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La virgen comprada, del millonario

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Annotation

Muchos años antes, el empresario Steven Tremaine compró la virginidad de Sasha pues quería darse el gusto haciendo su propia despedida de solteros, a su medida. Sasha había vendido su virginidad para salvar a la única familia que le quedaba en el mundo: su hermana; pero esa experiencia la había marcado profundamente de una forma insospechada. Ahora Steven, el millonario candidato a congresista republicano que había comprado su virginidad, volvía a su vida poniendo su mundo de cabezas creyendo que otra vez la compraría... Pero Sasha tiene un secreto oculto, de ese encuentro hace tantos años, que podría cambiar para siempre la vida de ambos... ESTA HISTORIA SE PUEDE LEER DE FORMA INDEPENDIENTE!!! PERTENECE A LA SAGA STRIP. Y PUEDE TENER CROSSOVERS CON OTRAS SAGAS E HISTORIAS, COMO LA DE LOS FALCONE Y FERRANTE.

Chapter 1

Steven caminaba ansioso hacia la puerta de su habitación, consciente de que su vida estaba a punto de cambiar por completo. Recién cumplidos los 30, se preparaba para dejar atrás la empresa de finanzas de su padre y lanzarse al mundo de la política. Además, su boda con Camille, la mujer perfecta para su imagen pública, estaba a la vuelta de la esquina. Todo parecía encajar en un futuro cuidadosamente planificado. Al abrir la puerta, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. Allí, sentada en su cama, lo esperaba una joven de cabellos rubios y largos, con una expresión nerviosa que reflejaba tanto inocencia como temor. Sus grandes ojos turquesa lo observaban, brillantes bajo la tenue luz de la habitación. Llevaba un delicado body de encaje negro que realzaba sus curvas, haciendo que su piel pareciera más pálida, casi etérea, mientras sus manos temblaban sutilmente sobre sus piernas. Steven se acercó lentamente, saboreando la anticipación del momento. El aire estaba cargado de tensión. La había escogido con sumo cuidado, sabía lo que representaba para él: la oportunidad de vivir una fantasía privada, un secreto que solo sus amigos más cercanos conocían. Mientras caminaba hacia ella, su mirada se posó en su delicado cuello, imaginando el roce de sus labios contra su piel. Todo en ella lo atraía de una manera intensa y desconocida. Al llegar a su lado, Steven dejó que sus dedos se enredaran en su sedoso cabello, apartándolo para poder observarla mejor. La joven era incluso más hermosa de lo que había imaginado. Durante semanas había anticipado este momento, pero la realidad superaba cualquier fantasía. El leve temblor en su respiración, la vulnerabilidad en su postura, todo contribuía a que su deseo aumentara. Con voz suave, rompiendo el silencio, le preguntó: — ¿Eres realmente virgen? Ella asintió tímidamente, sin apenas atreverse a levantar la vista. Su voz fue apenas un susurro cuando respondió: — Los médicos que usted contrató lo verificaron... me revisaron hace poco. La confirmación trajo consigo una mezcla de alivio y euforia. Era tal y como lo había planeado. Este fin de semana representaría para él una experiencia que había deseado desde hacía tiempo, algo que lo elevaría más allá de las expectativas mundanas de su vida diaria. Se inclinó un poco más cerca de ella, observando sus reacciones con una fascinación casi obsesiva. — Perfecto — dijo en un susurro, sus pensamientos divagando por caminos oscuros, mientras su mirada recorría cada centímetro de su cuerpo. Comenzó a desvestirse despacio, con la certeza de que lo que ocurriría era inevitable. Sabía que la joven estaba asustada, pero confiaba en que, con el tiempo, la situación cambiaría. Se acercó un poco más, su mano se deslizó suavemente por su barbilla, obligándola a mirarlo directamente a los ojos. — No tienes por qué temer — susurró con una sonrisa ladeada—. Nos vamos a divertir. No soy el lobo feroz, pero... te prometo que disfrutarás de esta experiencia. Aunque su tono era tranquilizador, las palabras no lograron calmarla del todo. La joven tragó saliva, y Steven pudo sentir cómo su temblor aumentaba. Su reacción lo fascinaba. Sabía que ella estaba luchando internamente entre el miedo y la curiosidad, y eso lo hacía sentir un control absoluto sobre la situación. — Confía en mí — dijo, acercándose un poco más, rozando sus labios con los suyos en un beso suave pero cargado de intención. Ella cerró los ojos, tratando de calmar su respiración. No sabía cómo interpretar sus palabras o sus acciones, pero su mente intentaba adaptarse a lo que estaba sucediendo. Aunque aún se sentía insegura, había algo en la presencia de Steven que, de alguna manera, la hipnotizaba. Él, consciente de cada reacción de la joven, la observaba con una mezcla de admiración y deseo. Había algo en esa delicada combinación de miedo e inocencia que lo mantenía completamente cautivado. Lentamente, comenzó a despojarla de la poca ropa que cubría su cuerpo, sus movimientos eran calculados, cuidadosos, pero firmes. Quería que ella comprendiera, poco a poco, lo que vendría a continuación, pero sin abrumarla del todo. — ¿Alguna vez has estado en una situación como esta? — preguntó, mientras sus labios rozaban suavemente su cuello. Ella negó con la cabeza, su voz apenas un murmullo: — No... nunca algo así... Steven sonrió ante su respuesta. Sabía que este momento quedaría grabado en su mente y quería que fuera inolvidable para ambos. La joven trató de calmar su respiración, pero su corazón latía con fuerza, y aunque una parte de ella aún sentía temor, otra parte no podía evitar sentirse atraída por lo desconocido. El cuarto se llenó de un silencio pesado, roto solo por las respiraciones entrecortadas. Steven la observó durante unos segundos más, como si estuviera grabando cada detalle en su memoria. Se permitió disfrutar de esa pausa, de la anticipación. Sabía que lo que estaba a punto de suceder no se repetiría, que este instante, esta conexión, sería única. — Relájate — susurró con suavidad—. Esto es solo el comienzo. Ella, aún temerosa, trató de encontrar consuelo en sus palabras, pero su cuerpo seguía tenso, atrapado entre el miedo y la curiosidad por lo que vendría después. Mientras el tiempo parecía detenerse, ambos estaban al borde de una experiencia que, aunque incierta, sería inolvidable. Y traería un sinfín de consecuencias...

Chapter 2

Diez años después

Ximena se adentró con disimulo en el lujoso camerino privado de Sasha, la única bailarina del club nudista que contaba con su propio espacio separado del resto de las demás , así de importante era ella en ese lugar.

Con un suspiro para darse ánimos, sus ojos se pusieron a escudriñar el lugar en busca de algo entre los diferentes trajes y accesorios que pudiera irle a la pequeña Kayla, cuando la voz de Sasha la interrumpió preguntándole qué estaba haciendo allí, de mal modo.

— Se puede saber qué carajos haces con mis cosas — le dijo erguida como una reina, aunque salvo sus bragas, estaba completamente desnuda. Su piel brillante y reluciente por los productos que usaba para dar sus requeridos espectáculos.

Ximena, tratando de congraciarse, le respondió temblorosa:

— Es que el jefe ha ordenado que Kayla se prepare para el ruso Starov. Él la pidió...

El nombre de Kayla sorprendió a Sasha.

— Que extraño que haya aceptado la s

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