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EL HIJO DEL PROFESOR

  • Genre: YA/Teen
  • Author: Willis
  • Chapters: 88
  • Status: Completed
  • Age Rating: 18+
  • 👁 2.9K
  • 7.0
  • 💬 11

Annotation

Lo que ves es lo que soy, Pero no soy lo que crees que ves, Ni lo que ves es todo lo que soy Diego es chico tímido e inteligente, el favorito de los profesores y que nunca hace nada divertido; algunos como Omar, lo califican de nerd. Omar es un tipo rudo que, montado en su moto con su chaqueta de cuero y voz seductora es el crush de las chicas y el terror de la escuela; algunos como Diego, lo tachan de chico malo, de bully. ¿Será eso todo? El nerd y el bully, polos opuestos en un mundo de prejuicios irreconciliables. O por lo menos es lo que parece, hasta que una extraña noche se encuentran.

Chapter 1

Feria de ciencias

La feria de ciencias es un gran evento que congrega a los estudiantes más inteligentes del estado, al estar divido en diferentes categorías según la escolaridad de los participantes, se lleva a cabo en el centro de convenciones y exposiciones más grande de la ciudad. Además de los stands con los proyectos participantes también podemos encontrar pabellones dedicados a universidades, laboratorios y empresas tecnológicas; conferencias y talleres de gran interés. El evento en su gran mayoría está abierto al público en general, por lo que mis padres me llevaron cuando era pequeño para que me interesara en la ciencia. Curiosamente, ese es uno de los escasos recuerdos que tengo de nosotros como familia, poco tiempo después vino el divorcio, actualmente vivo con mi padre ya que mi mamá se mudó de ciudad debido a su trabajo.

Desde ese entonces he querido asistir como participante activo en la feria. Este año por fin estoy aquí presentando un proyecto con el que pretendo obtener un buen lugar en la categoría de energías alternativas en nivel preparatoria. Mi padre insiste en que este tipo de eventos se verán bien en mi curríc*l* estudiantil y posiblemente laboral también. Por mi parte, es un reto personal que veo cumplido, que el llevarlo a cabo, fuese a la vez educativo y entretenido es un plus que agradezco.

Estoy tan emocionado que por primera vez el hablar en público no me pone nervioso, me explayo tanto que en ocasiones ni siquiera me percato de que la audiencia es otra. Por fortuna mi mejor amiga, Mónica, está ahí para hacerme saber cuándo me voy por las ramas.

-Diego despierta, ya hasta hablas solo, me agrada que seas más abierto, pero con calma. Será mejor que tomes un descanso o te quedarás afónico para cuando lleguen los jueces.

-Es verdad, no me había dado cuenta que estaba hablando solo, debe ser el lugar, la emoción, o qué sé yo, pero estoy eufórico.

-Ya ves, te lo he dicho muchas veces; si tan solo fueras así de extrovertido en la escuela podrías hacer más amigos.

-Si tengo amigos, esta Gerardo del club de ajedrez, y, déjame pensar; el chico que se sienta conmigo en química ¿cómo se llama? Damián, no; Antonio, tampoco; ah si, Andrés.

-Ok, Gera te lo creo porque si te he visto practicar con él ajedrez, pero hasta ahí. ¡De Andrés ni siquiera recordabas su nombre!

-Vamos Moni, no es para tanto, sabes que me es difícil interactuar con los demás. Nunca sé que decirles o cómo actuar frente de ellos.

-Pues por eso debes seguir intentándolo hasta que el socializar sea algo natural, y quién sabe, en una de esas hasta te podría ir mejor en el amor.

-Jajaja, no. No lo creo, pero gracias.

