La Hija Del CEO
- Genre: Billionaire/CEO
- Author: La consy
- Chapters: 51
- Status: Ongoing
- Age Rating: 18+
- 👁 2.2K
- ⭐ 7.5
- 💬 10
Annotation
La hija de un poderoso CEO se involucrará sentimentalmente con un motociclista muy humilde. Todo se complicará debido a la enorme rivalidad que existe entre sus respectivas familias. Ellos se enfrentarán a todo el mundo para proteger el hermoso amor que ha florecido entre ambos, aunque eso signifique superar tragedias.
Chapter 1
Era pasada la medianoche. La rueda delantera de mi motocicleta se detenía exactamente frente a la casa de ese poderoso CEO conocido como Draxler Cuevas. El máximo jefe de una empresa constructora. Mi nombre es Dylan y mi hermano Dany me acompañaba esa noche viajando en el asiento trasero. Ambos vestíamos chaquetas oscuras de motociclistas muy modernas. La casa de ese adinerado sujeto era extremadamente lujosa con un enorme portón que la protegía. No obstante no podíamos permitir que eso nos impidiera completar nuestra importante misión. Era pasada la medianoche cuando tomamos nuestras armas en las manos. Unos huevos podridos que teníamos días dejando poner añejo bajo tierra. Comenzamos la fiesta, afinando nuestra puntería contra las refinadas paredes blancas del señor Cuevas. El olor era tan fuerte que ni siquiera nosotros mismos podíamos soportarlo. Era tan divertido sonreír junto a mi hermano mientras llevábamos a cabo ese acto de vandalismo. La sonrisa en el rostro de Dany era poesía. Tenía mucho tiempo que no lo veía tan alegre. Son ese tipo de momentos los que hacen que el tiempo se detenga por un segundo. Los huevos se estrellaban apestando todo el lugar inmediatamente. El reflejo de Draxler Cuevas se veía a través del cristal de una ventana con su teléfono celular en el oído. Lo que jamás imaginamos era que estaba llamando a la policía. Las potentes sirenas se escuchaban recorriendo la avenida principal acelerando a fondo despertando al vecindario entero con ese escándalo que armaban en el trayecto. En mi mundo, la justicia es solo para las personas que puedan pagarla. Dany me gritaba fuertemente que ya debíamos irnos. Todo pasaba muy rápido, y en cuestión de segundos ya estábamos sobre mi motocicleta. Adoraba sentir todo ese poder en mis manos. Todos esos caballos de fuerza a mi disposición para el momento en el que decidiera. Mi hermano se desesperaba al sentir las patrullas policiales acercándose cada vez más. Era entendible su reacción. De ser atrapados, podríamos pasar el resto de nuestros días dentro de una cárcel. Así que empujaba mi espalda exigiendo que emprendiera la huida de una vez por todas. Sin embargo siempre he sido un amante empedernido de la adrenalina. Adoro dejar todo hasta el último momento, y luego demostrar que soy el más veloz. Pueden llamarme arrogante, o creído, pero resultaba ser realidad. En cuestiones de velocidad, nadie me superaba. ¡Si! Quizás escogí un momento muy, muy delicado para alardear. Perdóname hermano.— ¡Arranca de una vez! — gritó Dany al borde de la locura sintiendo como los oficiales nos pisaban los talones.M hermano odiaba cuando comenzaba a jugar con sus emociones, pero por alguna razón yo siempre era el conductor elegido para llevar la motocicleta en todas las vueltas que hacíamos. Ahora sí Dany, es hora. Sujétate bien de mí, que es momento de irnos. Giré el acelerador hasta el fondo, llegando hasta su máxima capacidad. El neumático trasero dió vueltas tan rápido, que provocó una pequeña nube de humo al quemarse con el asfalto. El rugir del motor era como una bestia que despertaba hambrienta y deseosa de devorarse la autopista. Lo curioso de la velocidad, es que siempre existe un segundo en el que todo parece transcurrir lentamente. Ese efímero lapso de tiempo cuando podemos verlo todo en cámara lenta, e incluso grabarnos hasta la más mínima imagen. Casualmente ese momento sucedía exactamente cuando una motocicleta llegaba también hasta la residencia del CEO. Fue entonces cuando la ví por primera vez. Felicidad Cuevas. Literalmente era la hija de mi peor enemigo, pero eso no le quitaba lo hermosa. Su mirada y la mía se cruzaron en aquel irreal instante. Pude ver sus preciosos ojos verdes mirándome directamente. Ella justamente llegaba en compañía de su