
Hijo de Luna
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Annotation
Katia es una hermosa joven recién egresada de la universidad, como obsequio de graduación su abuela le regalo una pequeña casa a las afueras de las cuidad para emprender su nueva vida. Sin sospechar los oscuros secretos que refugia ese lugar. Ainar se convirtió en Alpha elegido por la luna, rey de la manada ancestral y protector de las tierras de Misnebalh. Al encontrarse mal herido busca refugio en una casa abandonada, sin sospechar que cambiaría su destino para siempre. ¿Será capaz Katia de comprender la criatura legendaria que es Ainar? ¿O será que el destino de su linaje terminará con él?
Capitulo 1
Al llegar el gran día mi emoción se iba intensificando cada vez más.
Fueros noches y días sacrificando y dándolo todo de mi para poder encontrarme hoy en día en la posición que quiero estar. Invertí muchas horas de mi vida y hasta a veces noches sin dormir para poder conseguir lo que más anhelaba en esta vida.
SER UNA GRAN DOCTORA.
Narra Katia
— ¿Pronto me llegara el titulo madre? —le digo hablando por teléfono.
—Claro hija, demora un par de meses el título oficial, el que ahora te van a dar es de tu graduación provisorio —me dice ella con mucha emoción.
—Ahora prepárate para ir al salón donde te van a maquíllate y peinar, recuerda que tienes dinero en tu cuenta bancaria ¿lo recuerdas verdad? —añade ella con duda.
—Claro madre tengo todo lo que me enviaste en la cuenta con eso afrontare los gastos de mi graduación.
—Llegaremos con tu padre y tu hermano en la tarde hija, no te preocupes que esta noche estaremos presentes ahí ¿bueno? —me dijo con mucha emoción en su voz— recuerda que te amamos mucho mi amor y estamos muy orgullosos de ti y de todo tu esfuerzo, eres increíble, nuestra pequeña gran doctora —añade mu madre con voz quebrada.
— ¡Madre! me harás llorar, además, no soy pequeña ya estoy echa toda una mujer adulta —le digo limpiando algunas lágrimas intrusas que se colaron entre mis ojos.
—Para nosotros siempre serás nuestra pequeña *p*n*s tienes 27 años hija, eres toda una pequeña —dice riéndose.
—No madre, ya soy adulta —le digo — aunque no voy a negar que me gusta que ustedes me digan que soy su pequeña, muestra amor y empatía hacia mí.
— ¿Quieres hablar con tu padre? —me dice atentamente cambiando de tema.
—Claro —le digo con entusiasmo.
Mis padres fueron un claro ejemplo de amor y formación, siempre cuidaron de mí y de mi hermano menor.
Al egresarme de la secundaria rápidamente ingresé a la universidad de medicina, tuve que rendir un examen muy extenso y costoso para poder ingresar a la facultad. El primer año no pude aprobar ese examen y me encontraba muy trise por ello, pero no deje pasar el tiempo y me prepare todo ese año para el siguiente que finalmente pude ingresar a la carrera que siempre quise aprobando el examen de ingreso.
Mamá y papá estuvieron siempre para apoyarme en todo momento y en toda situación. Ellos me alquilaron una habitación para poder continuar con mis estudios a diario, se hacían cargo de todo incluso hasta de la vestimenta que necesitaba cada cambio de estación. Siempre estuvieron a mi lado y me acompañaron en todo momento.
Es mi deber como hija corresponderle de la misma forma que ellos me brindaron todo lo que necesitaba y aún más.
La habitación donde me estuve quedando por años, ahora pasaba a mi hermano menor, él es el siguiente y último en la familia para comenzar los estudios superiores. No teníamos más hermanos, papá y mamá decidieron no tener más hijos.
— ¿Hija? —me dice mi padre sacándome de mis pensamientos antiguos.
—Padre —le digo yo con mucho énfasis.
—Hola mi lucecita hermosa ¿cómo esta hija mía?, o ahora mejor aún ¿cómo está mi doctora preferida? —me dice riéndose.
Sus palabras resonaban en mis oídos y me hacían llenar de alegría escuchar que ahora soy "doctora" y ya no simplemente Katia. Ahora será Doctora Katia, me emociona mucho pasar por toda esta situación.
—La forma en la que me digas me gusta padre, continuaré siendo tu hija y también tu doctora si es que lo quieres —le digo riéndome.
—Siempre es bueno tener en la familia una profesional capacitada por si llega a pasar alguna situación, que Dios no lo permita —me dice seriamente.
—No digas eso padre todo va a estar muy bien —le digo dándole ánimos.
Mis padres se casaron muy jóvenes y siempre vivieron juntos, nos dieron a mi hermano y a mi la mejor educación y mucho amor en la crianza.
