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Madre de reemplazo sometida al ceo

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Annotation

Charlotte Hill es una chica dulce y hermosa, de corazón puro y muy amable. Debido a su pobreza extrema y al riesgo de quedarse en la calle por una gran deuda que dejó su padre antes de morir, se ve obligada a cuidar al bebé de un CEO, convirtiéndose en su madre de reemplazo. James Brown, el hombre todopoderoso, la hace firmar un contrato para que cumpla sus reglas, siendo la principal no enamorarse de él. James Brown no puede evitar envolverse por la gentileza y belleza de Charlotte, y la seduce y somete a él. Luego, le propone matrimonio a cambio de liberar la deuda. Charlotte acepta, y James cree que lo hace por el apuro de la deuda, pero en realidad es porque Charlotte se ha enamorado perdidamente de él. Lo cual fue un gran error, porque su vida se volvió un infierno.

¿BEBE?

Londres.

Hospital Central en Londres.

—¡Tengo miedo, James! —su amada se aferra a su corbata, jalando fuertemente por las contracciones que indican que su bebé está por nacer. —Calma, cariño, eres una mujer fuerte —James le da ánimos sabiendo lo complicado que será el parto, ya que tuvo una conversación privada con la doctora donde lo dejó sobre aviso de que quizás el bebé pueda morir.

—Prométeme, James, jura que cuidarás de nuestro hijo si llego a morir.

—¿Qué dices, mujer? Todo saldrá bien, sé positiva.

—¡Ahhhh...! —suelta un grito desgarrador.

—¡Mi mujer está sufriendo a causa de ese bebé! —gruñó sintiendo frustración.

—Señor, es parte del proceso... —la enfermera interviene.

—¡Cállate! Eres una simple enfermera, solicito la presencia de la doctora —ordena James con esa arrogancia que lo caracteriza.

—Se está preparando, señor Brown —la enfermera ya tiene lista a la paciente.

James está muy preocupado. —¡No puedo más, James! —Olivia está sufriendo, las gotas de sudor se deslizan por su frente y un sangrado en su parte íntima se hizo presente.

—¡C*r*j*! —exclama James al ver la mancha de sangre en la sábana blanca.

La enfermera, al percatarse de la situación, inmediatamente sale corriendo en busca de la doctora. —No me dejes, Olivia, por favor —súplica, pues ha luchado por mantener su relación secreta, porque su padre, el señor Brown, quiere forzarlo a casarse con una mujer de estatus.

—Cuida a nuestro bebé, por favor —balbucea preocupando más a James.

—¡Olivia, quédate conmigo! —él da leves golpes en las mejillas para no dejarla cerrar los ojos.

En ese justo momento ingresa la doctora, y todo se vuelve un caos, donde James Brown fue sacado de la habitación para poder proceder con el parto.

—¡James! —su mejor amigo se acerca, al verlo desde la sala de espera.

—Presta atención a lo que te diré, Samuel, si Olivia llega a morir, quiero que cierres este hospital.

—James, toma las cosas con calma, muchas personas dependen de este hospital —Samuel sabe perfectamente que James es capaz de cerrar el hospital, de llevarlo a la ruina.

Pero James no responde, divaga en pensamientos. Él no quería ser padre, el embarazo de Olivia fue un descuido por parte de ella, pero como la ama tanto porque ella sí le ha demostrado amarlo y que no es interesada, aceptó ser padre y no señalarla luego de que habían quedado en un acuerdo.

Pasan aproximadamente 3 horas, y James está inquieto por no tener noticias de Olivia, por lo que ingresa a la habitación sin importar romper las reglas.

Puede ver cómo dos enfermeras están atendiendo al bebé. —¡Olivia...! —su corazón se detiene al no verla con sus ojos abiertos. —¡Señor, no puede estar aquí! —la doctora se acerca, pero James la empuja levemente.

—¡Olivia! —exclama y la empieza a mover.

—Señor Brown, la señorita falleció, usted sabía lo riesgoso que era su embarazo, hice todo lo posible.

