Propiedad del lobo
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Annotation
Angelique viaja a Lewiston para vivir con su padre y olvidarse del año terrible qué pasó en su antiguo hogar. Sin embargo, empieza sentir que el pueblo es muy misterioso y que sus habitantes guardan muchos secretos, en especial Damian Brown y sus amigos. Nadie parece estar aterrado por los incontables lobos que rondan el bosque, menos su padre, quien también tiene secretos guardados. Damian descubre que esa chica pelirroja es su mate, dado que jamás creyó en esas cosas, empieza a rondarla y a asustarla para que se vaya del pueblo y no vuelva más. Pero en el amor no se manda y tanto como Angelique y Damian están destinados a estar juntos, aunque los dos lo nieguen a muerte.
Chapter 1
UN AÑO DESPUÉS
ANGELIQUE
No puede ser.
Miré las notas. Y en las notas había sólo ceros, bueno, casi no pero si, había reprobado el año. Me había quedado como toda una estupida. No me lo puedo creer. Sabía que esto pasaría, saber que por estar pendiente de otras personas, como de Angelique y Colton estaría en la ruina. Era cierto que me había olvidado de mis principios y que había hecho cosas malas pero estaba mal, fue una época muy dura para mi. Ahora lo que quería era alejarme, no podía volver a la preparatoria sabiendo que todos se burlarían de mi. Salí de la preparatoria súper rápido para que nadie me viera, me monté a mi Volkswagen blanco y manejé a casa. Mientras manejaba las lágrimas salían de mis ojos y rondaba por mis mejillas, cayéndose por el cuello. Marque el número de papá, esperando que me conteste. Mi padre hacía sus viajes de trabajo a Lewiston y esos viajes duraban una semana o incluso más. Lo necesitaba en este momento y no estaba.
—¿Angelique?
—Pá, te necesito.
—¿Que pasa, cariño? Te escuchas mal.
—Ya no puedo estar más tiempo aquí. Me quiero ir, por favor llévame contigo.
—¿Por qué? ¿Y la graduación? Tu hermana...
—No habrá graduación —confesé, no tenía caso que le mintiera si sabía que se daría cuenta por medio de Monique, no quería que fuera ella quien le dijera. —Reprobé el año. No puedo estar más aquí, necesito cambiar de aires, conocer otras personas. Por favor —casi supliqué.
Mi papá se quedó un momento pensando, por un momento creí que me diría que no y que me haría volver a esa preparatoria de nuevo.
—Está bien, ven aquí. Te enviaré la dirección, pero maneja con cuidado si, este lugar a veces es muy peligroso y no sabes con qué animales te puedes topar.
Fruncí el ceño.
—¿Animales?
—Si, cariño, por eso maneja con cuidado, ¿bueno? No olvides que te quiero, no llores mas. Eres mi niña, ven aquí y pasaremos más tiempo juntos.
Sonreí, limpiándome las lágrimas mientras me estacionaba frente a casa.
—Gracias, haré mis maletas y estaré por ahí para el anochecer.
—Claro, llámame cualquier cosa. Te quiero.
—Y yo a ti.
Me sentí aliviada porque papá al fin había accedido, siempre pensé que prefería a Monique antes que a mi, a mi hermana gemela que era más buena que el pan. Todo el mundo la quería porque era más bonita a pesar de ser idéntica a mi. Salí de mi coche y entré a la casa, subí las escaleras entrando a mi habitación. Empaqué toda mi ropa en tres maletas grandes. No pensaba volver a este lugar que me había hecho tanto daño. Bajé las maletas una por una y las puse en el maletero. Entré de nuevo a casa, asegurándome que no dejaba nada que me pudiera hacer falta. Pero no, miré unas fotos de familia, pero solo me llevé una donde salíamos mi papá y yo. Salí de casa, dándole una última mirada a mi barrio, a mi hogar, me metí al coche y manejé. Me esperaba una carretera bastante larga por recorrer.
•
Lewsiton, he escuchado historias sobre ese pueblo. Esta lleno de bosques, es un pueblo bastante bonito y solitario, además de misterioso. Iba quizás a medio camino cuando me entró el hambre, me estacioné en una gasolinera para echar más combustible y para comer algo.