¿Por qué no creo que me pueda ir mejor? Muy fácil. No solo soy tímido; soy demasiado tímido para intentar convivir con los compañeros, por lo que prefiero estudiar y sacar buenas notas. No es que piense que sean unos tontos, al contrario, soy yo el que no sabe cómo encajar de una forma correcta. Esto no es nuevo para mí; en alguna ocasión en primaria un chico se me acercó e intentó sacar conversación conmigo, seguramente de un programa de tv o algo por el estilo, el caso es que como no entendí de que me hablaba solo agaché la mirada sin dirigirle una sola palabra hasta que porfin se aburrió y se fue.

Con relativa frecuencia me ha pasado lo mismo, siempre con los mismos resultados. Sé que estoy mal y que debería abrirme a las personas, socializar e incluso meterme en problemas de vez en cuando como un chico normal, es solo que no me siento como una persona normal.

Moni es la única persona que considero mi amiga. Recuerdo que empezamos a hablar o mejor dicho ella me comenzó a hablar desde el inicio de clases. Yo estaba sentado enfrente del escritorio del profesor de la primera clase esperando a que llegara (sí, soy tan nerd), cuando de pronto se sentó a mi lado y de la nada entabló plática conmigo, mi reacción fue la misma de siempre, *p*n*s si le respondía con monosílabos en un intento por que me dejara en paz. El efecto fue el contrario, se empecinó tanto en que le hablara que al día de hoy somos casi inseparables. Desde entonces se ha obstinado en ayudarme presentándome a sus amigos y conocidos, quienes me ven como un bicho raro, al final, todos terminan por alejarse, mientras que yo me quedo sintiéndome mal por ser una lapa al no dejar que ella socialice más.

- ¿Ya has visto los demás proyectos? Hay unos muy buenos, quiero decir, el tuyo es excelente pero ahora que venía de camino vi uno que me llamó la atención, ¿Qué dices, me acompañas a verlo?

De nueva cuenta me trae a la realidad, en esta ocasión de mis pensamientos sombríos. -Ve tu si quieres, yo debo estar aquí por si alguien pide informes.

-No, acompáñame. ¿Si no, quién me va a explicar lo que no entienda?

-El adular mi inteligencia no te ayudará esta vez, comprendo que no es muy divertido para ti estar aquí sentada todo el día.

-No es por eso, bueno si, un poco, lo que intento decirte es que necesitas distraerte un rato. Además, eres tú el que siempre está insistiendo en venir a recorrer la feria. Aunque sea un rato y por aquí cerca, ¿te parece?

La verdad es que, sí quiero recorrer los stands, pero tampoco me gusta la idea de dejar el mío a solas. Tengo bastante experiencia con bullies como para saber que en cualquier descuido alguien podría venir y arruinar mi trabajo. Estaba tratando de explicarle mi punto de vista cuando la expresión de mi amiga se torna en terror, se diculpa diciendo que regresa más tarde y se va a toda prisa. Su extraño comportamiento tiene una sola explicación: mi padre.

Papá es un hombre de mediana edad, alto, fornido (a pesar de que lleva tiempo sin hacer ejercicio), con mirada intimidante, voz gruesa, de carácter dominante, pero sobretodo prejuicioso. Motivo por el cual todos prefieren alejarse de él lo más posible. Según me comento un día, prefería ser temido y respetado a ser estimado. Lamentablemente su actitud contribuye a mi casi nula vida social en la escuela, ya que además de ser mi padre, también es el temido y odiado profesor de economía: Maximiliano Sayas.

-Hola hijo, ¿Todavía no pasan los jueces? – Pregunta papá al acercarse.

-Hola papá, aún no pasan, según las indicaciones que nos dieron el recorrido oficial para calificar será a las cuatro de la tarde; en la mañana solo es exposición al público en general.

-Excelente, así me da tiempo ir a dar un par de clases y regresar.

-Sí, no te preocupes aquí estaré todo el día.

- ¿Ya has hecho un reconocimiento de la competencia? Es fundamental que evalúes a tus oponentes más fuertes con el fin de identificar sus puntos débiles y tomar medidas al respecto.

-Entiendo, pero no tengo con quien dejar encargado mi lugar.

