Millonario Arrogante
- Genre: Romance
- Author: Librosromanticos
- Chapters: 85
- Status: Ongoing
- Age Rating: 18+
- 👁 385
- ⭐ 7.5
- 💬 2
Annotation
Eveline, había tenido una vida tranquila junto a su padre, quien durante mucho tiempo había trabajado como chofer de la familia Radley, sin decirle aquello a su propia hija. Pero todo cambiará de un momento a otro cuando su progenitor se queda sin empleo y ella a sabiendas de la situación en la que se encuentran, en ese instante deberá abandonar sus estudios universitarios para poder ayudar a su padre y es de esa forma que toma la decisión de buscar un empleo. Eveline termina trabajando en la cafetería de Aidan, un tipo bastante arrogante y problemático, que incluso con mil defectos se volverá aquella persona que robe su corazón. Aidan, terminará enamorado de Eveline, sin embargo deberán luchar juntos contra aquel pasado que tanto lo atormenta. Además de que Luke, el hermano de Aidan también gusta de Eveline, formándose así un triángulo amoroso lleno de embrollos. ¿Podrán ser capaces de lograr estar juntos a pesar de los obstáculos?
Chapter 1
El sonido del despertador resuena tan fuerte que gruño al escuchar el pitido que hace. Odio tener que despertarme para ir a la universidad, debería ser ilegal interrumpir el sueño de los demás solo para estudiar a primera hora un montón de asignaturas que no entiendo, aunque me esfuerce por prestar atención en clases. Resignada me incorporo de la cama y arrastro mis pies descalzos por la alfombra roja que reviste el suelo de madera. Abro el grifo y enjuago mi boca luego de cepillar rápidamente mis dientes, no tengo tiempo para tener una buena higiene bucal en estos momentos, sin embargo me aseguro de que tampoco me apeste la boca. Ya es suficiente con los apodos que el imbécil de Warren suele gritar a todo pulmón cada vez que me ve pasar por su lado, cómo para darle otro motivo de meterse conmigo. Es tan inmaduro.Y para mi mala suerte, este año también compartiré clases con él, es como estar en el infierno. Recuerdo que en primero de secundaria le comentó a todos mis compañeros que ya era toda una señorita, ese día había tenido mi primer periodo y estuve todo el día encerrada en el baño puesto que el uniforme se había manchado, parecía la bandera de Japón. Los siguientes años fueron una completa tortura, pero aprendí que una forma de no verme afectada por sus comentarios hirientes era ignorando lo que decía. Siempre busca algún defecto para criticarme, no entiendo cual es su problema. Ya de por si soy acomplejada, el ser de una estatura promedio de uno setenta no me molestaba, pero el ser delgada no contribuía a mi complexión puesto que siquiera parezco una chica de veinte años. Muchas veces las personas creían que tenía menos edad, y es un fastidio estar llevando mi identificación para poder ingresar en algunos sitios. Además es una desventaja aparentar menos, o así es cómo lo veo. A parte, tenía que lidiar con la miopía que había heredado de mi padre, y me negaba a usar lentillas por más que él insistía en usarlas. Por lo que no lucía muy atractiva que digamos al s*x* opuesto.Bajo las escaleras con pereza, siento no haber descansado lo suficiente. Quizá no las horas que debía, pero con esto de los exámenes eso es imposible, no me queda tiempo siquiera para ver la serie la cuál me he enganchado. Cruzo la cocina viendo a papá revolver los huevos en la sartén, mientras que lleva el móvil pegado a su oreja conversando con su nuevo jefe. Tomo asiento en el taburete esperando mi desayuno, un plato de tostadas francesas con huevos revueltos y tocino. Es la comida de cada mañana, según mi padre es la más rápida en preparar, no le doy importancia a comer siempre lo mismo, al menos ingiero los nutrientes que necesito para tener energías durante las dos horas de clases.—Buen día cielo —dice papá colocando un plato en la encimera.—Buen día —respondo soltando un bostezo—. Gracias.Me regala una sonrisa y se sienta al frente para devorar su desayuno con prisa, al contrario de mi que me tomo todo el tiempo para probar bocado.—La señora Stella hará las compras, le he pedido que traiga lo que necesites —informa mi padre levantándose para ir al fregadero dejando los trastes sin lavar—. Lo más seguro es que hoy deba quedarme más tiempo en la oficina, colócale el pestillo a la puerta de...—Sí, descuida, no vendrá un alienígena a raptarme —emito volcando los ojos.—Me avisas si sucede algo, ¿vale?Asiento tomando un sorbo de jugo de pera. Mi padre se acerca dejando un beso en mi frente.—Te quiero —digo viendolo dirigirse a la puerta.—Yo más, princesa —me mira por última vez antes de salir.Acabo mi desayuno y busco mi mochila que reposa en el sofá mullido. Salgo del departamento no sin antes asegurarme de agarrar el paraguas, el clima ha estado lluvioso desde la noche de ayer, así que prefiero prevenir un resfriado. Estando en el elevador miro mi reflejo, escaneo mi ropa holgada de un estilo un poco desaliñado, sin embargo es cómoda para ir a la universidad.De pronto el elevador es detenido, alzo la vista y lo veo, alto, fornido, piel bronceada, ojos verdes, y un cabello rubio que se ve sedoso.Luke Radley.Mi vecino y además compañero de clases que parecía sacado de alguna agencia de modelaje, es el chico del cual he estado enamorada estos tres años que llevo viviendo en el mismo edificio que él. Y no soy la única, la mayoría de las adolescentes hormonales que están cerca, no se resisten al Adonis que justo ahora se encuentra en el mismo ascensor donde voy. Jamás había estado a poco metros de él, así que ya deben imaginar la emoción que siento, siquiera puedo aplacar el aleteo en mi interior. Inspiro profundamente respirando el aroma que desprende todo su cuerpo, el perfume es tan embriagante que me deja anonadada.Al menos cierra la boca Eveline, escucho a mi subconsciente.Me abofeteo mentalmente al escudriñar al chico sin disimulo alguno con mi mirada de chica enamorada. Reprimo las ganas de chillar emocionada cuando me regala una sonrisa ladeada. ¡¿Me miró?!¡Me miró, oh por dios!Sabe que existo, no puedo creerlo.
Chapter 2
El sonido del despertador resuena tan fuerte que gruño al escuchar el pitido que hace. Odio tener que despertarme para ir a la universidad, debería ser ilegal interrumpir el sueño de los demás solo para estudiar a primera hora un montón de asignaturas que no entiendo, aunque me esfuerce por prestar atención en clases. Resignada me incorporo de la cama y arrastro mis pies descalzos por la alfombra roja que reviste el suelo de madera. Abro el grifo y enjuago mi boca luego de cepillar rápidamente mis dientes, no tengo tiempo para tener una buena higiene bucal en estos momentos, sin embargo me aseguro de que tampoco me apeste la boca. Ya es suficiente con los apodos que el imbécil de Warren suele gritar a todo pulmón cada vez que me ve pasar por su lado, cómo para darle otro motivo de meterse conmigo. Es tan inmaduro.Y para mi mala suerte, este año también compartiré clases con él, es como estar en el infierno. Recuerdo que en primero de secundaria le comentó a todos mis compa