Yogo
- 👁 3.4K
- ⭐ 6.2
- 📚 2
Novels
- Author: Yogo
- Status: Completed
- Age Rating: 18+
- 👁 2.9K
- ⭐ 7.5
Etha Peterson es un CEO y trabaja para la CIA, el cual es un secreto bien guardado, no solo tiene ese secreto, tiene otros que le esconde a su esposa Edith, el pueblo de Birning no es más que un pueblo inventado por el gobierno, lara que científicos como Ethan desarrollen y experimenten muchos proyectos de gran peligro, Ethan se encontrará contra la espada y la pared cuando a su vida llegue lo que alguna vez fue el pasado, el CEO y científico tendrá que luchar para seguir con su vida normal, pero estará presionado tanto por el gobierno como por el triángulo amoroso, no solo eso, distintas mafias quieren el proyecto de Ethan, una hormona sexual masculina.
more- Author: Yogo
- Status: Ongoing
- Age Rating: 18+
- 👁 506
- ⭐ 5.0
Era el principal día de clase, por ejemplo la última oportunidad de escaparme. No tenía una mochila con un paquete de resistencia, ni un bolso sobresaliente con el que comprar una tarjeta de embarque a cualquier lugar al que fuera, ni un acompañante que me esperara en la ciudad en un vehículo con el motor en marcha. En resumen: necesitaba la idea que la mayoría de los individuos normales tienen de "un arreglo". En cualquier caso, a pesar de todo, no quería quedarme en la Fundación Escolar de los Próceres por nada del mundo. La luz borrosa del amanecer apuntaba no muy lejos mientras intentaba ponerme unos pantalones y sacar un grueso jersey oscuro. A esa hora de la mañana y a la altura en la que nos encontrábamos, hacía frío incluso en septiembre. Me recogí el pelo en un moño hecho a toda prisa y me puse unas botas de escalada. Por muy significativo que pareciera ser callar, no necesitaba estresarme por el despertar de mis padres. No eran precisamente unos buscavidas, por así decirlo. Se dejaban caer y morir en la cama hasta que sonaba el temporizador de la mañana, y para eso aún faltaban dos o tres horas. Lo que me daba una ventaja temprana decente. En el lado opuesto de mi ventana, la figura premonitoria de piedra me miraba con el ceño fruncido mientras me sonreía con un ceño fruncido flanqueado por llamativos dientes. Le arrebaté el abrigo vaquero y le saqué la lengua.
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