A mis padres le debo todo y yo estoy dispuesto a dárselo.
— ¿Hija? —escucho la voz de mi padre sacándome de mis pensamientos nuevamente.
—Dime padre aquí estoy —le respondo salgo apurada.
—Te noto un poco distraída hija, ¿ocurre algo? —me pregunta.
—No, estaba pensando en lo feliz que somos los cuatro como familia y en la hermosa crianza que nos han dado a mi hermano y a mí. —Le digo con mucho amor en la voz.
— ¡Oh hija! Es nuestro deber darle lo mejor a nuestros hijos, tu madre y yo somos muy felices de tenerlos a ambos. —me dice entre sollozos.
—No llores padre, me harás llorar a mí y tengo que estar hermosa esta noche, los espero más tarde padre, dile a mamá que no se olvide de traer tu almohada para la espalda y su crema antiarrugas— le digo riéndome.
—Claro hija, ahora quiero que me digas algo antes de colgar, ¿tuviste la oportunidad de preguntarle a la señora Marly que nos alquila tu habitación? —añadió.
—Ah sí padre, le mencione que ahora va a pasar a vivir en la habitación mi hermano menor —le digo atenta.
— ¿Y estuvo de acuerdo? —me pregunta intrigado.
—Me digo que está muy conforme con nosotros así que sin pensarlo me dijo que si y que mantendría la cuota mensual por el momento al mismo precio del que la estaban alquilando para mí —le digo cambiando el tono en mi voz— lo que me preocupa papá es que ¿dónde viviré?, aun no estoy económicamente estable para poder afrontar un alquiler —le digo un poco intrigada y preocupada.
Siempre fui la nena de mis padres, y tuve todas las situaciones resueltas quizás eso es muy malo para mi futuro, pero afrontare las situaciones como una persona adulta.
—No te preocupes hija, estamos seguros que algo vas a encontrar —me dice en tono relajado.
—Ojalá que si —le digo yo — Bueno Padre tengo que ir a hacer cosas para esta noche —añadí.
—Si hija, ve, no te quito más de tu tiempo, si necesitas más dinero solo llama y te mandaremos lo que necesites, no te preocupes por eso, nos vemos en la noche hija, cuídate mucho.
—Claro padre eso haré, nos vemos en la noche, muchos besos para ti, para mamá y para mi pequeño y dulce hermano.
Cuelgo el teléfono después de terminar la llamada.
Miro hacia la ventana que se encontraba al frente de mí.
—Bello día hoy —digo en voz alta, nadie más podía escucharme, solo yo me encontraba en ese lugar.
La habitación que me alquilaba la señora Marly me es muy acogedora, la mejor de todas las demás habitaciones.
La señora Marly es muy atenta y amable, una señora ya mayor, sus hijos eran adultos, formaron familia y se mudaron ya hace muchos años, por ese motivo se encontraba sola en ese lugar, pero tenía varios nietos pequeños. Ella vivía sola en esa enorme casa desde hacía ya un tiempo aproximadamente cerca de que yo empecé alquilar la habitación.
Una casa bastante grande que le proporciono su marido antes de morir, cada habitación disponía de un inquilino diferente, solo aceptaba estudiantes, el precio era bastante accesible y ella acompañaba a cada uno en sus metas, nuestra gran segunda madre y persona tanto como para mí como para las demás personas. La mayoría somos estudiantes de diferentes carreras.
Dentro del alquiler estaba pactado que ella nos brindaba el almuerzo y la cena nos brindaba un riquísimo banquete todos los días, disfrutaba de la cocina. Siempre a cenar y almorzar éramos aproximadamente entre 3 y 4 personas incluida ella, a veces se quedaba en la casa alguno de los nietitos más pequeños y la casa se llenaba de alegría, corrían de aquí para allá, de aquí para allá, hablando con su hermosa voz que llenaba de alegría todas las habitaciones.
Yo en particular compartía con ella los gastos de la cocina, es decir de los comestibles que se utilizaban para cocinar, tanto para merendar, desayunar, cenar y almorzar. Mamá y Papá podían brindarme a diario una cuota en la cual podía yo, disponer de dinero para ayudar a la señora y así brindar la comida todos los días.
Si bien eso no estaba pactado en el contrato de alquiler, pero a mí me gustaba ayudarla mucho.
Ella padecía de algunos problemas por la edad, yo la ayudaba cada vez que podía, en tomarle la presión y controlarla con los medicamentos.
Lo más hermoso que recuerdo es el día en que ella me llamó Hija por primera vez, recuerdo sus ojos humedecido y llenos de amor.
<Ahora eres mi hermosa hija>, sus palabras me hicieron tan feliz que yo comencé a llamarla madre.