- ¿Temes que alguien pueda venir a sabotear tu trabajo?, ¿acaso sospechas de alguien? –Ahí está, tan suspicaz como siempre,lo curioso es que ambos tenemos al mismo sospecho en mente.

-No lo sé papá, talvez sean solo mis nervios. Para ser sincero estoy estresado, preocupado, ansioso, emocionado, uff.

-Entiendo cómo te sientes hijo, la presión en eventos de esta magnitud es grande, sin embargo, debes de confiar más en tus habilidades y capacidades. Yo sé que te irá muy bien el día de hoy.

-Gracias pá.

-Anda ve a dar una vuelta por los stands, yo me quedo aquí mientras regresas, no se te olvide sopesar la competencia; y come algo, no quiero que te desmayes de inanición.

-Si papá, así lo haré. No me tardo nada.

-No te preocupes por mí, aún tengo un par de horas libres. Anda ve y diviértete.

Puede ser que para los demás sea un pesado, pero conmigo es diferente; sí es estricto y rígido, pero también es cariñoso y comprensivo. Lo quiero mucho y él a mí.

Trato de buscar a Moni ya que se supone que estaría cerca, sin embargo, sospecho que debió de asustarse con la aparición de mi padre lo suficiente para alejarse más de lo esperado. Me rindo, doy una vuelta por las exhibiciones esperando toparme con ella en el transcurso. Todo parece ir bien; sin embargo, tengo la sensación de que alguien me sigue. Descarto la idea enseguida, con seguridad es solo es mi imaginación. Lo curioso es que esta sensación se vuelve más intensa con forme pasan los minutos.

Tratando de tranquilizarme me concentro de nuevo en la competencia, a pesar de ser buenos proyectos puedo decir que el mío es mejor. Hasta que claro, llego al stand de la preparatoria La Fayette, la escuela privada más afamada del estado. El trabajo predentado por el chico es claramente superior. Exhibe no solo la idea de un generador de energía eólica, sino que también un método para almacenar y transportar la energía obtenida. Mi ánimo se derrumba de golpe al comprender que el primer lugar se me esfumaba.

Estoy tan abrumado que sin pensarlo suelto una maldición, por fortuna *p*n*s audible, aunque no para todos; un tipo alto a mi lado, al darse cuenta de mi exabrupto suelta una risa que me desconcierta, ya que me suena terriblemente familiar. Avergonzado y algo asustado me retiro del lugar discretamente.

Me alejo deprisa, pero sin correr, volteando la cabeza de vez en cuando asegurándome de no ser seguido por este sujeto. Mi respiración se recompone al no divisarlo detrás mío. Sin querer he llegado al área de comida, por lo que aprovecho para comprar algo para llevar. Es un viejo hábito pues en la escuela debo esconderme para comer, o de lo contrario “Chico malo” podría venir y robarme el almuerzo, he de confesar que pocas veces da resultado. Hoy no estoy en la escuela por lo cual, es más la costumbre que el temor de ser atrapado.

Debí haber previsto que no sería tan fácil.

- ¡Nerdy, nerdy, nerdy! ¡con que saltándote clases para irte de pinta!, ¿quién lo podría haber dicho?

Estoy tan sorprendido como asustado, el tipo que me estaba siguiendo y se rio de mi, resultó ser mi bully. Bajé mi guardia ya que no lo reconocí por su atuendo, cambió su chaqueta de cuero y lentes de sol, por un blazer casual y gafas graduadas.

-Como sea, ya que estamos aquí podemos continuar. ¡Dame tu comida! -Sin esperar a que se la entregue arrebata de mis manos el envoltorio. - ¿Una hamburguesa y papas fritas? estas cosas podrían golpearte, toma, mejor comete esto.

Me lanza de vuelta una manzana grande, lo miro en silencio y con recelo, nunca antes me había ofrecido algo a cambio.