novio Brad cuando Dany y yo comenzábamos nuestra milagrosa escapada siendo perseguidos por dos patrullas, y tres motocicletas de la policía nacional. Excelente manera de presentarse ante una chica, ¿No les parece?En cuestión de un parpadeo ya estábamos en la autopista, huyendo de toda una eternidad en la cárcel. Las fuerzas de la ley eran rápidas, pero nosotros lo éramos mucho más. Con elegante destreza lograba esquivar los vehículos que se nos pudieran presentar como obstáculos en el camino. El viento helado soplaba en nuestros rostros con una intensidad que nos hacía derramar lágrimas. Las ondas sónicas nos ensordecían al atravesar el aire sin cascos, y con aquella velocidad tan asombrosa. Cada automóvil que esquivaba se convertía automáticamente en una barrera más entre los oficiales, y nosotros. Rápidamente conseguíamos dejar las patrullas muy atrás, sacándolas de competencia, y dejándola sin oportunidad de atraparnos. Sin embargo los motorizados seguían nuestro rastro desde muy cerca sin rendirse.— ¡Demonios, Dylan! ¿No puedes ir más rápido? ¡Nos van a alcanzar! — Dany se acercaba a mi oído para que pudiera escuchar eso que estaba gritando.— ¡Eso jamás! — respondí dando el último centímetro de impulso que le quedaba al acelerador.Podría jurar que sentía el corazón de mi hermano palpitar en mi espalda cuando ejecutaba esas temerarias piruetas. Era como si los vehículos frente a nosotros no se movieran para mí, como si mis sentidos estuvieran adelantados por un segundo al tiempo real de las cosas. Aún así supe que necesitaría algo mejor que eso para librarnos de esos policías motorizados. Fue entonces cuando apareció en el horizonte lo que podría llegar a ser nuestra salida. Una intersección de cuatro esquinas dónde los automóviles iban en todas direcciones. Mi hermano me gritaba a todo pulmón que me detuviera. Él estaba seguro que íbamos a morir colisionando contra un carro, pero yo no baje la velocidad en ningún momento. La motocicleta en la que viajábamos parecía deslizarse suavemente entre aquel mar de vehículos. Una vez más sucedió aquello del segundo en cámara lenta justo cuando atravesamos un angosto callejón que se hizo entre dos coches en movimiento. Los conductores incluso pudieron vernos pasar como si se tratara de una escena perteneciente a la película de acción más taquillera. Al salir de la intersección todo volvió a su velocidad normal. Aunque los oficiales debieron detenerse en el semáforo mientras no podían hacer otra cosa que mirar como desaparecimos en la distancia oscura por la penumbra nocturna. Luego de un par de minutos finalmente nos percatamos que ya no nos seguían.— ¡Detente! — mi hermano exclamó obligándome a detenerme cerca de un árbol para que Dany comenzara a vomitar debido a esa carrera tan descomunal que acabábamos de protagonizar.— ¡¿Puedes creerlo?! — no podía contener mi emoción. La adrenalina aún recorría mi cuerpo provocando que quisiera brincar de la exaltación — ¿Viste el rostro de esos oficiales? No entendía siquiera lo que había pasado.— ¿Estás loco? ¡Casi nos matas! — Dany limpiaba su boca y expresaba su molestia gritándome fuertemente.— ¡Claro que no! Tenía todo bajo control. Además, sabes que todo valió la pena. Al menos le dejamos un buen regalo a ese imbécil de Draxler Cuevas. Me encantaría ver su rostro ahora mismo — dije sonriendo muy contento.
Chapter 2
En ese justo momento las patrullas regresaban hasta la casa del CEO para tomar las declaraciones oficiales de las “víctimas”. Las luces rojas y azules iluminaban a los empleados del señor Cuevas, quiénes trataban de limpiar todo ese desastre con la presión del agua que salía de la manguera perteneciente al jardín de la propiedad. Draxler Cuevas yacía parado en las afueras de ese portón junto a sus dos hijas, y el novio de su hija mayor. El CEO siempre estaba muy bien vestido con costosos trajes de ejecutivo sin importar la ocasión. Su actitud era testaruda. Nunca se le veía sonriendo bajo ninguna circunstancia, y mucho menos en esta noche tan estresante. Además de la hermosa Felicidad de dieciocho años, tenía otra hija de dieciséis años de edad llamada Felicia quién también era muy hermosa con esos mismos ojos verdes que heredaron de su madre.— ¡Lo sentimos, señor Cuevas! No