Un hombre que ama de verdad.

Un día como cualquier otro en la ciudad de Paris en Francia, Nicolas Picard, el jefe de la mafia de esa ciudad, fue a cobrar una deuda atrasada, al humilde dueño de una casa de antigüedades, en los barrios más pobres de la ciudad, se baja del auto con Michel su subalterno y mano derecha, al pequeño negocio, junto con dos ayudantes más que han ido a la tienda de antigüedades para amenazar al dueño y que pague su deuda.

— ¿Estás seguro que se encuentra ahí? — le pregunta a Michel, no quiere perder el tiempo.

— Sí está ahí adentro, es el que está atendiendo a los clientes — le responde a Nicolas Picard, su jefe, identificando al dueño de la tienda de antigüedades.

— ¿Quieres que entré y hable con él? — le pregunta a su jefe, quiere saber que debe de hacer.

— No es necesario, iré en persona a tratar este asunto — le contesta a Michel mientras se quita la corbata y la enrolla en su mano.

Nicolas Picard, un hombre adulto, pasado de los 30 años, alto y muy guapo, varonil, con la espalda ancha, los brazos fuertes, un cuerpo musculoso, de cabello oscuro, con una mirada tan penetrante que intimida a quien se atreve a sostenerle la mirada, todos los días usa traje, que lo hace ver muy elegante y guapo a pesar de ser un mafioso.

Se acerca a la entrada de la tienda, se para frente a la puerta de cristal y con el puño cerrado rompe la puerta para hacerse notar delante del dueño, la tienda de antigüedades estaba llena de clientes, que al darse cuenta que los mafiosos de la cuidad están afuera, salen corriendo del lugar.

A pesar de que se había enrollado la corbata en la mano se hiere al romper la puerta, le empieza a escurrir sangre por su mano, entra a la tienda de antigüedades con la finalidad de amenazar al dueño, toma un libro antiguo el cual al ir pasando sus hojas las mancha con su sangre.

— ¿Quiénes son ustedes?, ¿Qué es lo que quieren en mi tienda? — pregunta el dueño, conoce a los ayudantes, pero nunca antes había visto a Nicolas, tiene mucho miedo, sabe claramente lo que le espera.

— Sabes quiénes somos, ya hemos venido antes, no te hagas el tonto — le responde Michel empujándolo.

— Deme más tiempo para pagar, por favor, se los pido — le súplica a los mafiosos quiere que se vayan rápido de la tienda, porque no quiere que su familia se dé cuenta de lo que esta pasando.

— Eso viene diciendo y ya tiene dos meses de atraso en su pago, tiene que pagarnos ahora toda la deuda — lo amenaza Michel y los ayudantes, al mismo tiempo que van tirando las cosas de la tienda al piso.

— Por favor se lo suplico, no tarda en venir mi hija, no quiero que se dé cuenta de lo que está pasando y que les debo dinero, se va decepcionar de mí, les prometo que les pagaré mañana — les pide más tiempo a los mafiosos, suplicando que se vayan.

— Has tenido todo el tiempo, tienes varios meses de retraso en los pagos, tienes que pagar ahora — le contesta Michel al dueño.

— Por favor se lo suplico señor, ayúdenme, mañana le pagaré — le dice el dueño de la tienda directamente a Nicolas Picard que lo ignora y continúa leyendo el libro manchando con su sangre por pasar las páginas.

— Tu tiempo acaba cuando termine de leer este libro — le contesta Nicolas sin voltear a verlo mientras continúa leyendo, el dueño de la tienda de antigüedades sabe que eso no terminará bien.

Cerca de ahí en la bodega de beneficencia, la hija del dueño de la tienda de antigüedades, Selene Blanc estaba formada para recibir la comida que le daban por que su familia tenía problemas económicos, esperaba en la fila su turno, trataba de que nadie la viera y que no se dieran cuenta que estaba allí, esperando el alimento para llevarlo a su casa.

Selene Blanc es una joven que está estudiando la preparatoria, está en el último año, se está preparando para entrar a la universidad, tiene las mejores notas de su generación, además de ser muy buen estudiante siempre ayuda a sus padres en las labores del hogar y en la tienda de antigüedades, a pesar de estar muy triste por la situación económica por la que está atravesando su familia, jamás se ha quejado de lo que está viviendo.

Es una joven muy bella, a pesar de ser muy delgada, es muy voluptuosa para su corta edad, sus facciones son finas, tiene el cabello largo de color, oscuro y ondulado, sus labios son carnosos y rosados, con una mirada profunda, llena de esperanza en el futuro.

Después de recibir la donación de alimentos para su casa un reportero se acercó a ella, tratando de entrevistarla para el canal de noticias locales, la escogió a ella porque es muy bonita y pensó que quedaría muy bien en la televisión.

— Señorita ¿puede por favor dame una entrevista? — le pregunta a Selene al mismo tiempo que empieza a grabar sin esperar su permiso, esto humilla a Selene no quiere que se sepa la crisis por la que está atravesando su familia.

Ella los ignora y sigue caminando, pero el reportero la toma del brazo, la jala y no la deja ir, sigue insistiendo que le conceda la entrevista.

— Por favor señorita denos la entrevista, queremos la opinión de una persona joven que recibe alimentos en esta bodega de caridad — le insiste el reportero mientras sigue grabando sin su permiso.