- ¿Qué te pasa, por qué no la comes? No esta envenenada si es lo que piensas, mira te lo mostraré. – Recupera la fruta y le da un gran mordisco para ofrecérmela nuevamente. -Lo ves, esta deliciosa. Creía que te gustaban las manzanas, ¿o eran las peras y eres alérgico a las manzanas?, mmhh no, según yo sólo eres alérgico a la coliflor, brócoli, pasas y por supuesto a interactuar con las personas. ¡Jajaja!

El comprobar que tiene tanta información mía da miedo, ni siquiera a Moni le he dicho que no me gustan esas verduras, simplemente las evitaba disimuladamente sin dar mayores explicaciones. En cuanto a él, por lo regular no había discursos ni conversaciones u amenazas solo llegaba, tomaba y se iba. Está claro que hoy sería diferente, puesto que se sentó a mi lado y siguió hablando.

-Nerdy, ¿es en serio? ¿unicel? ¡Deberías de solicitar otros empaques para tu comida, esto contamina! ¿Te imaginas si alguno de los jueces te viera consumiendo este tipo de productos? Si por mí fuera, descalificaría a todo aquel que por sus actos contribuyera a la contaminación. ¿O acaso no es el objetivo de este tipo de eventos? Generar conciencia, actuar de forma responsable y ¿todas esas cosas?

- ¿Desde cuándo te importa la ecología?, es más ¿Qué haces aquí? –Le respondo no como un acto de valentía, más bien es debido a lo confundido que su actuar me ha dejado.

-Me importan, aunque no lo creas. En cuanto a lo segundo puedes estar seguro que no era para buscarte a ti. Vine porque el maestro de física quiere que lo vea aquí, ya sabes para estimular mi mente creativa, entusiasmarme por la fama y la gloria científica. ¡Como si eso fuera a convencerme!

- ¿Por eso el disfraz? –Por increíble que parezca, vuelvo a hablar, y él, a contestar.

-Podría decirse que sí. A propósito, ¿Cómo puedes ver con estas gafas? – Me dice riendo al tiempo que se las quitaba.

- ¿Esos son míos? –Reconozco entonces los lentes que “perdí” el semestre pasado.

-Sip, pero come anda o te vas a desmayar en medio de la presentación.

A regañadientes y todavía recelando de alguna intención oculta de su parte, muerdo la manzana, es dulce y sabe deliciosa, la devoro en cuestión de segundos. Más aún al saber que él la había probado antes, dejando un poco de su propia saliva y sabor en ella (sé que no debería, pero, creo que tengo algo parecido al síndrome de Estocolmo).

-Estaba buena eh.

-Sí, gracias. ¿Por qué haces todo esto? –Este cambio en su actitud no deja de sorprenderme. Él ha sido quién más me a molestado en la escuela, si bien nunca me ha golpeado como a otros, sí se la pasa acechandome en los corredores, y escondido mis cosas por días e incluso, ha sido su culpa el que todos me llamen con el mote de “Nerdy”.

- ¿El qué? –O en verdad es una cabeza hueca o es solo una más de sus bromas y juegos infantiles, decido dejarlo pasar.

-Olvídalo.

-Bueno, lo intenté, pero el estilo nerd no es para mí. –Acto seguido, se cambia el saco de lino por uno de piel que trae guardado en la mochila, pone mis lentes viejos en un estuche y los guarda junto con otras cosas que alcanzo a ver son herramientas.

-Esos son míos. -Le digo señalando las gafas.

- ¿En verdad las quieres? Pues tómalas si gustas. -Las saca del estuche y se las guarda dentro de sus pantalones.

- ¡Eres un estupido! – Con esto me doy la vuelta para dirigirme a mi módulo, mientras me alejo puedo escuchar sus carcajadas por mi.

En el trayecto de regreso encuentro por fin a Moni, resulta que estábamos cruzándonos todo el tiempo. Después de eso, el día transcurrió con normalidad, sin volver a tener señales de la presencia del Chico malo.