Una relación familiar entablamos ese día sin dejar de lado los contratos firmados por alquiler de habitación.
Recuerdo también le día en el que tuvimos que llamar a la policía porque uno de sus inquilinos llegó borracho y la quiso golpear, ojalá ese día se borre de mi memoria fue horrible
Toc, toc, toc
El sonido del llamado de la puerta me saca de mis pensamientos con brusquedad.
— ¿Hija? —escucho del otro lado — ¿puedo pasar? —añade.
—Claro Madre pasa —le digo con mucho amor.
Era la señora Marly.
—Vine a llamarte por que te busca tu amiga Neferet—me dice tranquila acomodando mi cama.
—Ah sí, ahí voy, nos vamos a comprar algo de ropa para esta noche madre —le digo con emoción.
—No sabes cuánto me alegra saber eso mi querida hija, estoy muy orgullosa de ti de seguro tus padres biológicos –me dice riéndose—también está orgulloso de ti sí
—Lo están —le digo con una enorme sonrisa mi rostro y con la mirada en las nubes.
—Bueno entonces no pierdas el tiempo Katia, ve pronto tu amiga te está esperando en la puerta —me dice mirándome fijamente, algo que le molestaba a la señora Marly es hacer esperar a la gente.
—Bueno está bien mama —le digo haciende un mimo en su cabello dañado por el tiempo con un color blanco grisáceo — Gracias por acompañarme siempre y en todo, no sabía la falta que me hacía un contactó con una hermosa persona como lo eres tú, eres increíble Madre, nunca cambies —me mira y se le humedecen los ojos.
—No te pongas así —le digo con un gesto de ternura en mi rostro —Vendrá mi hermano Ben a quedarse aquí contigo, así que no estarás sola —ella me mira y sonríe.
—Bueno me consuela saber que un integrante de tu familia vendrá aquí a quedarse con nosotros, estoy muy ansiosa por conocer a tu hermano, quizás sea mi nuevo hijo —me dice riéndose.
—Usted tranquila mamá, todo va a estar bien —le digo tomando mi bolso que estaba en el suelo, giro sobre mis talones, quedando frente a él espejo, me arreglo el cabello, me acomodo la ropa, me pongo un poco de labial y salgo por la puerta.
En el pasillo de la habitación camino hacia la puerta principal me encuentro con Marcial. Él es un inquilino de la señora Marly, siempre me pareció un tipo bastante raro y aterrador.
Intento besarme varias veces sin éxito alguno.
—Hola Katia —me dice con voz extraña.
—Hola Marcial, ¿cómo estás? —le digo un poco tensa, rogaba que no intente besarme nuevamente.
—Bien y ¿tu? —me dice acercándose bastante cerca.
Le asiento una mano sobre su pecho y lo alejo con un movimiento cortante
— ¿Qué quieres? —le digo en un tono tajante para que entienda que su accionar me estaba molestándome.
—Ya sabes lo que quiero Kat, un beso tuyo, eres una hermosa mujer, te lo dije el otro día —me dice sacando mi mano sobre su pecho.
— ¡Hay ya basta Marcial!, sabes bien que no quiero nada contigo —le digo cortante.
—Eso no fue lo que me dijiste ese día en el pub —me dice sarcásticamente
—Lo que paso ese día murió ahí, ya déjame en paz —le digo revoleando los ojos hasta dejarlos en blanco.
—Repitamos eso —me dice nuevamente.
—Ya déjame —le digo corriéndolo a un lado con una de mis manos — solo fue un simple beso que rozamos los labios y nada más, ya déjame —añadí.
Al sacarlo del camino sigo hasta llegar a la puerta, me doy media vuelta y observo que ya no estaba en el pasillo.
—Es un rarito —digo en voz baja que solo yo podía oír.
Salgo y me encuentro con Neferet, ella es mi compañera de cursada y mi mejor amiga.
— ¿Por qué demoras tanto Kat? —me dice agarrándome del brazo y dirigiendo al auto.
—Bueno perdón amiga, es que me encontré rarito en el pasillo —le digo.
— ¿Al inquilino? —me dice en tono de asco — ¡Hug!, no entiendo cómo pudiste darle un beso el otro día —me dice asqueada.
—Fue un error —le menciono cortando el tema.
Nos dirigimos hacia el centro de la cuidad de Bouring donde estábamos viviendo actualmente. Compramos calzados, indumentaria y maquillaje, mucho maquillaje.
Nos hicimos las uñas de pies y mano, masajes relajantes y baños de espuma.
Todo listo para esta noche.
Llegamos a la casa de Neferet con todas las bolsas.
— ¿Hoy te vuelves conmigo Kat? —me pregunta mi amiga dejando las bolsas y la llave del auto dentro de su casa.
