
Isdairabeth
- 👁 217
- ⭐ 7.5
- 📚 2
Novels

- Author: Isdairabeth
- Status: Completed
- Age Rating: 18+
- 👁 120
- ⭐ 7.5
¿Quién en su sano juicio pensaría la vida universitaria sería sencilla? Pues claro, yo lo pensé. Para que tus años universitarios pasen de lo más sencillo y sin problemas, solo se deben seguir algunas reglas esenciales para la supervivencia de tu salud mental y, por supuesto, tu corazón: Número uno, elige bien a tus amigos. Número dos, esfuérzate al máximo con tus estudios. Número tres, no te enamores de alguien de tu misma carrera. Número cuatro, no olvides la regla número uno y número tres por nada del mundo.
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- Author: Isdairabeth
- Status: Completed
- Age Rating: 18+
- 👁 97
- ⭐ 7.5
Desde que era adolescente, Amanda ha sido juzgada simplemente por ser rubia. Durante años, intentó manejarlo con paciencia, pero todo tiene un límite, y su jefe lo había cruzado. —¡Oh, vamos, Amanda! No te enfades. Es un hecho científico: ¡todas las rubias son tontas! —exclamó con una sonrisa burlona. Me giré hacia él, controlando la furia que hervía dentro de mí. —¿Todas las rubias son tontas? —repetí, alzando una ceja—. Pues déjame llorar sobre mi título de Harvard, imbécil —dije, levantando el dedo medio—. Y por si no quedó claro... ¡renuncio! Me dirigí hacia la puerta, llena de indignación. —Amanda, solo era una broma. Vamos, piénsalo bien. Dime, ¿dónde una chica como tú va a encontrar un trabajo tan decente como este...? —continuó, intentando salvar su orgullo. Eso fue todo. Me giré antes de que terminara de hablar, y mi puño se estrelló contra su cara. —Si vuelves a hablarme así, te juro que pondré en práctica los años que estudié judo —le advertí, antes de salir dando un portazo. --- Muchas chicas rubias actúan según los estereotipos porque la sociedad espera que lo hagan, no porque sean tontas. De hecho, hay muchísimas rubias que son doctoras, abogadas y líderes influyentes en el mundo. Sin embargo, el viejo cliché persiste: que todas las rubias son frívolas o poco inteligentes. Tengo 26 años, vivo sola con mi perrito de ocho meses, Hache, y ahora mismo estoy sentada en una acera, reflexionando sobre el hecho de que acabo de renunciar porque mi jefe es un imbécil. El muy idiota creía que, por ser su secretaria, podía acostarse conmigo. ¡Ja! Qué patán. Pero ahora que lo pienso, acabo de dejar el trabajo que pagaba mis facturas. ¿Y cómo voy a alimentar a Hache ahora?
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