Poco después de las cuatro de la tarde los jueces hacen por fin su aparición. Por si no fuera suficiente, en medio de la presentación siento un ligero retortijón en el estómago debido a los nervios. Es una suerte que haya comido algo ligero pues estoy casi seguro que hubiera devuelto la hamburguesa grasosa frente a ellos.

Dos horas después, llega por fin la ceremonia de premiación. Todavía con los nervios de punta y sin poder creérmelo, subo a la tarima para recibir el primer lugar en mi categoría.

Un desperfecto técnico en el proyecto de la preparatoria de La Fayettte que el chico no pudo explicar ni resolver, le valió una penalización de la que no pudo recuperarse.

Ten cuidado con lo que deseas.

POV Chico Malo

El día comienza como cualquier otro, me pongo una chaqueta de cuero y subo a mi moto para ir a la escuela, llegar y saludar a mis amigos, jugarle alguna broma al nerdy, clases, cobrar unas deudas pendientes, coquetear con alguna chica, golpear a alguien que se quiera pasar de listo, quitarle el almuerzo al nerdy, otra hora de aburrimiento en la clase de economía, intimidar a alguien (nerdy por lo regular), gimnasio, etc. La rutina no es mala, aunque al final de cuentas sigue siendo rutina.

*p*n*s estamos en mayo, pero ya estoy rogando por que terminen las clases, el estrés y la presión me están volviendo más loco de lo que suelo estar.

Lo que me consuela y da esperanzas es, si todo sale bien como todo parece indicar, este verano será memorable; todo un mes de montañas, tienda de campaña, fogatas, pesca, con todos los hombres de la familia, desconectados del mundo y viviendo una gran aventura. Sólo una cosa haría de este viaje perfecto, corrección una persona es la que me haría falta; sin embargo, no debo de pensar en ello ni hacerme ilusiones absurdas. En este momento debo de concentrarme en algo mucho más apremiante, como no meterme en problemas. Menudo reto me he impuesto yo mismo.

No involucrarme en líos va a resultar difícil, mi temperamento explosivo es mi mayor problema de actitud, según me han dicho; por otro lado, no me resisto a jugarle alguna broma a nerdy si se me presenta la ocasión. Lucas, mi mejor amigo, me ha dicho ya muchas veces que me ensaño de más con él, y es cierto.

Su verdadero nombre es Diego, aunque nadie le llame así (culpa mía, fui yo quién le puso el mote de nerdy); es un chico delgaducho, un poco más bajo que yo. Siempre viene de pantalón de vestir, camisa, suéter de cuello “v” y unas gafas de montura gruesa que lo hacen ver más raro de lo que es. También es inteligente y a la vez muy tímido, no te dirige la mirada y mucho menos la palabra ni para defenderse, por mucho que lo provoque su reacción más común es encorvarse o salir corriendo del lugar.

Por ello, me sorprendió mucho que en la feria de ciencias se atreviera a mantener una conversación conmigo, la cual resultó ser divertida. No obstante, existe otra razón por lo que me dedico a molestarlo, no sé cómo explicarlo; pero me hace sentir incómodo, ansioso e incluso nervioso, es la única persona que me provoca eso. Y no me gusta.

#

El día transcurre tan aburrido como cualquier otro, tanto que en ocasiones deseo que pase algo, lo que sea para salir de la monotonía. ¡Ojalá hubiera cerrado mi bocaza! Durante el segundo periodo recibo una noticia devastadora: reprobaría la asignatura de economía, y por tanto tendría que tomarla de nuevo en la escuela de verano. ¡Ya podría ir despidiéndome de mi aventura en las montañas!

Ok, reconozco que no soy un gran estudiante en esa materia, pero tampoco estoy tan mal, presento la mayoría de las tareas y mis exámenes son regulares. Lo que si es cierto es que, como cualquier otro, en más de una ocasión me he quedado dormido durante la clase. Por ello a veces siento la imperiosa necesidad de alivianar el ambiente haciendo uno que otro chiste que mis compañeros agradecen, no así al profesor como ya quedó demostrado.