—Sí, me quedo contigo esta noche —le digo tomando mi celular.
— ¿A qué hora llega tu familia? —me pregunta preparando un café, me hace un gesto preguntando si me apetecía uno, asiento con un gesto para confirmarle.
—A las 18 llegan —Le digo — justo para bañarse, cambiarse e ir hacia la universidad.
— ¿Y viene tu hermano? —me dice sonriendo sutilmente.
—Si también viene —le digo yo respondiendo con un gesto de la misma forma — no entiendo cómo te puede gustar mi hermano —añado.
—Es hermoso tu hermano Katia, es tu versión, pero en masculino.
— ¿Mi versión?, más turbio todavía —añado haciendo un gesto de incomodidad con mis ojos.
—Tu eres bella Katia, no te hagas —me dice dándome el café en las manos.
—Si claro —le digo revoleando los ojos hasta ponerlos en blanco.
—Mírate, eres una mujer bella, eres morochas con unos ojos preciosos azules y piel morena, eres perfecta —me dice muy melosa.
—Nef, me estas asustando, con esa descripción de mi me haces pensar cualquier cosa —le digo riéndome forzada.
—Si tú quieres —me dice estallando en risa —me iré a bañar, si te llama tu hermano mándame un dulce beso de mi parte —añade guiñándome un ojo.
—No lo dudes, le mandare —le digo.
Pasan las horas y llega la noche, estamos listas y preparadas para el evento de graduación. Pasamos por último a la peluquería para que no se nos arruine el peinado hasta la noche.
Ya en la fiesta de graduación, antes de salir al patio donde es la toma de diploma, ya estamos todas preparadas, escucho sonar mi teléfono.
— ¿Abuela? —le menciono con voz de intriga.
—Hola amor, ¿cómo estás?, sé que ahora es un mal momento para hablarte —me dice.
— ¿Está todo bien abuela? ¿mis padres están bien? —una oleada de miedo me paralizó.
—Si hija, tranquila, tus padres deben estar ahí, pero te llamaba por otro motivo —me dice.
Tapo mi otro oído para poder escucharla.
—Con tu abuelo hemos tomado la decisión de REGALARTE UNA CASA —me dice gritándome de alegría.
— ¿Que? —le digo yo.
—Te regalaremos la casa que tenemos se encuentra en las afueras de Boring en Misnebalh ¿te gusta la noticias nieta? —me pregunto con mucha alegría.
Mi corazón latía muy rápido, mucha información para tan débil corazón.
—Abuela ¿es verdad? —le digo con sollozos.
—Si hija, te regalamos esa casa donde puedes quedarte para siempre si quieres, ya estamos tramitando para que este a tu nombre, pero tengo que contarte algo ¿puedo ahora?
—Si espérame me alejare del tumulto para escucharte mejor.
Salgo del salón y voy directo hacia la parte alejaba del campo y vuelvo a ponerme el teléfono en el oído.
Pero la llamada se hacía cortado.
—Maldita sea —digo fijándome en el nivel de la señal del teléfono.
Era obvio, no tenía señal —revoleo los ojos hasta dejarlos en blanco.
Segundo más tarde me llama nuevamente, decido atender, pero se escuchaba muy mal todo cortado y se vuelve a cortar la llamada.
Decido mandar un mensaje de texto a mi abuela.
<Abuela, te llamare mañana, la señal aquí es pésima, te amo y MUCHAS GRACIAS>
Ella a los minutos me responde
<Tranquila Katia, llámame mañana cuando estés desocupada, es para contarte algo muy importante sobre el lugar donde se encuentra la casa>...
Capitulo 2
Me detengo un momento a pensar antes de irme hacia el patio de celebración.
Observo hacia el cielo oscurecido por la noche.
— ¡Esta hermoso! —exclame— muy tranquilo y oscuro como me gusta, sin nubes, el semblante de la luna es muy blanca brillante, luna llena como deberían ser todas las noches —agregue a mi comentario sin sentido que el aire se lleva mientras retomo camino hacia el edificio.
Pero un miedo sin sentido me invade sin darme tregua a la defensa.
— ¿Que haré ahora?, soy una profesional, ¿Y si alguna vez medico a alguien de forma errónea? —pensaba constantemente.
Un miedo atroz se apoderó de mí, mi ansiedad golpea la puerta de mi cerebro una y otra vez sin dejarme descansar. Desde mi adolescencia mis problemas con este tema han ido en aumento, aunque últimamente estuve un poco relajada con todo este tema, pero esta noche no era evidentemente el caso.
Estaba muy nerviosa con mi mente puesta en el futuro y no aquí donde me encuentro hoy, m