—¿Lo posible? —pregunta entre dientes y coloca su mano derecha en el corazón de Olivia donde no siente su pálpito y eso lo está matando lentamente—. ¡Maldición!

—El bebé necesita de usted —la doctora está preocupada.

James, al ver que lo ha perdido todo, salió de la habitación, quería que la tierra se abriera y se lo tragara, quería acabar con el mundo entero.

Samuel, al ver la tristeza en su rostro, sabe que algo muy grave ha pasado, pero se mantiene en silencio mientras lo sigue.

Al salir del hospital. —Acaba con la carrera de la doctora y cierra este m*ld*t* hospital.

—Pero James...

—¡Pero nada! —le gritó fuertemente a su mejor amigo, llamando la atención de las personas que los rodean.

James se marcha en su Ferrari a alta velocidad, necesita estar solo, no le gusta que lo vean llorar.

—Disculpe, señor —se acerca la enfermera llamando la atención de Samuel.

—¿Quién eres?

—Soy la enfermera, Charlotte Hill.

—¿Qué quieres? —Samuel la analiza rápidamente. —Señor... estoy buscando al señor Brown, la doctora necesita hablar con él, ya que la señorita Olivia falleció. El bebé está sanito, es un milagro, pero necesita mucha atención, el calor y el cariño de su padre. Es importante que cuando está recién nacido creen un vínculo para que el bebé no se sienta solo —Charlotte habló con tanta tristeza que Samuel la mira fijamente.

—Te pagaré muy bien si te haces cargo del niño mientras mi jefe, el señor Brown, esté más calmado.

—Señor, es mi trabajo cuidar a los bebés recién nacidos, además, lo hago con mucho cariño, no necesito que me pague. Lo que quiero es que el padre se acerque al bebé, el pobre no tiene la culpa de lo sucedido.

—Vas a necesitar el dinero, porque este hospital cerrará.

—¿Qué...?

—James lo ordenó, así que te quedarás sin trabajo. Si cuidas al bebé tendrás una buena cantidad de dinero.

—Pero... ¿Por qué el señor va a hacer algo así? En este hospital se benefician también las personas de bajos recursos, y muchos quedaríamos sin empleo. ¿Quién se cree el señor Brown para hacer algo tan horrible?

—¿Quién se cree? ¿Acaso no sabes quién es él? —ella niega con la cabeza—. James Brown es el hombre todopoderoso aquí en Londres —Samuel se apresura a sacar dinero de su billetera—. Aquí tienes —agarra la mano derecha de ella y le entrega el dinero dejándola aún más perpleja, sin palabras—. Hazte cargo de ese bebé —Samuel se marcha y ella siente un nudo en su garganta, cada vez más segura de que la gente rica no tiene corazón.

Al reaccionar, Samuel ya no está, y ella piensa en el bebé, así que sale corriendo para darle al bebé el calor que necesita.

3 días después...

—¡Por favor, bebé, no llores! —Charlotte trata de calmarlo—. Nos van a sacar a la calle —ella se asusta al escuchar que tocan la puerta fuertemente.

Con sus piernas temblorosas abre la puerta, y es el dueño del edificio de mala muerte. —¡Vete de mi edificio! —ordena con arrogancia.

—Señor Thomas, por favor, apiádese de mí, tengo un bebé que necesita al menos estar seguro.

—¡Calla a ese mocoso! ¡Eres una descarada, estás atrasada con un mes de arriendo! Mis inquilinos se están quejando por el llanto de ese mocoso, te lo advertí.

—Por favor, señor Thomas, tenga piedad, usted también fue niño, y tiene quizás nietos o sobrinos. No tengo dónde ir, le prometo que la semana que viene le pagaré todo...

—¡No! ¡En este momento te largas de mi propiedad!

Charlotte mira al bebé, el cual llora a todo pulmón, y luego ella no pudo evitar llorar al sentirse acorralada.

Mansión de James Brown.

—James, entiendo tu dolor, pero no puedes seguir así, ni siquiera has querido ir a ver al bebé. Si tú no vas por él, entonces lo llevarán a una casa hogar, lo darán en adopción. ¿Eso es lo que quieres?