Estoy muy molesto y siento unas ganas tremendas de golpear algo o mejor aún a alguien, de preferencia al profesor de economía. Sí, en verdad eso quisiera. A quien golpeo en cambio, es a un tipo de último grado que atormentaba a un pequeño de primero. Habiendo desahogado un poco mi ira, me dirijo a las oficinas para tratar de convencer al profe de darme un trabajo extra para subir la nota.

-Sr. Sayas, ¿puedo hablar con usted un momento?

- ¿Hablar de qué? No tenemos nada de qué hablar.

-Es sobre mis notas, esperaba que pudiéramos encontrar la forma de poder subirla, verá necesito aprobar la materia.

- ¿Pretende sobornarme sr. Gallardo? ¡Porque eso es inaceptable!

-O no, nada de eso, a lo que me refería es si podría hacer algún trabajo extra que me pueda ayudar.

-Ya debería saber que yo no doy ese tipo de ayudas, si usted prefiriera aplicarse durante la clase, en lugar de ocupar su energía en ser el gamberro de la escuela no tendría este predicamento. Lo mejor que podría hacer es abandonar y dejar espacio para los chicos que realmente quieren superarse, nos haría a un enorme favor. Ahora le aconsejo que acepte su destino y nos deje en paz. - Con este “alegre” comentario me cierra la puerta de su oficina en la cara.

Antes estaba molesto, ahora estoy furioso. El resto del día no podía concentrarme en los estudios, solo imaginaba millones de formas para desquitarme. Ya había “re-decorado” su casa con papel higiénico, tuneado su automóvil con grafiti y la más reciente, había hecho viral una animación de él hurgándose la nariz para sacar un troll verde de ella. Todas esas bromas habían sido divertidas pero esta vez era diferente, no quería solo burlarme. Quería verlo molesto al igual como estaba yo por no darte la oportunidad de hacer un trabajo extra.

En gimnasia, la última clase del día, un grupo de chicos patosos estaban intentando completar un circuito con obstáculos, al observarlos llegó a la conclusión de que la mejor forma de vengarme es hacerlo sufrir a través de lo que el profesor más ama, su hijo: nerdy.

La siguiente pregunta a responder es ¿Cómo hacer eso? Podría solo golpearlo hasta dejarlo irreconocible, sin embargo, no soy tan loco para llegar a ese punto, además, de nada me serviría si me expulsan de la escuela. Después de pensarlo no se me ocurre algo convincente hasta que una idea llega a mi mente. Lo seduciré para luego dejarlo con el corazón destrozado.

Es una idea tan ridícula que suelto una carcajada en mitad de la práctica, hubiera quedado como un tonto, de no ser porque precisamente en ese momento el susodicho se resbala y cae de pompas durante el ejercicio provocando la risa de la clase entera.

Definitivamente no es la mejor ni la más original de las ideas, pero seguro será divertido intentarlo, solo una broma, algo más pesada que las anteriores, sí. Aunque también es una oportunidad para despejar algunas dudas que tengo sobre él. Además, me dara más tiempo y armas para pensar en algo mejor.

Murphy

Creo que se equivocaron con mi sobrenombre, en lugar de ser “Nerdy” deberían decirme “Murphy”. Me gustaría decir que estoy exagerando, pero no, las cosas rara vez me salen como yo las planeo; hoy por ejemplo, se atoró la cadena de mi bici a unas cuadras de la escuela, al arrastrarla me ensucié los pantalones; durante la hora del descanso “chico malo” se llevó casi toda mi comida.

y para colmo hoy no vi por ningún lado a mi única amiga.

