. Alejarme de mi ex acosador y de su compañera, la cual resulto ser una z*rr* de mucho cuidado.

—¡Vamos, Abi! ¡Ponle más ganas o Charls te va a convertir en puré de lobo!—gritó Clein desde el otro lado del gimnasio, apoyado en la pared con esa pose de “entrenador veterano que ya lo ha visto todo”.

—¡Estoy intentando no morir aquí, Clein!—le respondí mientras esquivaba otro golpe de Charls, que parecía estar más interesado en probar mis reflejos que en darme un respiro.

—Bueno, bueno, no hace falta dramatizar tanto. Yo he visto cosas peores, créeme.—Clein se apartó de la pared con la calma de alguien que ha vivido más de dos siglos y ya no se toma nada demasiado en serio. —Una vez, un Alpha se tropezó con su propio pie en plena batalla. ¿Y adivina qué? Su peor enemigo era un tronco. Literalmente.

—Genial, ¿me estás comparando con un Alpha torpe?—respondí, mientras Charls lanzaba otro ataque que *p*n*s logré esquivar por centímetros.

—¡Ni en sueños!—dijo Clein con una sonrisa burlona. —Ese Alpha tenía menos equilibrio que una silla con tres patas. Tú, al menos, pareces saber dónde están tus pies la mayor parte del tiempo.

Le lancé una mirada incrédula mientras me apartaba para tomar un respiro. Charls, que parecía estar disfrutando del espectác*l*, se cruzó de brazos esperando el siguiente round.

—Oye, ¿por qué no subes al ring tú y me muestras cómo lo hacían hace 250 años?—le dije, tratando de recobrar el aliento.

—Porque, querida, si subo al ring, no quedará mucho gimnasio para seguir entrenando.—Clein sonrió, satisfecho con su respuesta, como si hubiera hecho la mejor broma del siglo. —Además, los tiempos han cambiado. Hoy en día, los lobos usan esas "aplicaciones" y "celulares". En mi época, para desafiar a alguien solo tenías que aullarle desde el otro lado del bosque.

—¿Así que por eso te retiraste? ¿Te cansaste de los aullidos y los troncos asesinos?—dije, entre risas, mientras me preparaba para volver a enfrentarme a Charls.

Clein se rió y asintió, su expresión mezcla de nostalgia y diversión.

—Me retiré porque después de 250 años, uno empieza a darse cuenta de que hay más en la vida que luchar. Claro, hasta que alguien como tú aparece pidiendo clases. Y aquí estamos. —Se encogió de hombros con una sonrisa pícara. —Además, ya sabes lo que dicen: los Betas nunca se retiran de verdad. Solo toman descansos muy largos.

—Vaya, qué inspirador—murmuré sarcásticamente, lanzando un golpe que Charls bloqueó con facilidad.

—Lo es. Cuando tienes todo ese tiempo de sobra, puedes aprender cosas útiles. Como hacer el mejor estofado en todo el continente. —Clein se llevó las manos a la cintura, orgulloso de su nueva habilidad. —Casi lo llamo ‘El Beta Estofado’, pero me pareció que sería un poco egocéntrico.

—¡Lo que tú digas, maestro chef!—le respondí, justo antes de que Charls me lanzara al suelo con una llave rápida. Desde el piso, levanté la mano, rendida. —Vale, ya. Estoy lista para tu estofado, Clein. O para cualquier consejo útil que no implique pelear contra un tronco.

Clein se acercó, extendiéndome una mano para levantarme.

—Te lo dije, pequeña. Los troncos son más peligrosos de lo que parecen. Ahora ven, te enseñaré a pelear como si tu vida dependiera de ello. Y, de paso, te daré la receta del estofado.

Después de terminar el entrenamiento, aproveché para acercarme a Clein, quien estaba revisando unos papeles, probablemente el programa de tortura... quiero decir, de entrenamiento, para la próxima semana.

—Oye, Clein, quería avisarte algo—dije mientras me quitaba los guantes y respiraba hondo, tratando de recomponerme tras la sesión.

—Si vienes a decirme que necesitas más entrenamientos porque no te cansas lo suficiente, te aviso que tengo un programa especial llamado “La agonía total en tres simples pasos”—respondió Clein sin levantar la vista, pero con esa sonrisilla burlona que siempre tiene cuando sabe que va a soltar algo sarcástico.

—¡Ja, ja, muy gracioso! No, en realidad es para decirte que no voy a estar por aquí en un par de semanas—le dije, cruzándome de brazos.

Finalmente me miró, con una ceja levantada y su típica expresión de "¿y ahora qué excusa me vas a dar?".

—¿Y eso? ¿Decidiste dejar de entrenar y dedicarte a un spa o algo por el estilo? Te veo más de esas que buscan “relajación espiritual”—comentó mientras hacía comillas en el aire con los dedos.