—¡Ese bebé es el culpable de que Olivia haya muerto!

—¿Cómo puedes pensar así? ¡Es un bebé, James! ¡Reacciona! ¿Y si la prensa llega a saber de esto? La sociedad te va a despreciar.

—¿Qué pasó con el hospital? —James lo ignora y Samuel pasa su mano derecha por su rostro por la angustia que siente al cerrar ese hospital.

—Sigo pensando en que no lo hagas, nadie tiene la culpa de lo que pasó —Samuel insiste y James lo voltea a mirar con un temple frío.

—¿Quién es el jefe? ¿Quién es el CEO? ¿El hombre poderoso?

—Tú lo eres, James...

—Y tú eres mi empleado, así que no desobedezcas mis órdenes —gruñó entre dientes, apretando con fuerza el vaso de cristal costoso, donde está bebiendo whisky—. Llama al abogado Kinsey y dile que arruine ese hospital, porque no puedo tolerar que ese hospital siga en funcionamiento. Ayer sepulté a Olivia, y ellos siguen laborando. Cierra ese m*ld*t* hospital ¡ahora mismo! —James lanza con fuerza el vaso de cristal hacia el gran cuadro que decora la sala, uno muy costoso de un pintor reconocido.

—Se-señor... —la empleada de la tercera edad se acerca rápidamente.

—¿Qué quiere, señora Mandy? —pregunta con arrogancia. —Disculpe interrumpir, pero... afuera hay una señorita que lo busca con urgencia.

—¡No estoy para nadie! —alza la voz. —Señora Mandy, quien sea que lo esté buscando, dígale que el señor Brown está indispuesto.

—Señor Samuel, eso le dije a la señorita, pero ella insistió y dijo que no se piensa ir hasta que no la atiendan. Trae con ella un bebé en brazos.

James mira fulminante a Samuel.

—¿Bebé? —susurra Samuel.

—Sí, señor Samuel, y se ve muy preocupada. ¿Qué hago, señor Brown? —Mandy mira con preocupación a su jefe.

—¡Que se vaya! —ordena James.

—Perdone usted, señor Brown, pero... la señorita dijo que si usted no la atiende vendrá todos los días. Dice que usted debe asumir su responsabilidad.

—¡Acabaré con esa m**rd*! —James camina con firmeza hacia la salida.

—James, espera... no cometas una locura —Samuel se acerca para detenerlo, pero es demasiado tarde, James ya abrió la puerta.

Charlotte está de espaldas, mirando el jardín principal. Jamás había visto uno tan bonito. Desea poder tener paz en su vida tan complicada, y aunque quiere ayudar al bebé, se le complica porque ella es pobre y no tiene cómo sustentar al bebé, ya que el dinero que le dio Samuel hace tres días se fue en gastos para el bebé.

—¿Qué parte no entiendes de que te largues de aquí? —la voz de James Brown provocó una corriente eléctrica que recorrió el cuerpo de Charlotte, la cual se paraliza y no sabe si girar y mirarlo a los ojos.

Madre de reemplazo

—¡Te estoy hablando! —la voz demandante de James provocó un palpito acelerado en el pobre corazón de Charlotte, la cual se gira lentamente donde su mirada se fija en el pecho de James, debido a que el hombre es alto, mientras que ella es una pequeña chica.

La mirada de Charlotte sube lentamente mientras sus labios están entreabiertos, sus ojos azules como el mar se fijan en los ojos grises y fríos de James.

Charlotte parpadea. James Brown parece un príncipe, tan guapo como el dios griego de sus sueños, un hombre inalcanzable con un rostro tan perfecto, y no pudo evitar mirar sus labios y sentir esa sed de que toquen los suyos.

Charlotte vuelve a mirarlo a los ojos para contemplar que ese hombre la está mirando sin tan siquiera parpadear y es como si la desnudara con la mirada. James jamás había visto a una chica de piel trigueña con los ojos azules como ella. Pero aquella mirada tan profunda desapareció cuando el bebé empezó a llorar.

—¡Vete de mi presencia!

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