Es realmente fastidioso y cansado el enfrentarme yo solo contra el mundo, o casi, por fortuna puedo contar con Mónica, mi única amiga. El que mi vida social sea prácticamente inexistente no me preocupa, sin embargo, el hecho de que el temido y odiado profesor de economía, Maximiliano Sayas resulte ser mi padre no hace más que marcarme como diana ante los molestos chicos que han sido sus víctimas. Si le añadimos que mis calificaciones son siempre altas, el resultado que obtenemos es rechazo, burlas y molestias por parte de los demás compañeros. Incluyendo claro está a Omar, “El chico malo” y mi bully particular.

Desde el primer día ha estado presente en la mayoría de mis peores momentos en la escuela. Por fortuna desde hace un tiempo, se ha conformado con solo robar mi almuerzo, además de algun ocasional empujón disimulado cuando nos topamos en el pasillo.

Moni me ha instado constantemente a que lo denuncie y así liberarme de él. La situación es que no tengo pruebas en su contra, sí, siempre que algo me pasa está él cerca con su cara de pocos amigos, o riéndose de mí, pero fuera de eso, no tengo nada. Tampoco cuento con el apoyo de testigos que avalen mi dicho, todos en la escuela le temen tanto como para involucrarse en en asunto. Por consiguiente, también se alejan de mí en un intento de evitarl. Sin contar que de hacerlo y dado su historial de disturbios, salidas de pinta, bromas pesadas, etc. Lo más seguro es que lo expulsen de la escuela.

Si, dejaría de molestarme y con algo de suerte también dejaría de verlo para siempre. Es solo que precisamente por eso no lo hago, no quiero dejar de verlo, porque… aunque no lo admita en voz alta, él… me gusta y me llama la atencion . Sé que suena como un patético cliché, pero es cierto. Me gustan los hombres .

Me gusta la seguridad con la camina y anda por la vida, pareciera que no le teme a nada ni a nadie (incluido mi padre); tiene una habilidad para ponerme nervioso con su sola presencia, hay ocasiones en que puedo sentir el peso de su mirada sobre mi antes de saber incluso que está ahí; su voz profunda y serena combinada con una mirada penetrante que te hace sentir como un cordero indefenso ante el lobo alpha; por otro lado, el que tenga un cuerpo bien trabajado y además sea guapo no hace más que empeorar las cosas. Mis hormonas están a tope y mi juicio se nubla ante su presencia, son pocas las veces que me he atrevido a admirarlo con detenimiento por temor a ser sorprendido por él o por algún otro y ser etiquetado además como el nerd gay.

Casi terminan las clases, solo falta una hora de gimnasia y seré libre por hoy. El entrenador además de los ejercicios de siempre, nos ha puesto una ruta con obstáculos que tenemos que pasar cuatro veces. Los demás alumnos la pasan sin problemas y rápidamente, incluyendo claro esta Omar, por lo que se dedican a gandulear por ahí o a burlarse de los que no podemos hacerlo tan bien como ellos. Por mi parte *p*n*s si les hago el menor caso, excepto que puedo sentir su atenta mirada sobré mí. En un intento por voltear y comprobar si en verdad me está observando doy un traspié y caigo sentado fuera de la colchoneta, por desgracia él se da cuenta de mi torpeza lo que le provoca una sonora carcajada, de no haber sido por eso nadie, ni el instructor se hubiera percatado. Ahora tengo que completar diez veces el circuito antes de poder retirarme, ¡Qué desastre!

Al ser la última clase del día los demás se van retirando en cuanto terminan el ejercicio, quedándome en último. Una vez completado el circuito con mucho esfuerzo y sin accidentes esta vez, me doy cuenta que el coach se ha marchado sin esperar a que terminara. ¡Pude haberme retirado antes sin que se dieran cuenta! No es que me guste o sea de los tipos que se saltan clases, pero vamos, ¡es educación física!, ni siquiera debería contar como materia y menos aún ser obligatoria. Prefiero concentrar mi energía en cosas que realmente valgan la pena y que además sean un reto intelectual. Supongo que la incluyen para que tipos descerebrados como Omar puedan aprobar con buenas notas, aunque sea solo una materia.