•
Horas después me dolía el trasero, estaba cansada de manejar, tensa. Sentí alivio enorme cuando miré el letrero que decía bienvenidos a Lewiston. Entrar aquí me hizo darme cuenta de la cantidad de bosques que había. Estaba medio oscuro e incluso había niebla en algunas partes, niebla que incluso me impedía ver el camino. Bajé la velocidad porque no vaya a ser y choque a alguien. Luego de pasar la niebla entré al pueblo, se veía todo normal, como un pueblo normal. La gente, el ambiente, todo. Seguí la ubicación que me había dejado mi padre en el celular, parece que estaba un poco más lejos del centro. Manejé por un camino, aquí ya no habían casas. Había más niebla, hacía más frío, todo era más tenebroso. ¿Por qué papá vive en este lugar? ¿Vive solo? ¿No hay vecinos? Tantas preguntas me empezaron a pasar por mi cabeza. Iba manejando tranquilamente cuando de repente un animal enorme cruzó la carretera. Di un frenazo para evitar chocarlo. Sentí mi pulso acelerado. Era un venado. Me llevé una mano al pecho para tranquilizarme. Solo era un venado, me dije. Arranqué lentamente de nuevo para seguir mi camino pero me detuve en seco de nuevo cuando un enorme animal se montó en el capo del coche.
—¡AHHHHHH! —grité, viendo a ese enorme lobo negro que me veía y se saboreaba la lengua. Toqué la bocina para que se fuera pero nada lo hacía irse. Era un lobo enorme. El lobo se bajó del capo del coche, estaba rodeando mi carro, no me quitaba la vista de encima. Saqué mi celular con las manos temblorosas y marqué el número de papá pero, genial, no había señal. Pisé el acelerador y arranque a toda velocidad, alejándome de ahí y de ese lobo.
—Está a punto de llegar a su destino —dijo la voz del GPS. A lo lejos miré una casa a orillas de la carretera. No habían vecinos, no había una cerca que lo protegiese, no había seguridad. Miré a papá esperándome. Me estacioné de inmediato y salí.
—¡Metete a la casa! —exclamé, tomándolo del brazo.
—Angi, ¿que pasa? —me detuvo.
—¡No estamos seguros aquí! ¡Vamos dentro por favor!
—Aguarda, espera, respira —me dice. Eso hago, respiro—ahora explícame qué pasa.
—Cuando venía vi a un enorme lobo en la carretera.
No pareció sorprendido.
—Sé qué hay lobos pero aquí puedes estar segura, no te harán daño.
No entendía por qué hablaba con tanta seguridad. Sabía que habían enormes lobos en este lugar, cerca de aquí y actuaba como si nada. No entendía. Miré para todos lados, en dirección al bosque, sintiéndome insegura. Sentía que me vigilaban, como si algo o alguien estuviera ahí, viéndonos.
—Tranquila. Ven, te ayudo a sacar las maletas.
Me calmé, diciéndome a mi misma que esos enormes lobos no nos harían daño, que solo eran lobos comunes y corrientes que comían venados y esos animales. Pero dentro de mi sabía que no era así, ese lobo era súper grande, su mirada era de asesino serial y su mandíbula llena de colmillos enormes. Seguí a papá y ayude a sacar mis maletas.
—Trajiste todo —me dice, haciendo notar que estaban algo pesadas. Le miré un tatuaje en su brazo, jamás lo había visto tatuado, parece que era nuevo. Además de que jamás había visto ese símbolo.
—Si, no pienso volver a ese lugar —respondí avanzado hacia la casa. Me sentía muy insegura estando afuera. Me apure con papá y estando dentro cerré con llave. La casa de mi padre era bastante grande. De madera, dos pisos, paredes blancas, muebles finos. Al parecer no le iba tan mal en su trabajo. Lo que no entendía es por qué siempre tenía que irse y venir. Jamás lo había entendido. —Está bonito.
—Gracias, la fui creando pensando en ustedes. En que cuando terminaran la preparatoria se podían venir aquí.
—Monique está con Colton y ahora que van a la universidad juntos lo dudo que venga.
—Jamás entendí que fue lo qué pasó con ustedes —me dijo. Suspire profundo.
—No quiero hablar sobre eso ahorita —dejé las maletas, abrazándome a mi misma—hace frío.
—Debe de ser la calefacción, aún estoy arreglándola. Iré a ver qué pasó, explora la casa si quieres —me dice, yéndose para el sótano. Caminé, mirando todo lo que papá tenía. Aun no olvidaba la mirada asesina de ese lobo negro. Sentí escalofríos al recordarla. Miré una foto de papá pero estaba con otra mujer. La tomé, no la conocía. También noté que la mujer tenía el mismo tatuaje que papá en su brazo. Fruncí el ceño sin entender, entonces papá se había hecho el tatuaje por ella. Vaya, no pensé que fuera de esos hombres. Dejé la foto en su lugar, acercándome a la enorme ventana de vidrio que daba al bosque, pero más allá del bosque pude notar algo brillante. No me lo podía creer. Pasando unos cuantos árboles había un lago. Y como había luna llena se reflejaba en el agua dándole un toque muy mágico. Que increíble.