Ella se enoja porque no la deja ir, trata de zafarse, se jala y se suelta del reportero, pero al hacerlo se le cae el alimento que llevaba para su familia.

— ¿Acaso no sabes lo que se siente recibir caridad? y además de eso todavía quieres exhibirme en el noticiero de la ciudad — le grita al reportero, se siente muy humillada por la situación de su familia, tiene mucha vergüenza que esté pasando por un mal momento y se va a su casa.

Empieza a caminar dejando su ración tirada en el piso, no quiere que el reportero la siga grabando, ya casi cuando va a llegar a su casa, escucha que alguien la llama.

— Detente, espera, vas muy rápido, trato de alcanzarte — le grita alguien a lo lejos para que Selene volteé.

— Qué carácter tienes, ¿acaso no puedes esperarme? — le pide una persona a lo lejos, que la viene siguiendo por la calle.

— Soy Nathan Colin, de tu clase, ¿no me reconoces? — le dice para que se detenga y lo espere.

Selene voltea para comprobar quien la viene siguiendo, reconoce a Nathan, que está detrás de ella cargando el alimento que había tirado en la calle cuando el reportero la molesto.

Nathan Colin, es un compañero de clases de Selene, también tiene muy buenas notas, él vive solo con su hermano mayor, ya que son huérfanos, entre los dos se apoyan para salir adelante, a pesar de esta en el último año de la preparatoria, trabaja a medio tiempo en una empresa constructora como albañil, para juntar dinero para ir a la universidad.

Es un joven muy guapo, y por su trabajo es muy formido, con brazos fuertes, de cabello castaño claro, que a diferencia de su hermano que tiene el cabello negro, Nathan es muy alto, más que la mayoría.

— ¿Porque dejaste el alimento tirado en el piso?, ¿no lo quieres? o ¿estaba muy pesado? — le dice Nathan al pasar al lado de ella, cargando las bolsas con el alimento que le habían dado en la bodega de la beneficencia para personas necesitadas.

— ¡Dámelo, es mío! — le grita muy molesta.

— No te preocupes, yo lo llevó hasta tu casa, sé dónde vives porque somos vecinos, te ayudo a cargar estas bolsas — le dice Nathan mientras continúa cargando.

— Apúrate que no tengo el todo el día, todavía tengo que regresar por el alimento para mi familia — le dice mientras camina hacia la casa de Selene que lo viene siguiendo por la calle.

En la tienda de antigüedades está Nicolas Picard esperando a que el dueño le pague, sigue leyendo el libro antiguo, qué es el tiempo que le dio al dueño de la tienda para pagarle, cómo tiene las manos heridas por haber roto la puerta y mientras continúa leyendo, al cambiar las páginas las va manchando de sangre.

El dueño de la tienda no sabe qué hacer, no puede irse y tampoco tiene dinero para pagar y está muy preocupado porque su hija no tarda en llegar y no quiere que se dé cuenta de esta situación, ni que sepa las deudas que tiene su familia.

Afuera de la tienda de antigüedades Nathan está acompañando a Selene llegan cargando todo el alimento que habían traído de la bodega de beneficencia, lo deja la entrada y se va, tiene que regresar por el alimento para su casa.

— Agradezco que me hayas ayudado a traer las cosas hasta mi casa — le dice Selene a Nathan cuando la deja enfrente de la tienda de su padre.

Dentro de la tienda Nicolas que ya está desesperado por el tiempo perdido, sabe que el dueño no tiene la menor intención de pagarle, que no tiene dinero para hacerlo, así que pausa la lectura del libro.

— Ya tienes mi dinero o ¿porque estás ahí?, sin hacer nada — le pregunta Nicolas al dueño de la tienda de antigüedades que está muy desesperado al ver como esos matones siguen destruyendo su tienda, es como trata de mantener a su familia y para pagar las deudas, si destruyen su tienda, no podrá ni darle de comer a sus hijos, mucho menos pagar la deuda a los mafiosos.

— Tendrá su dinero mañana, en este momento no lo tengo — le responde muy angustiado porque además de haber destrozado su tienda también lo amenazan con lastimarlo a él y su familia.

— Quema toda la tienda — le ordena a Michel y le pasa a un encendedor.

— Lo quemaremos todo, para que esta persona aprenda la lección y no vuelva a tratar de engañarnos para quedarse con nuestro dinero — le contesta Michel mientras empieza a tirar todas las cosas al piso con la intención de quemarlas.

— Espere por favor, si quema mi tienda ¿cómo podré pagarle la deuda? — le ruega el dueño, justo en ese momento va llegando su hija.

— Papá ya vine, ya estoy en casa, ya traje el alimento de la bodega de beneficencia — le dice Selene a su padre cuando va entrando, se da cuenta que adentro hay personas amenazando a su padre.

— ¡Por favor señor deténgase!, no quiero que mi hija vea esto, ¡se lo suplico! — dice el dueño a Michel que está intentando quemar las cosas.

Selene se da cuenta de todo, ve el vidrio de la puerta roto y a Michel intentando quemar los artículos de la tienda de su padre.

— Se lo prometo vuelva mañana a esta hora y tendrá el dinero, ¡se lo suplico! — le pide a Nicolas Picard, el jefe de los mafiosos en silencio para que no escuche su hija.

— Vendré mañana por mi dinero, espero que lo tengas listo, con un día más de intereses, recuerda que me debes 25,000 dólares — dice Nicolas, se acerca al padre de Selene, para que la joven no escuche,