Me consuela el hecho de que tampoco encuentro a nadie en los vestuarios, así podré cambiarme tranquilamente sin que me estén molestando. No tardo mucho en darme cuenta que mi día de infortunios aún no concluye. Escucho unos pasos firmes detrás de mí, trato de serenarme al pensar que de seguro es el coach quien aún anda por aquí, o quizá sea otro alumno que también se le ha ido el tiempo al cielo. Un escalofrío recorre mi espalda desde la base del cuello, siento su mirada sobre mí, volteo sólo para confirmar que es Omar quien me observa. Parado entre las sombras, sin moverse.

Hoy más que nunca me siento como una presa acorralada, se acerca caminando arrogante y lentamente con su sonrisa burlona, con el torso desnudo aún húmedo de la regadera, sus jeans ajustados a medio abotonar y respiración entrecortada. Sin saber bien como, me arrincona contra los casilleros a mi espalda, de pronto con su puño derecho da un golpe a uno de ellos, justo a un lado de mi oreja, mientras que con la otra mano sostiene mi cuello impidiéndome así escapar. Siento su cálido aliento en mi cara, estoy tan cerca que por primera vez puedo ver sus ojos color avellana sin reparo alguno. La expresión en su rostro es seria, me mira directo a los ojos como estudiando que hará a continuación, por mi parte tiemblo por el miedo y (odio admitirlo) . No hay otra explicación, está vez no hay nadie que me salve de lo que seguro será una paliza de su parte.

De pronto, su mano derecha se posa sobre mi pecho, bajando poco a poco por mi abdomen hasta llegar a la orilla de mi pantalón. Me preparo para recibir justo ahí su golpe, pero no, en cambio introduce su mano dentro de mis calzoncillos y agarra con fuerza mi p*n* que a estas alturas esta húmedo y semi erecto. En su expresión regresa su sonrisa burlona.

- ¡Vaya nerdy, sabía que te gustaba, pero no sabía cuánto! Seguro te has de empalmar así cada vez que paso junto a ti. ¿Te tocas mucho pensando en mí?

Mi mente está en blanco, no sé qué contestar o en todo caso si es prudente hacerlo, pues en efecto, él es el actor principal de la mayoría de mis fantasías, ahora que lo intuía me hacía sentir en mayor peligro. La falta de una respuesta de mi parte parece divertirlo aún más. Con agilidad me arranca los lentes, solo puedo cerrar los ojos con fuerza ante la expectativa de lo que vendrá a continuación. Para mi sorpresa no es un golpe lo que obtengo, sino un beso. Un ardiente, cálido y salvaje beso de su parte. No reacciono, ni mucho menos le correspondo el beso, con los ojos cerrados y sin moverme me dejo llevar por el momento.

Chapter 2

Al cabo de unos segundos me libera de su agarre, oigo su risa y sus pasos al alejarse, no dice ni hace nada más. Solo se va dejándome solo, mojado, y confundido.

Ahora que Omar sospecha que soy gay, sé que encontrará una forma de usarlo en mi contra para diversión de él y los demás. Esa tarde me encierro en mi cuarto, no quiero que mi padre me vea llorar, estoy perdido. Un vació y desazón va creciendo en mi interior, trato de respirar, pero no puedo, es como si algo oprimiera mi pecho. Mientras en mi cabeza veo pasar hipotéticos escenarios en los que todos se burlan y me señalan con repulsión, incluido mi padre. Veo a Chico Malo riéndose de mí con sus dulces labios y mirada profunda.

De pronto la perspectiva cambia completamente

¿Qué pasaría si en verdad le gusto? Sin que me cueste trabajo revivo el singular encuentro, no quiero olvidar nada, cualquier detalle que escuché, vi y sentí pretendo memorizarlo. Solo por hoy me permito fantasear en él como pareja, tratand

Heroes

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