—No, nada de eso. Es que mis padres cumplen 20 años de casados, y van a hacer una gran fiesta. Ya sabes, celebración familiar, mucha comida, brindis, y un montón de “te queremos tanto, hija”. Así que no estaré aquí por unas dos semanas.

Clein me miró fijamente durante unos segundos y luego se echó a reír.

—¿Veinte años? Eso es como... ¿nada? Para nosotros, quiero decir. Eso es como decir “ah, mira, sobrevivimos a la semana pasada, hagamos una fiesta”. ¿Sabes que yo he conocido matrimonios que han durado más que algunas civilizaciones humanas?

—Sí, lo sé. Pero bueno, mis padres son un poco románticos y, aunque para nosotros 20 años no sea tanto, ellos decidieron que es motivo suficiente para tirar la casa por la ventana—le expliqué, mientras él seguía riendo suavemente.

—Románticos, claro... A veces me pregunto cómo es que seguimos haciendo esas cosas, con lo longevos que somos. Hace 200 años ni me molestaba en celebrar aniversarios. Claro, eso fue antes de que los matrimonios se convirtieran en un maratón en vez de un sprint.

Me crucé de brazos, sonriendo.

—¿Y por qué será que no me sorprende que tú no celebres nada? Seguro que hasta olvidas tu propio cumpleaños.

Clein sonrió, divertido.

—No lo olvido, solo que dejé de contarlos cuando pasé los cien. A partir de ahí, es más de lo mismo. ¿Qué más da si cumples 250 o 350? Solo es un número. Pero oye, si tus padres quieren celebrar esos 20 años, bien por ellos. Eso sí, asegúrate de que no me obliguen a bailar en esa fiesta. Sería una tragedia.

—Tranquilo, no te invitaré a la pista de baile —respondí, riendo—. Pero quién sabe, tal vez te guste el estofado de mi madre.

Clein fingió pensarlo por un segundo, con esa pose dramática que parecía sacada de una obra de teatro.

—Mmm... bueno, si hay comida involucrada, podría considerarlo. Aunque, ¿qué tal si te llevas contigo una rutina de entrenamiento para no oxidarte en esas dos semanas?

—¿Ves? ¡Sabía que ibas a decir algo así!—dije entre risas, sacudiendo la cabeza.

Clein me dio una palmada en el hombro y me guiñó un ojo.

—Es que no puedo dejar que te relajes demasiado. Así que ya sabes, celebra el amor, la familia, y todo eso, pero recuerda: ¡los golpes no se esquivan solos!

Me despedí, pensando en lo curioso que era que Clein, con sus 250 años de vida, todavía pudiera hacerme reír con sus comentarios y sus lecciones siempre disfrazadas de bromas.

¡GRACIAS POR EMPEZAR ESTA AVENTURA CONMIGO! 💖SI TE GUSTÓ ESTE PRIMER CAPÍTULO, DÉJAME TU COMENTARIO Y UN ❤, ¡ME ENCANTARÍA SABER LO QUE PIENSAS!GUÁRDALO EN TU BIBLIOTECA Y NO OLVIDES SEGUIRME EN FACEBOOK PARA MÁS NOVEDADES Y CONTENIDO EXCLUSIVO. 💋💋

Mensaje de la autora:Escribir esta historia me ha llenado de emoción, y me alegra mucho que hayas decidido comenzar a leerla. Tu apoyo desde el principio es fundamental para mí. Cada comentario y like me ayuda a continuar creando y mejorar con cada capítulo. Si te ha gustado este inicio, no dudes en compartir tus pensamientos, me encantaría saber qué te ha parecido. ¡Gracias por estar aquí, y espero que disfrutes cada paso de este viaje tanto como yo! 💖

BESOS KATE

Chapter 2

Suspiré al llegar a mi apartamento. No era un palacio, pero era más que suficiente para mí. Un lugar acogedor con tres habitaciones en un barrio decente de la ciudad. Lo mejor era que podía darme el lujo de vivir sola, sin compañeros de piso que se peleen por quién olvidó sacar la basura o por qué las toallas desaparecen misteriosamente. No es mucho, pero me las apañaba bien. Todo esto lo había logrado trabajando en la recepción de un hotel. Dos años de sonrisas forzadas y decir "Que tenga una excelente estancia" mientras me moría por dentro, pero valió la pena. Con el tiempo, me ascendieron. Así que, hey, menos drama con turistas y más con papeles... una mejora, ¿no?

Suspiré de nuevo, esta vez más teatralmente, antes de sacar el teléfono y decidir llamar a Emma, mi mejor amiga en estos últimos dos años. Emma, esa persona que siempre sabe qué decir... bueno, cuando no está diciendo algo completamente ridíc*l*.

El teléfono *p*n*s sonó dos veces antes de que Emma contestar

Reviews
See All
Heroes

Use AlphaNovel to read novels online anytime and anywhere

Enter a world where you can read the stories and find the best romantic novel and alpha werewolf romance books worthy of your attention.

QR codeScan the qr-code, and go to the download app