—Listo —papá apareció junto a mi. —este lugar es bastante bonito —le dije.
—Cuando acaben las vacaciones de verano iremos a inscribirte a la preparatoria. Pasaremos navidad juntos.
Las épocas navideñas estaban muy cerca, me daban algo de nostalgia estas fechas. Pensar que el año pasado estábamos los tres festejando la navidad en casa, sin pensar que ese año sería el peor.
—Cuéntame qué pasó entre tu hermana y tu, Angie, son hermanas, no pueden estarse peleando siempre.
—Simplemente nos enamoramos del mismo chico, es todo.
Papá suspiró, como si ya lo supiera.
—Me lo imaginé. Estas joven, eres hermosa y tienes toda una vida por delante. No te sientas mal.
—No me siento mal, supe que hice mal así que por eso quise buscar mi propio futuro. Además de que te extraño —lo abrace, mirando la foto de él y esa mujer. —¿Quien es ella? —señalé el cuadro—¿Y por qué tienen el mismo tatuaje?
Me separé de papá esperando una respuesta.
—Ella... —tomó el cuadro y lo apreció—... iba a contarles a ti y a tu hermana que conocí a alguien. Se llama Meredith, trabajamos juntos y ahora estamos en una relación —me dice viéndome. Enarque las cejas, sorprendida. Era obvio que papá buscara a una mujer para que le haga compañía. Mamá murió hace muchos años y después de eso se dedicó a cuidarnos. Sentía celos pero no los dejaría ser, ya no era más esa chica.
—Me alegro por ti —sonreí—espero conocerla pronto.
—Claro, la conocerás —me abrazó rápido—gracias por comprender, creí que no lo harías. Sueles ser muy celosa, Angie.
—Solía ser. Tengo mucha hambre si.
—Justo eso estaba pensando, hice una pasta con bolitas de carne como te gustan.
Caminamos hacia la cocina. Era espaciosa, tenía una pequeña Isla, un comedor de cuatro sillas.
—Siéntate, te serviré.
Me senté, sintiéndome extraña al no estar comiendo en mi pequeña casa.
—Pensaba llamar a Monique y contarle ahora que ya lo sabes.
—Si, se que ella te comprenderá más que yo.
—No es eso sino que ella no me cuida tanto como tú a mi.
Me sirvió bastante pasta con bolitas de carne. Tomé un tenedor y empecé a comer.
—Hmm —saboreé—esta delicioso.
—Que bueno que te gustó —papá se sienta también a comer—Mañana tengo trabajo, aveces de noche y a veces de día. Depende como esté. Así que por favor quiero que estes tranquila, puedes ir a pasear por el pueblo o en el lago. Pero eso si, no te vayas tan lejos y tampoco te adentres tanto en el bosque, puede ser muy peligroso—me dijo, sacando un collar de su bolsillo—por eso te hice esto, te protegerá. —se puso de pie y me puso el collar en mi cuello. Era el mismo símbolo que el tenía en el brazo.
—Gracias, papá, estoy segura de que me protegerá.
Muy segura. En especial ahora que se qué hay lobos enormes por aquí.
Chapter 2
Por la noche me sentí extraña al dormir en otra casa que no era la mía. Extrañé mi cama, mis sabanas, mis osos de peluche. Tristeza, sentí algo de tristeza pero me obligué a dormirme sin importarme lo que dejé atrás o lo que haya pasado. Por la mañana me levanté algo tarde, estaba cansada del viaje ayer. Fruncí el ceño al escuchar ruidos de gallinas. Me levanté de la cama y caminé a mi ventana. Papá tenía un tipo de gallinero en una esquina de la casa. Allí estaba buscando huevos. El clima estaba nublado y así algo de frío, en estas fechas empezaría a nevar supongo.
Bajé en pijama y salí a la parte trasera en donde estaba papá.
—Papá... —llamé su atención.
—Buenos días, Angie, ¿cómo estás?
—Dormí bien —bostecé—no sabía que tenías gallinas.
—Liana quiso tenerlas.
—¿Liana?
—Si, mi novia. Entonces quise darle gusto, al menos tenemos muchos huevos y nos ahorramos comprar. —A lo lejos podía ver el lago, me dieron muchas ganas de ir.
—Pues q